Una vecina de La Iruela cumple 101 años rodeada de su familia

La abuelita más longeva de La Iruela supera el siglo de vida en compañía de su familia

En La Iruela y en un conocido restaurante, al pie del Castillo, una treintena de personas de distintas edades y generaciones rodeaban en el momento de soplar las velas a una anciana señora. En su rostro a parte de quedar escrito línea a línea el paso de los años se reflejaba la sorpresa y la ilusión de una niña ante las muestras de cariño de sus familiares.

Disfrutaron de una comida especial, tarta de cumpleaños, la agasajaron con flores y hasta canciones en su honor.

Y ella todo el rato estuvo departiendo con sus familiares y agradeciéndoles la fiesta especial en la que a pesar de sus cansados huesos disfrutó y sonrió todo el rato.



Y es que 101 años no se cumplen todos los días. Manuela Mendieta Chillón celebraba llevar ya un siglo de vida a sus espaldas. Nació un 20 se septiembre de 1921 durante el reinado de Alfonso XIII. Y vio pasar la II República que llegaría un 14 de abril de 1931, la Guerra Civil, la dictadura Franquista y la actual Monarquía Parlamentaria.


Ella y sus hermanos siguieron la tradición familiar de una tienda que abastecía a todo el pueblo y gran parte de las Sierras de Cazorla y Segura.
Sus vida ha transitado por tantos períodos históricos, por tantas crisis y momentos menos malos de este País, que produce algo de vértigo. La tienda de Castora, su madre, era conocida en todos los contornos. La mujer tuvo que hacerse cargo de sus hijos al quedar viuda y que mejor que continuar con el colmado.

En La Iruela y en la esquina de la calle de la Fuente del Molino siempre se ha llamado la tienda de Castora aunque pasaran los años y entre los 80 y los 90 pasara a ser un supermercado.
Una tradición continuada por Manuela es conocida por haber abastecido, junto a su marido, desde su tienda de toda la vida. llevando los pedidos al vasto territorio de La Iruela, la Sierra e incluso cuando era el único colmado de tiempos remotos a Santiago Pontones cuna su pequeño camión.
Vendían de todo, desde comestibles y bebidas hasta ropa, calzado o pienso para alimentar a los animales de las granjas.


Ahora y tras una desafortunada caída su movilidad quedó reducida y vive hace siete años en una residencia de Cazorla. Es una mujer de una salud envidiable que nunca ha tenido enfermedad alguna y tampoco necesita medicarse.
Y lo más curioso es que de momento se está cumpliendo algo que sus familiares cuentan ha dicho toda la vida “viviré hasta los 105 años”.
Esperemos que esta adorable anciana cumpla su propio vaticinio e incluso vaya más allá.