La Semana Santa en la provincia de Jaén

Un espacio promovido por Caja Rural de Jaén y la Diputación Provincial de Jaén

Video: EXTRA JAÉN/REDES SOCIALES

La Semana Santa en la provincia.

La Semana Santa de la provincia de Jaén destaca por la riqueza artística de su imaginería y la solemnidad de sus pasos. Hechos por los que esta manifestación religiosa ha sido declarada de interés turístico nacional en tres ciudades emblemáticas del renacimiento andaluz: Jaén, Úbeda y Baeza. A éstas se une Linares que, desde 1998, es de interés turístico andaluz y Alcalá la Real que obtuvo este galardón en 1999.

En la Semana Santa jienense conviven las representaciones más clásicas con otras que, por su rareza y tipismo, pueden considerarse únicas y singulares en Andalucía.



Este es el caso de Fuensanta de Martos donde la Semana Santa se hace carne con la representación de los últimos momentos de la vida de Jesús en espacios naturales cercanos a la población. La escenificación que realizan los lugareños está impregnada de una gran calidad interpretativa y de un inusitado realismo. Asimismo, en Segura de la Sierra un Vía Crucis revive la pasión de Cristo en un escenario de extraordinaria belleza como lo es su conjunto histórico artístico. Otras localidades en las que pueden contemplarse escenificaciones son: Villanueva del Arzobispo con su representación viviente, Iznatoraf y Arbuniel (Cambil) que dramatizan algunos pasos y  Alcaudete que destaca por la interpretación, con textos del siglo XIII, de escenas litúrgicas como son “El paso de Abraham”, “La venta de Jesú”, “El arrepentimiento de Judas” o “El buen y mal ladrón”.

Sin duda, una de las manifestaciones semanasanteras más insólitas se da en Lahiguera donde se produce el Viernes Santo, en el paraje conocido por “el cerrillo”, la “carrera de los santos”: encuentro de la Virgen de los Dolores y san Juan Bautista con Jesús Nazareno, cuyas andas son llevadas por los jóvenes "a la carrera" para que las imágenes se reúnan con mayor celeridad. Durante el Domingo de Resurrección, conocido por los higuerenses como "domingo de amor", los costaleros repiten  la carrera, esta vez con la imagen del Cristo Resucitado, asiendo las andas con las manos y no sobre los hombros. Junto a esta peculiar forma de procesionar las imágenes, los pregones de la "madrugá" del Viernes Santo: "La confrontación del ángel", "La sentencia de azotes" y "La sentencia a muerte", hacen que esta Semana Santa aporte un sello personal al que se une la riqueza culinaria que ha adaptado platos típicos pero salvaguardando las vigilias preceptivas; este es el caso del "flamenquín de Semana Santa", rollo de pescado que envuelve un relleno de gambas y que se cocina de igual forma que los hechos con carne.

Lo peculiar de otros pueblos de la provincia de Jaén reside en los sermones y cánticos que en el caso de Villanueva de la Reina adquieren forma de pregón.

En Arjonilla, los actos más característicos son el sermón de la "madrugá", con pregones y bocina, y el desenclavamiento o escenificicación del descendimiento de la Cruz por la Cofradía de Jesús Nazareno.

En Baños de la Encina, se entonan las coplas de pasión que se caracterizan por cantarse a dúo o trío y por no compartir ninguna característica con la saeta. Esta localidad ha recuperado, en los últimos años, el "desenclavamiento": acto que se desarrolla durante la madrugada del Viernes Santo y que consiste en la entrega de los clavos y de la corona de espinas de Jesús a la Virgen de los Dolores mientras se oye el pregón cantado. Por último, Villacarrillo, cuya cofradía más antigua data del siglo XV,  destaca por la solemnidad de sus pasos y por los cantes de pasión y saetas.

Este recorrido que pone de manifiesto la variedad de la Semana Santa jiennense finaliza el Domingo de Resurrección con una tradición conocida por fiesta del Pintahuevos, el huevo, símbolo universal de vida y de resurrección, decorado con bellos y alegres dibujos. Por último, en Cárcheles se hace la "merendilla", costumbre que consiste en trasladarse al campo para degustar hornazos que, hechos con pasas, adoptan como forma más común la figura de un lagarto donde el huevo es la cabeza y dos granos de pimienta son los ojos.