Descubren por georradar refugios antiaéreos

En la plaza de San Ildefonso, Cruz Rueda y La Merced y piden su puesta puesta en valor para la ciudadanía

 Descubren por georradar refugios antiaéreos

Foto: Viva Jaén

Presentación del libro, en el Salón Mudéjar, de la mano de Jaén Genuino

El libro ‘Patrimonio bélico de la guerra civil en Jaén. Educación democrática y turismo con memoria’ ha sido presentado en sociedad, en el Salón Mudéjar, en el marco del programa ‘Jaén Genuino’. Así lo decidió su coordinador, Santiago Jaén Millán, doctor en Historia Contemporánea en la Universidad de Jaén, y un equipo multidisciplinar de expertos, entre los que estuvieron José Antonio Peláez, Mercedes Navarro y María del Consuelo Díez.

Este trabajo colectivo emana de una “larga experiencia” y de un proyecto concedido por el Instituto de Estudios Giennenses de la Diputación en el año 2018, que les ha permitido trabajar con georradares para localizar patrimonio bélico en emblemáticas plazas como San Ildefonso, Cruz Rueda, La Merced y El Pósito. Ayer revelaron que en todas, salvo en la de El Pósito, se han descubierto refugios antiaéreos. “Queremos que las administraciones colaboren para poner en valor estos refugios, que se abran a la ciudadanía”, apuntaron.

El libro es una apuesta “clara y decidida” por el estudio multidisciplinar del patrimonio bélico de la guerra civil, para su puesta en valor y reconocimiento por parte de la ciudadanía, con la pretensión de apostar por su conservación, protección y recuperación. “Este patrimonio nos sirve para entender el conflicto, el pasado, a nosotros; pero también para conocer la riqueza y formar en valores a la ciudadanía, a las generaciones futuras. Si conseguimos que este patrimonio no desaparezca, tendremos más opciones de disfrutarlo”, explicaron.



El objetivo ha sido recoger, desde el punto de vista histórico, qué se construyó y qué es lo que queda, constatando que la trinchera fue la tipología que más prevalece en la provincia.

Ahora que se va a remodelar la Cuesta de San Miguel, cerca del antiguo hospital de San Juan de Dios, estarán “atentos”. Según la documentación histórica “hay un refugio antiaéreo” y “si aparece, que no se destruya porque es un patrimonio cercano y emotivo, muy interesante”. Y es que los hay por todo el casco antiguo como el que esconde la Plaza de La Magdalena y sobre el que están muy interesados que salga a la luz.

Defendieron que son “fuentes de la historia que pueden generar riqueza económica”, mediante lo que se conoce como “turismo con memoria”.   

En la ciudad se construyeron 150 refugios antiaéreos, de los que 111 son privados. “No sabemos cuántos están en buen estado, salvo el de la plaza de Santiago y el del Albergue Juvenil. Desde que se cerraron se mantuvieron en perfecto estado. No se destruyeron al acabar la Guerra Civil y hasta el año 1956 estuvieron preparados para uso por si había bombardeos. Los refugios particulares son hoy bodegas y sótanos”, explicaron.

Por otro lado, aclararon que se construyeron una decena de aeródromos, como el de Andújar, que fue el que más se usó; y otros alejados como el de Arroyo del Ojanco. El de los campos de aviación es uno de los capítulos “más interesante y desconocido”.  

El equipo de expertos también lo conforman Alba de la Cruz Redondo, Antonia García, Eva María Montes, Juan Luis Soler, Pedro Jaúregui, Juan Carlos Castillo y José Luis Castillo. Todos han trabajado por visibilizar los vestigios de trincheras, los campos de aviación en la provincia, la construcción de refugios antiaéreos, los campos de batalla, búnkeres o nidos de ametralladora, apostando por la recuperación y puesta en valor de los refugios antiaéreos.

Han abordado diferentes tipologías constructivas que se edificaron en la provincia de Jaén entre 1936 y 1939, así como las técnicas de localización, recuperación y musealización de algunos de estos vestigios. Se reseñan 61 vestigios arquitectónicos —de diferentes tipologías constructivas— que, aunque solo representan una mínima parte de las numerosas construcciones que se levantaron en la provincia durante la guerra, son los que hasta ahora se encuentran reconocidos y documentados.

“Antes de abrir los espacios bélicos a la ciudadanía, a las visitas turísticas y escolares, hay que estudiar y documentar los restos, procurar su preservación y hacerlos accesibles. La mayor parte de este patrimonio arquitectónico ha sorteado con dificultad el paso del tiempo, y se encuentra dañado y, en algunos casos, prácticamente irrecuperable, por lo que se hace necesario intervenir y rehabilitarlo cuanto antes a fin de que no desaparezca”, defendieron.