Mismo perro, mismo collar

Carlos Oya

No llego

No llego. Por causas en absoluto ajenas a quien esto escribe no me da tiempo a escribir la columna. Morfeo se ha cebado conmigo vespertinamente, que es...

No llego. Por causas en absoluto ajenas a quien esto escribe no me da tiempo a escribir la columna. Morfeo se ha cebado conmigo vespertinamente, que es una manera elegante de decir que la siesta se ha alargado y ahora son las seis y cuarto y yo tengo que enviar una columna erigida con no menos de dos mil cuatrocientos ladrillos, que en prensa se llaman caracteres, antes de las siete. No llego. Quizá si abuso de puntos y aparte...no,que entonces parece un libro de Coelho y antes morir que perder la vida. A lo mejor si me dedico a yuxtaponer citas ajenas…tampoco porque se va a asimilar a una canción de Bunbury. ¿Qué hora es? Las seis y veintidós (lo pongo con letra porque así ocupa más y os lo explico por la misma razón). Miro el contador de palabras, dios lo bendiga, no llevo ni la mitad. El hogar (buen título para una canción) queda lejos y hace tiempo que conduzco con la reserva. No llego. Pero es que aparte del estilo tengo que contar algo. No puedo hacer un ejercicio de solipsismo (u onanismo que viene a ser lo mismo) literario a lo Margarite Duras y matar a mis lectores de aburrimiento. En este momento me gustaría ser como Alejandro Dumas padre, que siendo mestizo tenía un “negro” literario de nombre Maquet que lo ayudó a escribir “Los tres mosqueteros “ o “El conde de Montecristo” y como buen “negro” jamás fue acreditado. “¿Qué hacer?” escribió Lenin. “¿Qué escribir?” tecleo yo. De banda sonora una batucada me llega desde el balcón. Maldigo el día en que se pusieron de moda las batucadas en toda manifa con la misma inquina con la que maldigo la miel en las berenjenas y es que como dice Julio Demonio políticamente incorrecto “Comer berenjenas es muy aburrido”. Trece minutos para activar las rotativas. No llego. Me voy por la pata abajo y no llego. ¿Y qué cuento? ¿Otro artículo sobre Ucrania que se perderá como lágrimas en la lluvia entre miles de artículos sobre Ucrania? ¿Hablo sobre la saturación informativa esa que ante la ausencia de información elige la reiteración o, mucho peor, la pornografía sentimental? ¿O hablo mejor de cómo perdí la caja con los zapatos y calcetines en la última mudanza? Envidia de Lope de Vega (siempre afilando el pizarrín, ¡pájaro!) que escribió más obras de teatro que episodios el guionista de “Arrayán”: “Un soneto me manda hacer Violante/que en mi vida me he visto en tanto aprieto/catorce versos dicen que es soneto/burla burlando van los tres delante.”. El puto amo. Yo en cambio no llego. Espera. Bueno, sí.