El Expositor: Expoliva'25, agua y colonización
Crónica de la semana de Manuel Expósito Moreno, en esta ocasión centrada en el sector oleícola y Expoliva

Expoliva, agua y colonización.
No vayas a ser esclava. Jaén, con todos sus olivares, de un pie o de tres, es tierra oleícolamente conquistada, a cada golpe de campaña. Podrá producir una cuarta, quinta o sexta parte del aceite de oliva mundial (3.325.000 Tm./557.000 Tm.) (16,75 %), pero, a la hora de la verdad, en los cenáculos de poder del sector, donde se determinan cotizaciones y estrategias, entre pitos y flautas, sigue pintando entre poco y nada. No es victimismo, ni querencia secular a las tablas, sino constatación fehaciente de una realidad tozuda y emboscada. Las más que satisfactorias experiencias autóctonas de concentración de la oferta se muestran incapaces de frenar ese despótico control del mercado global, ejercido por la gran industria y los fondos de inversión, que otorga al mar de olivos de Jaén el indecoroso papel de colonia/comparsa. La codiciada producción jiennense de la cosecha 2024-2025, muy por encima de lo aforado, se volatilizará, antes del 1 de octubre próximo, a precios tristemente irrisorios (hoy por hoy, por debajo de 4€/kilo de aove; 2,78€/kilo de lampante), mientras las plusvalías se dirimen en las alturas de la cadena alimentaria: comer o ser comido, una repetitiva y sufrida secuencia lineal entre victimarios y víctimas, listos y pringados, donde sabemos muy bien a qué atenernos antes de sentir en propias carnes el primer mordisco. Cuando Portugal, verbigracia, esta campaña, puso en el mercado, con sentido de antelación, 200.000 toneladas de aceite de producción superintensiva -llamativamente espumoso-, los gurús y los profetas, que permanentemente están mostrándonos el camino, elogiaban el modelo de innovación, sostenibilidad y competitividad representado por este olivar en seto del Alentejo, harto de agua -incluso en plena sequía- gracias al vecino embalse de Alqueva-, que permite ser recolectado íntegramente en octubre/primeros días de noviembre, antes que ningún otro, abasteciendo una lonja ‘seca’, sin existencias, y, a partir de ahí, marcar tendencia a lo largo y ancho de toda la campaña de comercialización. Al superar los 3 millones de toneladas de producción mundial, el demonio que habita en el alma bursátil del aceite de oliva, primero, a bote pronto, manipula el subconsciente colectivo introduciendo el superintensivo luso, arbequina y arbosana, en su mayoría, y, luego, al ponerse en circulación las primeras partidas del extraordinario picual de Jaén, subvierte el orden lógico, oferta/demanda, calidad/sucedáneos, a través del juego bastardo de unas partidas de importación creciente para que los precios en origen se mantengan por los suelos. Un mecanismo perverso que manejan a su antojo, al tiempo que no paran de salir de la provincia de Jaén graneles en cisterna hacia las metrópolis oleícolas de Italia, Sevilla y Málaga. Además, el sostenimiento de la hegemonía exportadora española, dada la subida arancelaria estadounidense del 20 %, ¡porca miseria!, se logra a costa de vender bastante menos aceite de oliva embotellado y un 48 por ciento más barato, por lo que el consumidor yanqui hasta termina beneficiándose. Bien es cierto que la prospección de nuevos destinos para nuestro aceite de oliva nos vincula, en nuestras relaciones comerciales, con clientes emergentes como China, Japón, India, Rusia o Brasil, aunque para ello, a través de la Interprofesional, sería imprescindible un incremento sustancial de la inversión promocional que el sector viene aplazando sine die.
Cada nueva edición de Expoliva, gráfico y elocuente teatro de operaciones -este miércoles, se inaugura su 22ª edición-, comprobamos que ese fenómeno de la invasión colonizadora, subsidiaridad o dependencia externa, va en aumento conforme se ensombrece el orgullo identitario inherente a la narrativa sobre la soberanía oleícola jiennense. Expoliva’2025, hete aquí, es como la patrona de mi pueblo, la más grande y la más pequeña: 14 países, integración del ‘Olivo Arena’, 37.500 metros cuadrados en total, 300 expositores directos, 183 indirectos, más de dos mil marcas, la almazara inteligente, implementaciones novedosas como el primer separador de aceites de oliva con accionamiento directo y patente alemana. En el intento de acaparamiento de más cuota de negocio, al menos de cara al consumo interno, no cabe otra, continuará creciendo la venta etiquetada: planta de envasado de Jaencoop, en ciernes, en Villanueva del Arzobispo. El boom de las energías renovables, aprovechamiento de subproductos, mayor valor añadido, merced al biogás y el biometano. Y la preocupación por una plaga redundante/resistente, el algodoncillo, en la comarca de Las Villas: Los tratamientos con piretrinas, al 4,65 por ciento, en tanto que la mosca merma gravemente la floración, hoy se antojan insuficientes. La cura con un insecticida, Dimetoato 40, era tremendamente efectiva hasta que la Comisión Europea la prohibiera en julio de 2020. Urgen, pues, soluciones alternativas, preventivas, no reactivas, a partir de la ingeniería ecológica, que aumenten la biodiversidad y creen hábitat a los enemigos naturales de las plagas. Reconversión, en boga, esta Expoliva, asimismo, en pos de un olivar intensivo (preferiblemente, picual) ultramecanizado, o lo que es lo mismo, con necesidad ínfima de mano de obra. La práctica totalidad de los hacedores/proveedores de la transformación olivarera, por cierto, como en casi todo, vienen de fuera. Y, por descontado, factor decisivo en el devenir anímico de la feria, que es de compra y venta, la alegría del agua. Tras un ciclo prolongado de sequía, ha vuelto a llover como Dios manda. También lo hará en las interminables jornadas de Expoliva’2025. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ya anunció que la dotación de riego será plena: la mayor desde 2017. El olivar, además, copará tres cuartas partes de las aguas residuales regeneradas destinadas al regadío andaluz. Complementariamente, hasta el 19 de mayo permanecerá abierto el plazo para que las comunidades carentes de concesión soliciten riegos extraordinarios de verano, a razón de 1.000 metros cúbicos por hectárea. Habrá para todos, avanzan, sin que ello garantice nada. Siempre hay que ponerse en lo peor, avisan gafes y malajes. Cuando comenzó el diluvio, cuenta la Biblia, las gentes iban muy contentas y unas y otras se decían “¡Qué buena cosecha vamos a tener este año!”.