La Semana Santa más esperada

Jaén y su provincia se preparan para vivir en la calle la Semana Santa tras dos años sin celebrarse

 La Semana Santa más esperada

Foto: RAMÓN GUIRADO

Salida de la Borriquilla en la cpaital.

Jaén huele a incienso, suena a marchas procesionales y se ve engalanada con un casco urbano que anuncia con banderolas y tribunas que la Semana Santa de Jaén se celebra este 2022, convirtiéndose en la “más esperada e ilusionante” de los últimos tiempos, tras dos años de suspensión de las procesiones por la pandemia del Covid-19.

Comienza la cuenta atrás para una Semana de Pasión con mascarilla y responsabilidad social ante la distancia de seguridad en las zonas de mayor afluencia. Las 19 cofradías de la capital ultiman detalles para celebrar sus desfiles procesionales, desde cada parroquia hacia un itinerario oficial que este año llega con novedades. Y es que comenzará en la calle peatonal Roldán y Marín, tal y como estaba previsto para el año 2020.

Será donde se monte el palco de hora y desde donde se inicie el recorrido oficial, desde el próximo Domingo de Ramos, cuando Jaén se convertirá en ciudad nazarena, con La Borriquilla, la primera hermandad que convertirá calles y plazas en templos; y hasta el Domingo de Resurrección. El montaje ha comenzado esta semana y aunque la mayoría de abonos están vendidos, aún quedan sillas libres, especialmente en las nuevas tribunas. Se van a habilitar más de tres mil sillas. Desde la Agrupación de Cofradías animan a adquirirlas, confirmando la costumbre de los cofrades a disfrutar de las procesiones por Bernabé Soriano. Sin embargo, la nueva entrada al itinerario oficial permitirá a las Cofradías lucir más su llegada. De hecho, algunas de las hermandades variarán sus recorridos, un cambio que ya tenían organizado desde hace dos años.



La Semana Santa de Jaén crece y como novedad será ver en la calle dos nuevas imágenes. Por un lado, el palio de María Santísima Madre de Dios, de la Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos de Silencio del Santísimo Cristo de la Humildad (Martes Santo); y el de la Hermandad Penitencial y Cofradía de Nuestro Divino Redentor Jesús Cautivo en el abandono de sus discípulos, María Santísima de la Trinidad y Santa Isabel de Portugal (Miércoles Santo). Ésta es la Semana Santa de la ilusión, pero también de la incertidumbre, según confirman los hermanos mayores. Todo está preparado para una celebración ‘normal’, tras una Cuaresma que ha sumado una alta participación cofrade en los actos y cultos. Había ganas y se ha notado, aunque los contagios han seguido presente y han entorpecido los ensayos de las cuadrillas de costaleros. Todas las hermandades coinciden en que deberían haberse realizado más, pero la lluvia y los contagios no lo han hecho posible. También es la Semana Santa de la recuperación, en todos los ámbitos, en el sentido cofrade, pero también social y económico.

Declarada Bien de Interés Turístico Cultural y Fiesta de Interés Turístico Nacional, cada año tiene más auge y es un atractivo para jiennenses y visitantes, que miran al cielo desde hace semanas. Según el Instituto Nacional de Meteorología, el Domingo de Ramos subirán las temperaturas hasta los 26º de máxima. Hermanos de luz, costaleros, mantillas y músicos de La Borriquilla, La Santa Cena, La Estrella y La Oración en el Huerto ‘respiran’ ante las predicciones. Sin embargo, el Martes Santo, la previsión de lluvia supera el 90%, según datos de ayer.  

Provincia

La Semana Santa de la provincia de Jaén destaca por la riqueza artística de su imaginería y la solemnidad de sus pasos. Hechos por los que esta manifestación religiosa ha sido declarada de interés turístico nacional en tres ciudades emblemáticas del renacimiento andaluz: Jaén, Úbeda y Baeza. A éstas se une Linares que, desde 1998, es de interés turístico andaluz y Alcalá la Real que obtuvo este galardón en 1999.

En la Semana Santa jienense conviven las representaciones más clásicas con otras que, por su rareza y tipismo, pueden considerarse únicas y singulares en Andalucía. Este es el caso de Lahiguera donde se realiza la carrera de los santos: forma peculiar de procesionar las imágenes que son llevadas “a la carrera” para acelerar el reencuentro entre éstas. En otras localidades, el visitante podrá gozar de representaciones en vivo que, en un marco de excepcional belleza, deben su fama al realismo de su interpretación. Este es el caso de Segura de la Sierra, Fuensanta de Martos y Villanueva del Arzobispo. La dramatización de algunos de los pasos se da en poblaciones como Iznatoraf (con la interpretación de la Pasión cantada), Alcaudete o Arbuniel (Cambil).

Además, los cantos de pasión y los pregones son uno de los principales atractivos de la Semana Santa de Baños de la Encina, Arjonilla, Villanueva de la Reina y Villacarrillo. El Pintahuevos, fiesta que se celebra el Domingo de Resurrección en muchas de las poblaciones creadas por Carlos III, cierra con vistosos huevos ornados la Semana Santa de la provincia de Jaén ofreciendo una imagen inusitada en el resto de Andalucía. Desde mediados del siglo XVI, se celebra la Semana Santa en Jaén capital. Es notable la majestuosidad y belleza de la calidad escultórica de su imaginería: la Virgen de las Angustias (talla de José de Mora) o el Cristo de la Expiración, escultura atribuida tanto a Martínez Montañés como a José de Medina.

Su momento de máximo esplendor se produce durante la madrugada del Viernes Santo con la salida, desde la Catedral, de una de las procesiones más esperadas: la de Nuestro Padre Jesús Nazareno a quien la voz popular llama cariñosamente “El Abuelo”. Por las calles de Úbeda, capital del Renacimiento andaluz, procesionan alrededor de 20 cofradías, la más antigua data del siglo XVI. La Cofradía de Nuestro Señor en la Columna y María Santísima de la Caridad, en otro tiempo conocida por “pimientos y tomates” debido al color del hábito de los penitentes, protagoniza una de las salidas más espectaculares durante la tarde del Jueves Santo. En este día también se puede admirar la hermosa banda de romanos que acompaña el paso del Cristo de la Humildad y Nuestra Señora de la Fe y la salida nocturna, desde una plazoleta de inusitada belleza, de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte.

Las primeras horas del Viernes Santo reciben a Nuestro Padre Jesús Nazareno con la interpretación del miserere. Posteriormente, la salida de la Hermandad y Sociedad Benéfica de Albañiles de Nuestra Señora de la Soledad Magdalena, que procesiona por las calles de Úbeda desde 1554, ofrece uno de los momentos más mágicos de la Semana Santa ubetense con su rápida subida, a hombros, por la empinada Cuesta de la Merced. En Baeza , casi una veintena de cofradías (la de la Vera Cruz es la cuarta más antigua de Andalucía) ponen de manifiesto la riqueza artística de sus pasos al desfilar por las calles y plazas de esta joya del renacimiento andaluz. Uno de los momentos más bellos de la Semana Santa baezana se da en la mañana del Viernes Santo con la salida de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Cruz de Santa Elena, más conocido con el nombre de "El Paso", cuando, con un mecanismo articulado, el Cristo Nazareno imparte la bendición al pueblo al cruzarse las imágenes. A estas manifestaciones religiosas, que desfilan por un marco arquitectónico sin parangón, se unen los actos litúrgicos que se celebran en parroquias e iglesias de la ciudad.

Uno de los más bellos se produce el Martes Santo con la interpretación del Miserere de Eslava, obra compuesta para la Catedral de Baeza por el músico navarro, que acerca la escena operística al marco religioso en el que se produce: la Capilla de San Juan Evangelista (monumento renacentista que fuera sede de la antigua Universidad de Baeza). En Alcalá la Real, se vive la mañana del Viernes Santo de forma diferente. Personajes como el buen y el mal ladrón, disfrazados con capirotes, o los sayones se encargan de escenificar la pasión de Cristo. En las calles de esta ciudad, en las que aún puede respirarse la presencia musulmana, se desarrollan los pregones (su precedente está en los autos sacramentales que en el barroco servían para edificar al pueblo) donde la mímica y los "rostrillos" (máscaras) diferencian a los personajes.

Por último, Linares destaca por la calidad de las bandas de cabecera de las cofradías y de los tercios de trompeteros, por la belleza de la imaginería cofrade y, especialmente, por el acto de la expiración en la calle Marqués. Los linarenses se agolpan también para oír la lectura de la sentencia en el prendimiento de Nuestro Padre Jesús y para recibir la bendición que, con su brazo articulado, concede el Nazareno a los cientos de personas que presencian su paso el Viernes Santo por las principales calles de la ciudad de las minas.

Representaciones

Además de estas manifestaciones religiosas con distinción expresa, otras localidades de la provincia ofrecen escenas que atrapan al visitante. Este es el caso de Fuensanta de Martos donde la Semana Santa se hace carne con la representación de los últimos momentos de la vida de Jesús en espacios naturales cercanos a la población. La escenificación que realizan los lugareños está impregnada de una gran calidad interpretativa y de un inusitado realismo. Asimismo, en Segura de la Sierra un Vía Crucis revive la pasión de Cristo en un escenario de extraordinaria belleza como lo es su conjunto histórico artístico.


Otras localidades en las que pueden contemplarse escenificaciones son: Villanueva del Arzobispo con su representación viviente, Iznatoraf y Arbuniel (Cambil) que dramatizan algunos pasos y Alcaudete que destaca por la interpretación, con textos del siglo XIII, de escenas litúrgicas como son “El paso de Abraham”, “La venta de Jesú”, “El arrepentimiento de Judas” o “El buen y mal ladrón”. Sin duda, una de las manifestaciones semanasanteras más insólitas se da en Lahiguera donde se produce el Viernes Santo, en el paraje conocido por “el cerrillo”, la “carrera de los santos”: encuentro de la Virgen de los Dolores y san Juan Bautista con Jesús Nazareno, cuyas andas son llevadas por los jóvenes "a la carrera" para que las imágenes se reúnan con mayor celeridad.

Durante el Domingo de Resurrección, conocido por los higuerenses como "domingo de amor", los costaleros repiten la carrera, esta vez con la imagen del Cristo Resucitado, asiendo las andas con las manos y no sobre los hombros. Junto a esta peculiar forma de procesionar las imágenes, los pregones de la "madrugá" del Viernes Santo: "La confrontación del ángel", "La sentencia de azotes" y "La sentencia a muerte", hacen que esta Semana Santa aporte un sello personal al que se une la riqueza culinaria que ha adaptado platos típicos pero salvaguardando las vigilias preceptivas; este es el caso del "flamenquín de Semana Santa", rollo de pescado que envuelve un relleno de gambas y que se cocina de igual forma que los hechos con carne. Lo peculiar de otros pueblos de la provincia de Jaén reside en los sermones y cánticos que en el caso de Villanueva de la Reina adquieren forma de pregón.

En Arjonilla, los actos más característicos son el sermón de la "madrugá", con pregones y bocina, y el desenclavamiento o escenificicación del descendimiento de la Cruz por la Cofradía de Jesús Nazareno. En Baños de la Encina, se entonan las coplas de pasión que se caracterizan por cantarse a dúo o trío y por no compartir ninguna característica con la saeta. Esta localidad ha recuperado, en los últimos años, el "desenclavamiento": acto que se desarrolla durante la madrugada del Viernes Santo y que consiste en la entrega de los clavos y de la corona de espinas de Jesús a la Virgen de los Dolores mientras se oye el pregón cantado. Por último, Villacarrillo, cuya cofradía más antigua data del siglo XV, destaca por la solemnidad de sus pasos y por los cantes de pasión y saetas. Este recorrido que pone de manifiesto la variedad de la Semana Santa jiennense finaliza el Domingo de Resurrección con una tradición conocida por fiesta del Pintahuevos, el huevo, símbolo universal de vida y de resurrección, decorado con bellos y alegres dibujos. Por último, en Cárcheles se hace la "merendilla", costumbre que consiste en trasladarse al campo para degustar hornazos que, hechos con pasas, adoptan como forma más común la figura de un lagarto donde el huevo es la cabeza y dos granos de pimienta son los ojos.