El Expositor: Las ramas de olivo de Jaén
Crónica política de la semana de Manuel Expósito Moreno
Inauguración, en Jaén, de la asamblea regional de víctimas del terrorismo.
Llueve sobre mojado y el espectáculo de drones, previsto para la clausura de la Feria de Jaén, se chafa. ¡Viva y muera San Lucas! Es como si estuviéramos atrapados en el otro polo de la ensoñación surrealista. Caen en la tierra seca más cercana, en un rato, 74 litros por metro cuadrado y las aceitunas verdes de cualesquiera de los olivos que la pueblan, acezantes, siguen, pese al viento, prendidas a la esperanza de terminar de madurar como Dios manda. Dadles una rama de olivo de Jaén. Dios aplaca la ira de los dos dioses monoteístas que le suplantan en la franja de Gaza. Laus Deo. Dios manda parar, callar, reflexionar, a las gentes de Hamás e Israel, pero nadie le hace caso. Israel vio con buenos ojos, en las décadas de los 80 y 90, la extensión del islamismo radical representado por Hamás como contrapeso a una OLP que merced a la vía política, diplomática, pacífica, aspiraba a la legitimación internacional de un estado palestino. Nada es verdad, ni es mentira, en puridad unívoca como algunos actores de la escena política inmediata sostienen ingenua o cínicamente. Si la política es el arte de encauzar la inercia de la Historia, en Jaén llevamos demasiado tiempo echándolos en falta. La rama de olivo era el símbolo de la paz: una oferta de paz a los enemigos, en tanto los vencidos las portaban, hundidos, claudicantes, en son de clemencia. El emblema de la rama de olivo aparece en el escudo de Israel.
Erik Domínguez, presidente provincial del PP, judío practicante, sin rama de olivo, se pronunciaba públicamente a través de un vídeo acerca del conflicto, viendo con horror lo que sucedía en Israel, afirmaba, abominando del terrorismo yihadista de Hamás, subrayaba, pero incapaz de expresar la repulsa que, asimismo, genera entre buena parte de la militancia del PP jiennense los ataques indiscriminados del ejército israelí a población civil en Gaza. Este fin de semana han tenido lugar, en Jaén, las XXI Jornadas de la Asociación Andaluza de Víctimas del Terrorismo. Domínguez, profundizando en una visión maniquea de la realidad muy extendida, que viene hoy como anillo al dedo al PP de Alberto Núñez Feijóo, la de buenos y malos, la de terroristas y patriotas, la de asesinos y mártires, sentenciaba que el futuro de España no puede estar impuesto por quienes planificaron, ejecutaron o aplaudieron crímenes como el de Miguel Ángel Blanco (¿A cuántas manos escribiría aquel artículo de prensa conmemorativo el alcalde Agustín González Romo?): “Y esa es la gente con la que Sánchez está dispuesto a formar gobierno”, haciendo especial hincapié en el reciente encuentro del candidato del PSOE a la investidura, Pedro Sánchez, y la portavoz parlamentaria de EH Bildu, Mertxe Aizpurúa, la primera foto publicada del líder federal del PSOE con un representante de esa formación. No hay ramos de olivo que valgan, ni en Jaén ni en Guernica. Así, Erik Domínguez, Gaza al margen, Euskadi al margen, Jaén al margen, se hace fuerte entre los suyos. En la inauguración del encuentro anual del colectivo de víctimas andaluzas del terrorismo, el socialista Francisco Reyes, en calidad de presidente de la Diputación, apelaba a la unidad de la sociedad y, sobre todo, de sus instituciones, frente al fanatismo y el terror, reforzando su compromiso con los damnificados. Tampoco hubiera estado de más, aprovechando el foro, estilo Jaén, una mayestática rama de olivo que Reyes y Domínguez hubieran situado a la altura del desprecio, sin distingos, del mundo civilizado a cualquier matanza de civiles inocentes, tan condenable sean israelíes o palestinos.
La respuesta criminal de gobiernos o grupos armados en espacios urbanos, donde habita la vida desinhibida y se emboscan los prescriptores de la muerte. Hamás y ETA, las comparaciones odiosas y un odio sin comparación. El que fuera fiscal-jefe de la Corte Penal Internacional, el argentino Luis Moreno Ocampo, ha dicho que “Hamás cometió crímenes de guerra y contra la humanidad, no hay duda, pero Israel no puede matar a miles de personas para acabar con el liderazgo de Hamás”. Este fin de semana se han celebrado, sí, ya digo, aquí, en Jaén, sin ramas de olivo, sin paralelismos políticamente incorrectos, las XXI Jornadas de la Asociación Andaluza de Víctimas del Terrorismo. Otro tranvía que llega y no aprovechamos, a su debido tiempo, para sembrar futuro, a raudales, a base de ramas de olivo. No marcan una impronta, una frontera, porque no son completamente diferentes. Su Jaén es tal cosa o tal otra, sin Jaén de por medio necesariamente. Legado Miguel Hernández. “Tristes guerras, si no es amor la empresa. Tristes guerras. Tristes armas, si no son las palabras. Tristes, tristes”.
Suma y sigue. 22 años atrás, en un fin de temporada que perseguía resaltar el creciente peso específico de políticos relacionados con Jaén en las altas instituciones del poder ejecutivo, visitaba y entrevistaba en sus despachos de la Consejería de la Presidencia y del Ministerio de Hacienda, respectivamente, a Gaspar Zarrías y Cristóbal Montoro. A la postre, dos largas décadas después, recapitulando, retirados ya de la primera fila, ni arrimaron tantas ascuas a la sardina provinciana ni retornaron a Jaén -nunca más- en loor de multitudes. Zarrías, 68 años, dirige con suficiencia y solvencia, en Madrid, su propio despacho de abogados. El día 26 de julio del 2022, el Tribunal Supremo confirmó la sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla, que le condena a nueve años de inhabilitación especial por un delito continuado de prevaricación en el caso de los ERE. Montoro, 73 años, ex ministro y catedrático universitario emérito, vive también a prudencial distancia de los focos. Un juzgado de Tarragona investiga en estos días una causa archivada por otro juzgado de Madrid en 2019 contra la consultoría Equipo Económico (EE), antes Montoro Asociados (que don Cristóbal dejó al volver al Congreso de los Diputados en 2008, sin tener que pedir por ello la compatibilidad), actualmente Global Afteli, por si algunos miembros del despacho (“cargos al más alto nivel del Gobierno, Administración Central y en las Autonomías”) hubieran usado en beneficio de sus clientes sus influencias entre altos responsables del Ministerio de Hacienda… Alta política, guerras y, en lontananza, Jaén, con sus ramas de olivos y sus drones. “Tristes hombres, si no mueren de amores. Tristes, tristes”.