La judería de Jaén y el APA III, un patrimonio confuso y enfrentado

El arqueólogo Vicente Barba reflexiona sobre el solar del casco antiguo y su uso, un tema recurrente y repleto de matices

 La judería de Jaén y el APA III, un patrimonio confuso y enfrentado

Solar del APA III.

Estos días hemos vuelto a escuchar el resurgir del APAIII y de la “Judería de Jaén”. Un tema que cada cierto tiempo es recurrente y repleto de matices sobre los cuales hago una serie de reflexiones personales que quiero compartir:

En esta ocasión, los vecinos, cansados de tanta dejadez, han esbozado unas ideas que en un primer momento pueden parecen peregrinas, sin embargo, en el trasfondo de la cuestión ofrecen soluciones de convivencia pretendiendo ser escuchados, pasando a formar parte tanto del problema como de la solución. Las ideas de dichos cohabitantes de la gran parcela de más de 4000 m2, son tan válidas como aquellas procedentes de vecinos y vecinas de otros barrios de la periferia, quizás son incluso más legítimas que las de colectivos que desde hace años han abanderado la defensa de un patrimonio confuso y enfrentado.



La idea principal de los vecinos, quienes han sido los mayores sufridores de la desidia de todas las administraciones que han planteado proyectos que jamás se ejecutaron, no es otra que la de preservar los restos arqueológicos y dotar de diferentes usos compatibles, todos ellos, en la gran parcela del APA III. Por ahora, son bocetos carentes de cuestiones técnicas (edificabilidad, alturas, cimentaciones, etc.), pero sí es cierto que las ideas planteadas son el resultado de un meditado consenso vecinal. Es por ello, que todos los grupos políticos se deberían sentar con ellos para escuchar dichas ideas, debatirlas, consensuarlas y/o desecharlas.

Lo más llamativo de toda la cuestión es la discusión que gira entorno a unos restos arqueológicos que son tan parciales y confusos que a día de hoy los técnicos, expertos e incluso catedráticos de historia no acaban de vislumbrar por completo.

Pero comencemos poniendo sobre el papel algunos conceptos sobre lo que podríamos considerar un patrimonio apropiado y cautivo en la ciudad de Jaén, su Judería. En cuanto existe una fuerte implicación de ciertos colectivos territoriales que son propensos a generar tensiones con el patrimonio histórico, se evidencia que estamos ante el concepto de “patrimonio controversial” versus “miedo identitario”. Es cierto que el patrimonio tiene un elevado componente identitario, especialmente cuando el grupo que lo lidera no posee recursos técnicos suficientes o los estudios no son suficientemente profundos sobre los verdaderos hechos históricos. Como decía Le Goff en 1998, “el patrimonio se convierte en una fuente de identidad antes incluso de ser reconocido por sus valores estéticos o históricos”. Y esto exactamente es lo que viene ocurriendo en este rincón del Conjunto Histórico de Jaén, el APAIII.

La realidad material del lugar adquiere mayores dimensiones cuando los emergentes colectivos populares se apropian de la cuestión patrimonial, con el objetivo de transformarla desde su visión particular como un elemento que puede ayudar a la más firme defensa de una identidad cultural, dando lugar a lo que podríamos denominar “populismos patrimoniales”. El problema es que estos populismos tienden a reducir los elementos culturales y centrarse solo en aquellos que más les interesa por poseer una fuerte carga identitaria. Si estamos atentos a las redes sociales y medios de comunicación, observaremos el tratamiento de los mensajes cuya finalidad es la de sentar las bases de un patrimonio interesado. Llama la atención, aquellos que desde sus terrazas en otras ciudades observan a través de una pantalla de móvil y opinan sobre si se debe colocar en el Conjunto Histórico granito de los Pedroches o mármol de Carrara.

La zona conocida como Judería fue identificada por el profesor Luis Coronas y desde entonces poco a poco se han sucedido intentos de organizar la documentación (histórica y arqueológica) para esclarecer la configuración exacta de este espacio. A día de hoy, no existe unanimidad acerca de sus límites exactos ni de su configuración, sin olvidar que a nivel documental existe mucha información sobre la presencia judía en nuestra ciudad.

Cuando excavé por primera vez dentro del ámbito urbano que se consideraba judería de Jaén, allá por el año 2004, en el solar que actualmente ocupa la Sede de la Universidad Popular, todos los datos arqueológicos que recuperamos en aquella parcela eran tan confusos que a día de hoy siguen siéndolo. Cuando trabajas como arqueólogo en ambientes urbanos tan modificados y con una tremenda continuidad temporal en los estratos, los datos arqueológicos se convierten en telas de araña. El contexto de aquel solar fue interpretado con gran dificultad, se identificaron varias fases o momentos históricos, pero no teníamos contextos cerrados o coyunturas de abandono, lo que de forma coloquial podemos decir “no tenemos contextos arqueológicos buenos”. Esta misma situación ocurrió en las diferentes excavaciones arqueológicas realizadas en el APA III entre los años 2004 y 2007. Se localizaron estructuras murarias que habían sido continuamente reutilizadas, reparadas y remodeladas, siendo en la mayor parte de los casos prácticamente difícil reconocer cuando fueron fundadas. Sus investigadores apuntan que la mayor parte de ellas pertenecen a los siglos XVII y XVIII. Pese a ello, algunas estructuras y materiales tienen un claro origen prehistórico, romano, islámico o castellano. Pero no nos imaginemos un entramado urbano fácil de reconocer o identificar ya que se trata de fragmentos dispersos por toda la gran parcela. Estos datos que aporto no son interpretaciones mías, me remito a los informes arqueológicos realizados en el ámbito y que podemos consultar por internet:

https://www.juntadeandalucia.es/cultura/tabula/handle/20.500.11947/27478

De igual forma, en la última charla de las IV Jornadas Jahencianas (Jaén Genuino), el catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Jaén, plantea todos los problemas y controversias del patrimonio arqueológico contenido en el APA III. Nos habla de los restos de un baño parcialmente excavado que actualmente se encuentran bajo una losa de hormigón, posible baño de Ibn Ishq, nombre que puede ser tanto islámico como judío, de igual forma, considera que la Iglesia de San Andrés nunca fue una sinagoga y nos dice que en todas las excavaciones arqueológicas que hasta la fecha se han realizado en la judería no se han encontrado objetos relacionados con la cultura judía.

Lo que si está claro es que la judería estuvo ubicada en el entramado de calles y callejones que actualmente existen entre la calle San Andrés y la Plaza de los Caños. Posiblemente esta judería estuvo funcionando durante dos o tres generaciones, pero tras la conversión obligatoria de los judíos al cristianismo en el siglo XIV, aquel lugar debió transformarse.

Buscar elementos materiales de la cultura judía entre las excavaciones arqueológicas que hasta la fecha se han realizado en Jaén es prácticamente imposible. Por ahora, no podemos distinguir si un recipiente cerámico era de una familia judía, musulmana o cristiana. Esta tarea es imposible de resolver. Es como intentar saber si una cazuela es usada por un ateo o un cristiano en la actualidad. Todos utilizan la misma cultura material, salvo algunas matizaciones de objetos concretos que son conocidos en otros lugares pero que en Jaén no hemos sido capaces de localizar. Por lo tanto, cuando nos adentramos a navegar por esos mares, tenemos que asumir que lo que estamos haciendo es  “Arqueología de lo Simbólico”. Llegados a este punto, os recomiendo la lectura del libro “El mundo sin nosotros” de Weisman.

El único elemento material que sin duda ha ayudado a construir este discurso identitario e interesado ha sido el controvertido puntero de lectura de la Torah, el famoso Yad. Desde el primer momento en el que lo encontramos en la excavación arqueológica anteriormente mencionada, solar de la actual sede de la Universidad Popular, causó un gran revuelo, no solo en el ámbito académico sino también en el social. En nuestro informe arqueológico apuntamos que aquel objeto de hueso tallado podía ser un puntero judío pero con muchas dudas, ya que no se habían localizado elementos similares en toda la Península Ibérica. Yo fui invitado a varios congresos para exponer los datos de la excavación y el objeto en sí, con el objetivo de dar a conocer ese elemento material que desde algunos ámbitos se quería vincular con la cultura judía. Tengo que comentar que en los debates de aquellos congresos, tras exponer y mostrar la pieza, no existió nunca unanimidad entre los expertos. Fechado en el siglo XIV-XV, se trataba de un objeto peculiar, encontrado entre los materiales de relleno del abandono de una bodega. Algunas personas apuntamos a la vinculación del objeto con la cultura judía, pero no llegamos a un consenso. A día de hoy, sigue siendo una pieza que catalogaríamos con muchos interrogantes. Incluso el catedrático de la Universidad de Jaén, en su última charla sobre la judería, plantea serias dudas llegando a pensar que podría ser un elemento para el pelo (a partir del minuto 27):

https://jaendonderesido.blogspot.com/2024/04/la-arqueologia-de-la-juderia-de-jaen.html?m=1   

Por tanto, si recogemos todos estos datos, los mezclamos, condimentamos y tratamos de cocinar algo sabroso el resultado es lo que podríamos denominar un patrimonio fragmentado y controversial.

Más allá de los debates para salvar opiniones encontradas, el posicionamiento crítico ante una cuestión patrimonial de estas características puede hacer emerger respuestas fácilmente asociables a miedos identitarios.

Llegados a este punto me surgen varias cuestiones:

¿Los judíos habitaron la judería de Jaén? Claro que sí, pero posiblemente también en otros barrios de la ciudad medieval. ¿Podemos reconocer sus casas y sus objetos?, en Jaén no, de momento no se han encontrado objetos o cultura material judía.

Desde mi humilde punto de vista, como simple arqueólogo, considero que en la Judería de Jaén hemos vivido una gran “desinformación”, debido fundamentalmente a que no ha existido un proyecto histórico o de investigación serio en el cual se analizaran de forma pormenorizada todos los materiales, estratigrafías, estructuras y fuentes documentales.

Una información arqueológica abundante pero deformada y mezclada con opiniones, es sin duda un obstáculo a la hora de acercarnos al patrimonio de la Judería de Jaén. Por ello, es fundamental concluir todos los trabajos arqueológicos (creo recordar que tan solo se ha investigado un 40% de la superficie de la gran parcela del APAIII), para poder realizar un diagnóstico acertado de la realidad histórica del lugar, sin olvidar que en ese rincón de Jaén también habitaron prehistóricos, romanos, musulmanes y castellanos. Este sería el primer paso que debería darse antes de construir nada allí o plantar un jardín.

No podemos seguir elevando el nivel de desinformación ya que seguiremos acumulando errores y miedos identitarios. Tampoco podemos seguir lamentándonos de épocas pasadas ya que tenemos suficientes herramientas, normativa y conocimientos técnicos para gestionar de manera coherente este patrimonio confuso.

En los últimos meses estamos asistiendo a la generación de un nuevo fenómeno vecinal en nuestra ciudad, muy preocupado por el patrimonio y su conservación, con la recogida de firmas y manifestaciones en diversos lugares, como “El Mirador de San Andrés” o “La Alameda No Se Toca”, cuyo surgimiento me parece muy interesante para estudiar y debatir.

Por ahora, en este nuevo capítulo del APAIII solo me queda aplaudir la iniciativa legítima de sus vecinos y vecinas, que quieren pasar a formar parte directa en el problema aportando soluciones de convivencia entre nuestro patrimonio y su resiliencia.