El Expositor: Los puentes de mando del estilo Jaén

Crónica política de la semana de Manuel Expósito Moreno

 El Expositor: Los puentes de mando del estilo Jaén

Los puentes de mando del ‘Estilo Jaén’.

Se acabó, punto y aparte. A otra cosa, mariposa. El 41º Congreso Federal del PSOE, celebrado este fin de semana en Sevilla, ya es historia, previsible y anodina, en una organización que no tiene por qué seguir siendo, si es que alguna vez lo fue, fuera de la fraseología de propaganda, el partido que más se parece a España. Sin pena ni gloria, entre pitos y flautas: 90 por ciento de respaldo al nuevo equipo del líder, en contraste con el casi 95 por ciento registrado en la cita congresual precedente, en Valencia. ¿Y qué? Una ejecutiva donde permanecen los pesos pesados del sanchismo, mayormente, María Jesús Montero y Santos Cerdán, y, a la vera del segundo -en una secretaría adjunta de Organización-, como hasta ahora, el jiennense de Bedmar Juanfran Serrano, consensuándose además una propuesta de financiación autonómica, con mejoras para todos, sin exclusión (“Modelo justo y sostenible, basado en un modelo federal del Estado”), que concitó el beneplácito, al alimón, de Emiliano García-Page y Salvador Illa. ¿Qué más se puede pedir a un cónclave concebido, unívocamente, para escenificar, en tiempos de cambio climático y trumpismo, de ofensiva contra el presidente Pedro Sánchez -política, mediática y judicialmente-, el ‘prietas las filas’? Conocimos antes, en esta misma formación, unanimidades a la búlgara que, tras un fiasco electoral, en un abrir y cerrar los ojos, de Zapatero a Susana Díaz, se transformaron en operaciones presurosas de eliminación de toda huella del mandamás caído. Hoy, nadie te tose; mañana, no eres nadie.

¿Y el PSOE de Andalucía? Hurgaba en la herida sangrante, el viernes, por aquí, el maestro Antonio Avendaño, en ‘Régimen Abierto’, cuando aseguraba que Juan Espadas está solo, pero todavía no lo sabe. El sábado, en la capital hispalense, entrevistados en la SER, los secretarios provinciales de Sevilla y Jaén, Javier Fernández y Paco Reyes, presidentes, a la sazón, de las dos únicas diputaciones andaluzas gobernadas por los socialistas, eludían pronunciarse explícitamente sobre el intento de Juan Espadas de reelección, en febrero, como líder regional del PSOE. “Cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente”, respondía Reyes, saliéndose claramente por la tangente. Ni sí ni no, sino todo lo contrario. El enigmático relato de suspense de matrioskas, sucesivas y sucesorias, que anidan unas en otras hasta despejarse todas las incógnitas, allá por marzo del próximo año. La confirmación/continuidad de Santos Cerdán en la secretaría federal de Organización, ignorando como era lógico las maledicencias del siniestro Víctor de Aldama, constituye un espaldarazo a su adjunto en Ferraz, Juanfran Serrano, paisano y delfín de Paco Reyes. En la remozada dirección sanchista, continúa uno de sus primeros apoyos andaluces, antisusanista acérrimo, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, secretario de Política Institucional y Formación, y se posiciona inmejorablemente la montoreña Ana María Romero, secretaria de Agricultura, Ganadería y Pesca, siempre bajo la protección del ministro Luis Planas, cuya dilatada carrera política empezó en tierras cordobesas, su primer destino laboral como inspector de Trabajo. A año y medio de las elecciones andaluzas, vistos antecedentes en la cobertura de liderazgos autonómicos vacantes o decadentes, a golpes de ministras, caso de la titular de Ciencia y Universidades, Diana Morant, en Valencia, consumado, o en expectativa, Pilar Alegría, en Aragón, lo normal es que la sevillana María Jesús Montero sea la alternativa oficialista en Andalucía, secundada por el jiennense Juanfran Serrano, con lo que el binomio de poder Sevilla/Jaén en el socialismo andaluz se vería reforzado y revalidado tras la última experiencia, encarnada en la cúpula orgánica de San Vicente, asimismo, por un sevillano, Espadas, y un jiennense, Jacinto Viedma. La inevitable ausencia en Las Cinco Llagas de Montero y Serrano, no obstante, podría resolverse transitoriamente, en los dieciséis meses previos a los comicios autonómicos, gracias a la buena comunicación que conservan, pese a diferencias sustanciales recientes, Juanfran y Ángeles Férriz, actual portavoz parlamentaria. “Y la fuerza imparable del PSOE de Jaén llega al 41 Congreso del PSOE… Siempre fieles a nuestro estilo, el ESTILO JAÉN”, publicaba, ayer, en su perfil de Facebook, la política carolinense.



¿Y en el PSOE de Jaén? Resueltas las dudas conforme enciman, es decir, la remembranza del emperador Julio César, cuando se dirigía con sus tropas hacia Roma y tenía que cruzar el Rubicón, ni antes ni después, Paco Reyes tendrá que decidir antes de la primera luna llena del año nuevo, cumplidos 15 años desde su llegada a la secretaría general -dieciséis estuvo su mentor y predecesor, Gaspar Zarrías-, si ese Congreso Provincial del PSOE de Jaén supondrá su despedida del cargo, por más que entonces le resten aún más de dos años de presidencia en Diputación. La opción plausible del ‘hasta aquí hemos llegado’, barajada en círculos íntimos, situaría a Juan Latorre, alcalde de Arjona, como relevo acordado. Ya se manejó su candidatura en el último proceso congresual, septiembre de 2021, al anunciar el marmolejeño Manuel Lozano su aspiración al puesto. Luego, a la postre, la petición expresa del oficialismo sanchista de propiciar candidaturas unitarias rebajaría la revuelta a resistencia infructuosa, en el marco de un hormiguero psoístico provinciano inusitadamente convulso. Para entender el ascenso de Juan Latorre a tan privilegiada sala de espera, posición de salida o puente de mando, habría que conocer en profundidad la solidez del PSOE arjonero, sus ininterrumpidas mayorías absolutas, y, por supuesto, el tándem que conforma el interesado con su gemelo, José Latorre, senador, de la completa confianza de Paco Reyes, mano derecha de Juanfran Serrano en Madrid en temas que atañen a la provincia, el dirigente que controla la oficina provincial del partido, la sede provincial socialista de la capitalina calle Hurtado, junto a Isabel Uceda, desde que Jacinto Viedma hizo la mudanza al asumir la secretaría regional de Organización.

2 de diciembre. Primera piedra en las obras del campus principal del Centro Tecnológico de Desarrollo y Experimentación (CETEDEX), a las 4 de la tarde, al cumplirse dos años desde el primer anuncio. Para-lelos, paralelamente, la concurrencia se pregunta, perpleja, ¿quién se monta ahora en un tranvía en pruebas? ¿Los Reyes Magos de JM+ o la prensa afín a González Romo? ¿El sobrino espabilado de un concejal o el primo hermano del maquinista? La primera piedra del Cetedex se antoja, por mera y odiosa comparación temporal, de todos modos, pedrada en la luna delantera del tranvía: 13 ó 2 años, 13 años, para volver a las pruebas, o 2 años, entre la promesa política de un presidente y los primeros movimientos de tierras de una adjudicataria. Los imbéciles, a propósito, polemizan. Obras son amores y recuerdos de antiguas desilusiones. El imbécil, sostiene George Bernanos, es un ser de costumbres e ideas preconcebidas. La ira de los imbéciles, añade, llena el mundo.