Residencia Buenos Aires: los mayores, lo primero

En la Residencia Buenos Aires apuestan por tratar a cada usuario como un caso único

 Residencia Buenos Aires: los mayores, lo primero

Foto: EXTRA JAÉN

Miguel Nicasio Ramírez Jiménez, Director, Sebastián García Molina, Francisca Campos Martos y Sebastián J. García Campos, Propietarios.

Para que una Residencia de Personas Mayores funcione y suponga un lugar perfecto para los usuarios es fundamental la Capacidad de Adaptación, sean cuales sean las circunstancias. Cada persona mayor es diferente: su personalidad, sus patologías, sus necesidades físicas o afectivas o su alimentación son necesidades individuales que hay que atender y que cambian o evolucionan de forma constante en cada residente. Si a esto le añadimos las distintas normativas y protocolos que afectan al día a día de la Residencia, las circunstancias especiales que sobrevienen y que provocan cambios en la vida del centro, etc., esa adaptación ha de ser rápida y continua y ha de hacerse de forma que afecte lo menos posible a la normalidad del anciano.

Eso requiere un compromiso muy importante por parte de la empresa y el personal que la conforma para con los residentes, de forma que la atención que estos reciban sea la mejor. Se trata de un Centro Residencial para personas mayores que cuenta con plazas para personas en situación de dependencia y con Unidad de Estancia Diurna. Creado para dar servicio y atender las necesidades de nuestros mayores mediante la creación, gestión y administración de servicios destinados a mejorar su calidad de vida y con el incentivo de que diariamente se consiga que ésta sea lo más óptima posible.

En Residencia Buenos Aires lo consiguen, ya que implementan una atención basada en la profesionalidad de sus trabajadores, la experiencia de los mismos y de la propia empresa, y la familiaridad en el trato y la gestión.



PROFESIONALIDAD acreditada no sólo por la formación académica y el conocimiento de las diferentes áreas que rodean a la persona mayor (área sanitaria, social, cognitiva, conductual y funcional) por parte del personal, sino también por la aptitud de éstos hacia su trabajo, observado diariamente en el trato dispensado a los residentes.
EXPERIENCIA de sus gestores y trabajadores en el ámbito sociosanitario, ya que a los trece años de funcionamiento de la Residencia hay que añadir que una gran parte del personal de la misma ya venía con años de experiencia en el sector, valga como ejemplo, los más de diez años de experiencia en puestos técnicos, de gestión y dirección en este sector que aportaba el director antes de su incorporación para la puesta en marcha de la Residencia. Y por último, FAMILIARIDAD, uno de los pilares más importantes. Al hablar de familiaridad hablamos de una atención personalizada, cercana y cálida hacía la persona mayor por parte del personal trabajador y todo ello reforzado por una administración familiar de la Residencia, es decir, atendida, gestionada, administrada y supervisada por una familia que día tras día permanece atenta desde su puesto de trabajo, en las mismas dependencias, a todas aquellas necesidades que ésta pudiese requerir.

Si a todo ello unimos, unas instalaciones modernas, funcionales y adaptadas a las necesidades de la persona mayor y unos servicios orientados a satisfacer y cubrir su bienestar físico y emocional, obtenemos una atención sociosanitaria completa y ajustada a las necesidades individuales de cada uno de ellos.