Chilluévar pone por primera vez nombre de mujer a una calle

La Calle Pardo Galloso pasa a llamarse CALLE DOÑA ANA MARÍA ALARCÓN ESTUDILLO, una mujer luchadora y que dejó una huella imborrable entre sus vecinos

Este 4 de febrero, Día Mundial Contra el Cáncer, Chilluévar ha puesto por primera vez en su historia nombre de mujer a una de sus calles. Se ha cambiado el nombre de la calle Pardo Gayoso por el de Ana María Alarcón Estudillo. Una vecina ejemplar del municipio por su talante participativo e inquieto y por su valentía luchando en los últimos años de su vida contra el cáncer, que fue y sigue siendo muy querida en la localidad.

El municipio cambia así otro de los nombres de las calles de la localidad ligados a la dictadura franquista como es el de este alférez que fue gobernador de Jaén entre 1963 y 1968.

Así lo expresó la alcaldesa de la localidad, Mairena Martínez al comienzo del acto “hace años que queríamos cambiar el nombre a esta calle cumpliendo con la Ley de Memoria Histórica, por justicia y por dignidad”. Y se quería poner a esta calle un nombre de mujer “porque no hay en todo el municipio ninguna calle con nombre de mujer”. Recordando que tras el fallecimiento de Ana María Alarcón cuando llegaba la feria se la recordaba en la inauguración de los festejos en “El Parque de las Eras” . Tras proponerlo en pleno recibió el apoyo unánime de toda la corporación municipal.




Ana María Alarcón Estudillo, “Ani”, como se la conocía cariñosamente en Chilluévar ya tiene su nombre, justo en la calle donde vivió. Recordada no solo por ser una valiente luchadora contra el cáncer, una enfermedad que se la llevó hace 4 años, sino por su forma de vivir activa, inquieta y siempre dispuesta a colaborar con las asociaciones locales. Y como destacó la primera edil, “Ani representó para el municipio de Chilluévar, la lucha, la constancia, la positividad, la creatividad”.

De forma paralela se inauguró la campana de la ilusión y la esperanza “que sanará con tres toques cada vez que una persona haya finalizado el tratamiento de quimioterapia”. Una campana que en la actualidad solo existe en los hospitales “hemos querido que haya una en nuestro pueblo para que como Ani, transmita positividad y continuar afrontando todos los retos en la vida”.

Momento muy emotivo para los vecinos de Chilluévar pero sobre todo para su familia. Sobre todo cuando su hija Ana González, dando lectura a un escrito de su madre que descubrieron al tiempo de fallecer esta, en el que hablaba del miedo que producía en ella esta enfermedad: “diez años atrás el miedo que conocía era el que me producían las películas de terrero aun sabiendo que era un miedo artificial, fabricado por una mete despierta que sabe jugar con los hilos de nuestra imaginación. Pero, aun así, me gustaba esa adrenalina que emanaba por todo mi cuerpo. Pero por desgracia ahora se cual es el autentico significado del miedo, se lo que es vivir con la espada de Damocles encima. Llevo luchando contra el cáncer una década, y en cada prueba, en cada analítica, mi corazón se acelera por el pánico a una recaída. Y sigo adelante. Tengo miedo a que cualquier día la metástasis se apodere de mi y no me deje disfrutar de la vida que tanto me gusta vivir. Miedo a no ver los atardeceres de los olivos de mi tierra, con esa verde esperanza que me llena el alma. Quiero estar cuando mis hijos me necesiten, y ese miedo me hace fuerte, y cada día que amanece me empuja a seguir luchando. Es una guerra de titanes; el cáncer, el miedo y yo. Tengo dos adversarios a cuál peor. Si logro controlar el miedo, el cáncer encuentra una resistencia, a y hace que sus células no se multipliquen y en mi aumenta la esperanza, que tanta falta nos hace a tantos que se encuentran en la misma situación que yo. Una rama de olivo.
Pero su hija además relató a los presentes el mazazo que supone la noticia de esta enfermedad en una familia. No olvida cuando en un 27 de diciembre de 2017 “a las dos y media de la tarde yo era una persona y tan solo treinta minutos después era otra “cáncer metastásico”, siempre resonará en mi cabeza, un cáncer si cura”. A partir de ahí compartió con todos los estadios por los que pasó, desde los oscuros pensamientos del poco tiempo que le podía quedar a su madres hasta decidir vivir el día a día y ser feliz cuando la veía sonreír. “Deje las lagrimas a un lado y empecé a vivir la vida a su lado, fueron dos años y medio”.


Recordando que el municipio ya la reconoció en vida cuando en 2017 fue pregonera de las fiestas de la localidad, consiguiendo llegar al corazón de todos los casilleros. Y finalmente se deshizo en agradecimientos para todos: comenzando por la alcaldesa y equipo de gobierno, a los vecinos de Chilluévar, a la Agrupación Musical de Cazorla, a la séptima planta de oncología de Jaén, al equipo de cuidados paliativos del Hospital de Úbeda y a las asociaciones del municipio.