El Obispo anima los presos a no perder la esperanza

 El Obispo anima los presos a no perder la esperanza

Foto: EXTRA JAÉN

Encuentro del obispo Sebastián Chico en la prisión provincial.

El Obispo de Jaén ha acudido, por primera vez, desde que llegara a Jaén, a la Prisión Provincial. Una cita que se ha hecho esperar a causa de la pandemia y a la que Monseñor Sebastián Chico tenía muchas ganas de asistir, para, como señaló en su homilía de inicio de episcopado, estar con los “preferidos del Señor”.



Junto al Prelado jiennense participó el Delegado de la Pastoral Penitenciaria, José Luis Cejudo; los capellanes de la Prisión, José González y Carmen Fernández y una representación de los voluntarios de esta Pastoral de atención y acompañamiento a los privados de libertad.

A su llegada al Centro Penitenciario, el Prelado departió con los hombres y mujeres que gozan ya de régimen semiabierto. Allí, se interesó por sus situaciones personales y los animó en este último paso para gozar de la plena libertad, “sin perder la esperanza”.

Sebastián Chico, después de saludar a los funcionarios de prisiones y agradecerle su acogida, celebró junto a los internos la Cena del Señor: una conmemoración en la que se recuerda la Última Cena, y en la que se repiten gestos que Cristo hizo con sus discípulos antes de la Pasión, como por ejemplo, el lavatorio de los pies.

Un gesto, de servicio y de amor al prójimo, que este año no pudo escenificarse por las medidas contempladas frente al COVID-19.



Aunque el Delegado de la Pastoral Penitenciaria, José Luis Cejudo, quiso recordar, a pesar de las restricciones frente a la pandemia, cómo el Papa Francisco ha lavado los pies en reiteradas ocasiones a los presos, y en años precedentes también lo hicieron los Obispos Ramón del Hoyo López y Amadeo Rodríguez Magro, quienes en este día mandaban un cariñoso saludo a los internos.

Las lecturas de la Misa fueron participadas por los internos y el Evangelio, del pasaje evangélico de San Juan relataba la última cena y el lavatorio de los pies, proclamado por el sacerdote salesiano, José González.

En su homilía, el Obispo explicó, en un tono cercano y de forma dialogada con los propios presos, lo que significó, en la Última Cena, el gesto de humildad de Jesús de lavar los pies a sus apóstoles. “Dios se hizo hombre, se hizo el último de nosotros, para con su muerte poder liberarnos del pecado, ese es el gran gesto de humildad, que quiso Cristo poner de manifiesto con el lavatorio de los pies”, expresó Chico.

Del mismo modo, dio gracias por compartir la mañana en la Prisión provincial. “Estar con vosotros es estar más cerca del Señor, porque sois los preferidos de Dios. Y esta mañana me siento dichoso de estar en el lugar de una forma preferente donde está el Señor”. En este sentido incidió en la idea de que ese gesto se repite con todo ser humano: “Hoy Jesús nos dice, déjame que a ti también te lave los pies”.

Para finalizar sus palabras, Monseñor Chico puso de relevancia la importancia de la Eucaristía en el día en el que se conmemora de su institución.

“En la Última Cena, Jesús quiso quedarse presente, para siempre, en un trozo de pan y un poco de vino. Es la gran herencia, junto con la del mandamiento que encierra a todos los demás: amaos los unos a los otros”, dijo.

Al concluir la celebración de la Eucaristía, Don Sebastián se despidió de los internos, y les deseó una feliz Pascua de Resurrección.