Vilches acoge este fin de semana la Feria de los Pueblos de ASODECO

La localidad del Condado se viste de fiesta del viernes 16 al domingo 18 de mayo y contará con exposiciones y diversas actuaciones además de los stand

Vilches se viste de fiesta este fin de semana con la Feria de los Pueblos, una iniciativa de la Asociación para el Desarrollo Rural de la Comarca de El Condado (ASODECO), con la colaboración de la Consejería de Agricultura y fondos de la Unión Europea.

El alcalde de Vilches, Adrián Sánchez Ruiz, ensalza la iniciativa para que la comarca del Condado conozca sus negocios y el tejido empresarial y asociativo. “Con esta feria hacemos comarca porque las ocho localidades llevan lo mejor”.



La Feria de los Pueblos del Condado se celebrará en Vilches del viernes 16 al domingo 18 de mayo y contará, además de los stand que acogerán al tejido productivo y asociativo de la comarca en la plaza de la Constitución, con numerosas exposiciones y actuaciones (adjuntamos programa) culturales y asociativas.

“Vilches cuenta con un tejido asociativo muy potente que va a estar presente en esta feria”, explica el alcalde, Adrián Sánchez. En este sentido, informa de que hoy jueves habrá una actividad previa a la Feria de los Pueblos denominada “Tejiendo Arte” de Vilches Participa.

El alcalde recuerda también la riqueza gastronómica de Vilches y de toda la comarca e invita a los visitantes a disfrutar de los platos típicos como los andrajos, el rabo de toro, entre otros muchos, y de los magníficos aceites de oliva virgen extra.

Visitas obligadas

Aprovechando la estancia en Vilches, el alcalde recomienda no perderse la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel, que pertenece al último tercio del siglo XVI, como indica el escudo en piedra labrada en cantería que luce en la portada principal, del obispo don Francisco de Sarmiento y Mendoza, cuyo capelo y borlas se inscriben en moldura rectangular.

Esta portada es renacentista, abre con arco de medio punto sobre impostas, y presenta enjutas con dos cartelas y ventanal adintelado flanqueado por pilastras. En tanto que la portada norte es manierista, presenta ménsula con acanto resaltada en la rosca del arco, capiteles decorados con ovas y dardos y friso con triglifos. También destaca en el exterior la torre de planta rectangular, con dos cuerpos separados por cornisa, decoración acodada mixtilínea en el campanario y cubierta a cuatro aguas.

En el interior su única nave se cubre con medio cañón que descansa en arcos fajones sobre estribos, con cuatro capillas a cada lado cubiertas de la misma forma, coro alto a los pies sobre gran arco escarzano y óculo en el testero. El presbiterio tiene bóveda de media naranja sobre pechinas, decoradas con escudos sobre cartelas apergaminadas.

El retablo, obra del escultor local Diego Briones, datado en el siglo XVIII y cubierto por una pequeña bóveda gallonada, es representativo de la transición entre el Barroco y el Rococó por el incremento de la decoración vegetal carnosa, el uso de columnas salomónicas para separar las calles y el uso de estípites en el ático. El templo conserva un estandarte almohade y un signífero cristiano que se consideran originarios de la batalla de Navas de Tolosa de 1212.

Castillo del Cerro de la Virgen. Asentado en un elevado cerro que delimitan las aguas de los ríos Guadalén y Guadalimar, se encuentra el viejo castillo de Vilches, en el extremo norte, que protagonizó célebres episodios bélicos entre almohades y almorávides, árabes y cristianos y, siglos antes, en las guerras púnicas, entre romanos y cartaginenses. Hoy apenas si quedan vestigios de la fortaleza: la torre central en tapial, parte del muro defensivo construido en tapial de argamasa, algún otro torreón macizo de mampostería irregular y mortero de mezcla y el llamado Puente de los Moros, que se corresponde con una de las puertas de la fortaleza. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1985.

Ermita de la Virgen del Castillo. Se asienta desde el siglo XVIII en el castillo, en sustitución de la medieval iglesia de Santiago. Su planta de cruz latina la cubre una bóveda de medio cañón decorada con motivos geométricos, salvo en el crucero y el camarín, a los que protege una media naranja sobre pechinas ornamentadas con querubines y vegetales. El presbiterio, de línea neoclásica, acoge un templete con la imagen de la Virgen diseñado por Palma Burgos en 1950. En su exterior se observa una portada lateral clasicista -con arco de medio punto y frontón triangular partido sobre pilastras-, ventanal a los pies, escudo del prelado Calderón, óculo cuatrilobulado, cartela, torre cuadrangular y casa del santero adosada a la cabecera.

Iglesia de Miraelrío. Cuando José Luis Fernández del Amo diseñó la extraordinaria iglesia del poblado de Miraelrío, en 1971, ya había ganado la Medalla de Oro Eugenio d'Ors. Fernández del Amo, uno de los fundadores del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, partía de la utopía de crear una arquitectura para un tipo de pueblo nuevo, "más humano y más a la escala espiritual y física del hombre". En Miraelrío siguió siendo fiel al principio de proyectar un espacio arquitectónico complejo capaz de integrar a las otras artes, a la pintura y la escultura, de alentar las vivencias comunitarias y de ubicar armónicamente la iglesia en un reducido espacio urbano y en un amplio entorno natural. Sus líneas son geométricas y estructurales; sus vanos precisos e integrados en el conjunto; los volúmenes a escala humana; el edificio, en su interior como en su exterior, prototipo de la "arquitectura parlante". La cubrición lobulada que recorre a distintas alturas la nave central es un ejemplo de dinamismo y expresividad. También el altar crea la ilusión espacial de caminar en dirección a los fieles. Y la ornamentación está disciplinadamente sometida tanto a las necesidades constructivas como a las exigencias litúrgicas del culto. El poblado del Miraelrío en su conjunto ha sido inscrito recientemente, en 2006, en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.

Castillo de Giribaile. La fortaleza de Giribaile fue conquistada por Fernando III en 1227 y entregada en 1292 a don Gil, juez de Baeza. En 1397 el castillo pertenecía a don Gil Baile o Gil Bayle de Cabrera. La fortificación ocupa el extremo norte del amplio cerro amesetado, dotado de antiguas estructuras defensivas pertenecientes a un "oppidum" ibérico, que lógicamente fueron aprovechadas por los musulmanes como cimentaciones de las nuevas defensas de tapial de argamasa. El castillo posee planta irregular, conservándose dos torres, algunos lienzos de muralla y un aljibe de tapial de argamasa cubierto con bóveda de cañón. Entre sus estructuras cabe destacar una sólida torre que albergaba en su interior tres estancias. En 1985 fue declarado Bien de Interés Cultural.

Embalse de la Fernandina. El entorno del embalse de La Fernandina presenta bellas imágenes del bosque mediterráneo adehesado, con presencia de abundantes encinas, siendo un lugar ideal para el desarrollo de una interesante ganadería extensiva. Desde el punto de vista geológico abunda sobremanera la pizarra.

Otros monumentos. Al siglo XV pertenece el Puente sobre el Guarrizas de Guadalén, con fábrica de sillares regulares y sillarejo y tres ojos, el central con bóveda gótica y los dos restantes de medio cañón. Del siglo XVIII se conservan escudos en piedra que denotan el pasado señorial de Vilches, como el de la casa número 38 de la calle Corredera, ovalado con cruz griega y león rampante sobre cartela apergaminada con cuatro flores de lis. En cuanto a arquitectura decimonónica cabe destacar la estación de ferrocarril, cuya marquesina sobre el andén se construyó inicialmente en madera, aunque posteriormente se sustituyó por otra de hierro. Vilches tiene además tres inmuebles mineros industriales declarados Bien de Interés Cultural: El Alcázar, La Española y San Miguel.