¿Conoces la historia del parque de La Alameda?
Fue construido durante el siglo XVI por los frailes capuchinos y conserva el paseo de carruajes, por donde ahora se pretende que circulen ambulancias
Foto: EXTRA JAÉN
Parque de la Alameda.
El Renacimiento andaluz no sólo dejó en la capital la gran obra maestra de Andrés de Vandelvira, la catedral de Jaén, o el antiguo convento de Santo Domingo, entre otros, sino el parque más antiguo de la ciudad, construido en el siglo XVI durante los últimos coletazos renacentistas antes de que la ciudad se sumergiera en el Barroco. Los 19.839 metros cuadrados de la Alameda de Capuchinos, ahora de Adolfo Suárez, conservan aún vestigios del que fuera paseo de carruajes, que circunda el parque en forma de herradura y que se verá afectado por el paso de las ambulancias que pretende abrir la Junta de Andalucía.
Los propietarios de los terrenos cuando se diseñó eran los frailes capuchinos y destinaron parte de la zona de huertos para plantar árboles, configurándose a partir del siglo XVIII la avenida central, el paseo de carruajes y varias mejoras impulsadas por el deán Martínez de Mazas. Entre los años 1848 y 1862 el parque se amplió bajo la dirección del arquitecto Vicente Troyano Salaverry, quien le dio su actual trazado rectangular acabado en semicírculos, añadiendo los bancos de piedra y las fuentes en forma de plato.
Cuatro siglos después de su diseño clásico de salón, la Alameda es uno de los parques más queridos y visitados por los jienenses. Conserva las vistas más evocadoras del Jaén sereno y vetusto desde el mirador y, como antaño, sirve cada día para que cientos de vecinos paseen entre su diversa vegetación, entre la que destacan, abetos, cedros, pinos, cipreses y tuyas. Entre las caducifolias no faltan los falsos plátanos, moreras de papel, árboles del amor y piazos. Pero quizá la mayor riqueza la aporten los olmos viejos, algunos con 85 años, que resistieron a la última remodelación que sufrió la Alameda, en los años setenta, cuando se pavimentó todo el parque. Ahora, el jardín clásico de la ciudad, nuevamente remodelado en 2014, se ve sacudido por la reversión parcial de su carácter peatonal, un paso atrás que ha levantado a muchos jiennenses.