Con perspectiva sureña

Antonia Merino

La historia del tranvía contada en titulares

El tranvía empieza a recibir los mimos y arrumacos de aquellos que un día lo crucificaron

Ha llegado la hora de recapitular. 2024 está tomando sus últimos tragos antes de dar paso a un 2025 cargado de incertidumbres y certezas. Nuestra ciudad, en permanente letargo, vive en plena efervescencia las fiestas de la Navidad, ajena a la fanfarria política. Jaén, cuentan los mandamases de San Telmo, atraviesa un momento repleto de buenas nuevas. Nos lo recordaba hace unos días la secretaria general del PP de Jaén, Elena González: “hoy vivimos en una región más competitiva y moderna, un referente en España y con voz propia en Europa”. Avanzamos de la mano del omnipresente Moreno Bonilla, protagonista sin parangón de Canal Sur, para eso es la “suya” (hace tiempo que dejó de ser la “nuestra”). El Cetedex también avanza, mal que pese a muchos; el tranvía, por su parte, ha vuelto a ver la luz y ha comenzado a dar sus primeros paseos por las calles de la capital ante la mirada recelosa de adeptos y detractores. En el argot futbolístico, ha comenzando a calentar en la banda gracias al Partido Popular, el mismo que antaño le echó el cerrojo con la connivencia de la empresa concesionaria de autobuses urbanos Castillo y un juez que lo mandó a galeras “sine die” por competencia desleal. Cosas de la política local; cosas de los partidos y de su facultad de cambiar de estrategia para ir adecuándola a sus necesidades. El tranvía empieza a recibir los mimos y arrumacos de aquellos que un día lo crucificaron. Daba igual la inversión (120 millones de euros), incluso el deterioro más que previsible la infraestructura (su puesta en marcha va a suponer una inversión cercana a los 6 millones de euros), el PP decidió que esta infraestructura no era necesaria para la ciudad; llegó incluso a tildar la obra de “dispendio”, y así nos lo hizo saber a los ciudadanos con su política de tierra quemada. Un ejemplo más de cómo el bien común es circunstancial si las necesidades de partido son otras. El tren de la bruja, apelativo ‘cariñoso’ de los populares para referirse al tranvía, es al día de hoy una propuesta loable para Moreno Bonilla, el “rey Midas” de la gestión andaluza y paladín de las privatizaciones. No obstante, fue Manuel Bonilla, concejal del PP del Ayuntamiento de Jaén y ahora diputado autonómico, quien dio en la diana: “El tranvía se pondrá en marcha con un Gobierno del PP en el Ayuntamiento y un presidente de la Junta también del PP”. Dicho y hecho. Los populares han decidió cambiar la fisonomía del tranvía sustituyendo el "paraguas" por la "A" de Andalucía para dejar constancia de quién manda y quién recibirá todos los honores cuando los jiennenses recuperen una infraestructura arrebatada por culpa de una mala praxis política. Y así concluirá la fatídica historia de un proyecto que puso en marcha un Valdivielso, Rafael, el que fuera delegado de Obras Públicas, y seguramente la persona que mejor conoce “al dedillo” cada palmo del trazado tranviario; y lo inaugurará otro Valdivielso, Antonio Losa, actual concejal del PP.