El Expositor: El momento de Jaén, Dios mediante
Crónica política de la semana de Manuel Expósito Moreno

Llegada de Óscar Puente al XVI Congreso del PSOE de Jaén.
“Cuando montar quisimos, en pelo, una quimera, mientras la mar dormía ahíta de naufragios.” (Antonio Machado. ‘Una España joven’).
Ante la ausencia de un debate de presupuestos en el Congreso, Felipe González denuncia inconstitucionalidad en la deriva del Gobierno. Aun así, Pedro Sánchez resiste, pese a que esa resistencia, hoy, no sea otra cosa que la oposición a la acción de otra fuerza, en apariencia demoscópica y parlamentaria, mayor. “Es el momento de Jaén” reclaman, al unísono, el jueves, en la antigua Escuela de Magisterio, Bartolomé González y Javier González de Lara, mientras el patrón de patrones, Antonio Garamendi, en su papel de agente del diálogo social en las alturas, repitiendo hasta la saciedad su condición de ‘2’ del empresariado europeo, clausura la asamblea electoral de la CEJ levitando sobre las testas senatoriales de la concurrencia delegada, a propósito de los informes confluyentes de Draghi y Letta, o sea, “la necesidad urgente de fortalecer el mercado único europeo en un contexto político cada vez más tensionado”. Aranceles y gastos en Defensa. Los fondos de recuperación y resiliencia pospandémicas, pues, acabarán, ya lo sospechábamos, en la cuenta de resultados de la industria armamentística. Ese sol de la Europa de los 26 + 1 que sale por Gibraltar y se pone al este de Ucrania. Trump y Putin son la misma mierda. ¡OTAN, SÍ (europeísima); bases (yankees), FUERA! Para el recuerdo, con todo, el discurso-corolario de los 4 primeros años de mandato de Bartolo, en el papel que se espera de un presidente de los empresarios de Jaén (el emprendimiento autóctono, que evoluciona lenta y satisfactoriamente, crecería más sin tantas rémoras e impedimentos endémicos: “Las infraestructuras limitan la competitividad en Jaén”), fue ampliamente refrendado por la presencia del establishment político-económico de la tierra.
El PSOE provinciano celebra su decimosexto congreso, el sábado, tras unas primarias reñidas que concluyeron con una integración solo aparente, y bajo el lema, asimismo, de ‘El momento de Jaén’. La ciudadanía de a pie lleva mucho tiempo esperando ese input, reclamándolo sin que se note demasiado, ruidosamente imperceptible, ahíta de fracasos, pidiéndolo con voz vieja y paso cambiado, confiada en que la alineación de astros que prometía el ZZ psoístico (Zapatero/Zarrías), en la alboreá del nuevo milenio, fuera, de una puñetera vez, realidad. No lo trajeron para quedarse, no pasaron de prometer y principiar, les pilló otra crisis mundial cuando apenas se esbozaba el paso adelante, y ahora, con el sanchismo palpándose el bolsillo, rebuscando calderilla de la buena entre la prórroga presupuestaria y la segunda hornada de fondos Next Generation, nos aferramos a la esperanza de que lo del CEDETEX solo sea el comienzo de la nueva era de discriminación positiva que la historia política de este país nos debe desde que Adolfo Suárez, Torcuato Fernández-Miranda y Juan Carlos de Borbón, hace medio siglo, enterraran cristianamente y pidiendo perdón al franquismo. ‘El momento de Jaén’, repetían, simbólicamente en el edificio ‘Activa Jaén’ de la institución ferial, Juan Latorre, el flamante líder de la renovada cúpula de los socialistas jiennenses, María Jesús Montero, la vicepresidenta que bajó sola a dar la batalla de fin de semana al irreductible Juanma Moreno Bonilla, y Óscar Puente, el titular de una suerte de ministerio del tiempo que retrotraería el mal fario que nos acompaña en materia de grandes infraestructuras al punto inexacto en que empezaron a tomarnos en Madrid -muy democráticamente hablando- como al pito del sereno.
‘El momento de Jaén’ arriba al PSOE jaenita a través de una dirección orgánica, no mentía Juan Latorre, con clara “impronta municipalista”. Alcaldes y alcaldesas por doquier, es decir, los más interesados/as en que este proyecto no haga aguas, sosteniendo su fortaleza en el municipalismo, en la capilaridad rural y, por ende, en el mantenimiento de la Diputación. Los puestos principales, empero, se cubren con partidarios declarados del oficialismo en el recentísimo proceso de primarias: La alcaudetense Yolanda Caballero, vicesecretaria general; la ubetense Toni Olivares, presidenta; el marteño, y parlamentario andaluz (sonó incluso para el staff regional de San Vicente, antes de declararse la división en la agrupación provincial), Víctor Torres, al frente de la secretaría de Organización; la loperana Isabel Uceda, bajando un peldaño y retornando a Política Municipal; y, completando sexteto, el noalejeño Antonio Morales, Coordinación de Comarcas. De los 6 de cabeza, 4 ocupan alcaldías actualmente y los otros 2 lo hicieron hasta hace poco. Municipalismo, sí, a gala, hasta las trancas. La integración de los adeptos de la derrotada Férriz -46 por ciento, no se olvide-, manifiestamente mejorable, se cubre solo con una secretaría de rango medio (África Colomo, Universidad), dos más que no lo reconocerían en público (BB) y el relleno estético complementario de unas cuantas vocalías (los marmolejeños Manuel Lozano y Rafael Valdivia, la valdepeñera Laura Nieto y el vilcheño Adrián Sánchez). El discreto papel de Ángeles Férriz y Juanfran Serrano durante una escenificación sabatina concebida para exteriorizar imagen de ilusionada cohesión interna barrunta animación entre bastidores en próximas fechas. ¿Un perfil mucho más político para la sustitución de Pedro Fernández, flamante secretario general del PSOE granadino, en la Delegación del Gobierno en Andalucía? Ni la una ni el otro. Pasan palabra.