149 años dura ya la guerra entre Granada y Jaén

La ciudad vecina declaró la guerra a la capital jiennense en el verano de 1873 durante la Revolución Cantonal y aún no se ha firmado el armisticio

 149 años dura ya la guerra entre Granada y Jaén

Foto: EXTRA JAÉN

Ilustración del general gaditano Manuel Pavía alusiva a la revolución cantonalista.

“Cuando en la tarde del 11 de febrero de 1873 las dos Cámaras legislativas acordaron constituirse en Asamblea Nacional y proclamar la I República en España, Jaén se aprestó a dar la bienvenida al nuevo régimen en un ambiente político de cierta tranquilidad, sin que se registraran protestas y algaradas de signo contrario al giro republicano decidido por las Cortes”.

Así recoge Emilio Luis Lara López la llegada de la República en un trabajo publicado en el Boletín del Instituto de Estudios Giennenses del primer semestre de 2003. Al día siguiente, el nuevo Gobernador Civil, Juan Ruiz Castañeda (que sustituyó a Ricardo Pita), comunicaba el recibo del Gobierno de Madrid anunciando la proclamación del triunfo republicano y el día 13 de febrero el Boletín Oficial de la Provincia de Jaén publicaba la constitución del Gobierno de Estanislao Figueras, así como los titulares de las carteras ministeriales.
Había comenzado la I Primera República Española tras el fiasco del reinado de Amadeo de Saboya, que daría paso en el verano de ese año a la Rebelión o Revolución Cantonal, en la que una treintena de provincias, ciudades y pueblos se auto proclamaron repúblicas independientes. El caso más famoso es el del Cantón de Cartagena, aunque en Andalucía se declararon autónomas todas las capitales a excepción de Huelva.




Es en este contexto en el que el Cantón de Granada declaró la guerra a la república de Jaén por un desacuerdo en asunto de fronteras entre sus respectivas naciones, por lo que ambas ciudades llevan en guerra 149 años, ya que después nunca se firmó ningún armisticio, a pesar de que en 2016 hubo una petición popular a través de firmas en la plataforma change.org para poner fin a este conflicto administrativo.

Aunque ni en los boletines provinciales de Granada y Jaén se recoge la declaración de guerra, hay conocimiento de ella por los trabajos posteriores de historiadores, que indican que el Cantón de Granada llegó hasta a liberar una partida de presupuesto con la idea de adquirir en el extranjero armamento para defenderse de los vecinos jiennenses, y por el testimonio del entonces presidente de la República española, Emilio Castelar (abajo en la imagen), que recogió en sus memorias el suceso:

“Tratábase de dividir en mil porciones nuestra patria, semejantes a las que siguieron a la caída del califato de Córdoba. De provincias, llegaban las ideas más extrañas y los principios más descabellados. Jaén se apercibía a una guerra con Granada”.



El federalismo en Jaén
En Jaén se sublevaba el 22 de julio el brigadier Mariano Peco Cano, declarando el Cantón de Jaén, que compartiría su breve aventura independentista con los de Bailén, Linares y Andújar. Está documentado que una partida de voluntarios de Linares se dirigió a otros municipios cercanos y, armados con lo obtenido del asalto a una casa-cuartel de la Guardia y Civil, recorrieron varios pueblos en los que destruyeron la línea férrea y telegráfica y exigiendo tributo. En la propia Linares obtuvieron 7500 pesetas.

Sin embargo, según Emilio Luis Lara López en su trabajo del IEG, el cantonalismo federal no tuvo el respaldo y la fuerza que en otros puntos de Andalucía, como fue del caso de Motril o de la propia Granada.

Finalmente, el 12 de agosto, tras tomar Loja dos días antes, el general gaditano Manuel Pavía, represor del movimiento cantonalista en Andalucía, entraba a caballo en Granada donde no encontraría resistencia (previamente habían caído los cantones de Jaén) y pondría fin a la rebelión.

La I República federal finalizaba seis meses después, precisamente con un golpe militar de Pavía realizado el 3 de enero de 1874, pero la declaración de guerra de la ciudad vecina de Granada sigue vigente a la espera de la firma de la paz definitiva.