Albert Einstein.
Advierten las encuestas preelectorales que un porcentaje importante de los votantes nuevos de 18 años se sienten, a priori, seducidos por el populismo de Vox. Los tres clics más extendidos entre el supremacismo españolista frente a fenómenos tan complejos como la inmigración, el soberanismo o la globalización. Seguramente la mayoría no sepa por edad lo que fue Lehman Brothers, ni el 15-M y menos aún el 1-O. Solo saben, o creen saber, o quieren hacerles creer, que heredaron legítimamente la patria de Isabel La Católica y que eso, a golpes de posverdad, imprime carácter y otorga privilegios inviolables e imperecederos. Paguitas y pulseritas, puestos a elegir entre blancos y negros, antes siempre para los nuestros. Taylor Swift, fenómeno pop de masas, que actúa miércoles y jueves en el Bernabéu ante más de 130.000 swifties, lo tuvo meridianamente claro en las anteriores presidenciales estadounidenses ante el dilema Biden/Trump y terminó haciendo campaña por el candidato demócrata. Pero, aquí, la ira juvenil que encumbró a Podemos hace una década, las cosas como son, hoy por hoy la patrimonializa la ultraderecha. El trío de Colón, febrero de 2019, como antes ocurriera con Martes y 13, se redujo a dueto. Fagocitado Ciudadanos, Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, miméticos en lo sustancial gracias a FAES, compiten por un electorado que entonces, cuando iban a la guardería los votantes de estreno en este ‘9-J’, permanecía disciplinadamente agrupado en torno a las siglas del Partido Popular. Los experimentos con gaseosa, desde los resortes del poder económico, a veces funcionan así de bien. Requetebién. En la celebración del ‘Día de las Fuerzas Armadas’ de Oviedo, este sábado, la apelación subliminal al espíritu de Don Pelayo, unánime, caía por su peso desde el cielo. 16 horas ininterrumpidas, a partir de ahí, en Jaén, también el sábado, henchida pasión patriótica y oleosónica, del Paseo de las Bicicletas a Ifeja, en la despedida indie triunfal a Vetusta Morla. La música amansa a las fieras y predispone el ánimo camino de las urnas. Que no pare, pues, la música.
España no se rompe. España no se toca. España es unidad de destino en lo tangencial. "No es lo mismo gobernar que estar en el Gobierno". Felipe González, antisanchista acérrimo, minutos previos al inicio de la campaña electoral, dispara en ‘El Hormiguero’. Siendo realistas, rigoristas, por más que la receta del populismo ultra abomine de la UE, dependemos mucho más de lo que algunos cacarean ahora de la madrastra Europa. La hornada de fondos europeos Next Generation de recuperación, cajón de sastre/cajón desastre, que sirven para todo, rotos y descosidos, incluso para los trenes que nunca llegarán a Jaén y Linares-Baeza, son transferencias a fondo perdido, es decir, no hay que devolverlos porque no son préstamos, pese al bulo recurrente, novísimo, actual, enfáticamente electoral, que se propala estos días por las redes transformándolos en deuda y atribuyéndoles las virutas de chocolate sobre la buena marcha de la economía española. Los préstamos, hasta 70.000 millones de euros, llegarán luego. Mentiras gruesas, grandilocuentes. Miente, miente, que algo queda. Madrastra Europa propiciará, asimismo, la continuidad de una PAC que hará todavía viable la rentabilidad del olivar tradicional cuando, en la próxima campaña, el precio en origen del kilo de aceite de oliva baje a 4 euros. Si el coste para producir un litro de aceite en el olivar tradicional de secano, según estudios recientes, supera los 3,50€ y en el olivar tradicional de regadío casi los 2,20€, ya me dirán, de no existir la madrastra Europa, qué sería de nosotros. El PP, en su guion de campaña, sitúa la merma de la nueva PAC negociada por el ministro Luis Planas en el campo jienense en el 16 por ciento.
¿No habría otros valores añadidos que arrimar a nuestra sardina? ¿Factores inmateriales que coadyuvasen a sublimar en términos de mercadotecnia el zumo extraído de nuestros olivos? La decisión unánime de retirada de la candidatura a Patrimonio de la Humanidad de ‘Paisajes del Olivar’, empaquetada y con lacito azul, aseguraba, sarcónico, Paco Reyes, el viernes, ya está enviada, como es preceptivo, a Juanma Moreno. Todo expediente se supervisa y apuntala en la Dirección General de Bienes Culturales de la comunidad autónoma correspondiente antes de ser remitido al Ministerio de Cultura que será quien lo presente, avalado por el informe de Icomos, llegado el momento, que en este caso se fijaba en el verano de 2025, ante el Bureau de Héritage du Monde de la Unesco, con sede en París. Niño muerto. Uno de los escuderos del presidente de la Junta, Arturo Bernal, consejero de Turismo, ejerciendo de tal, guardando las espaldas a su jefe, en las últimas horas, achacaba el fiasco procesal de la candidatura de 'Paisajes del Olivar' a dos grandes causas: la falta de liderazgo (pedagógico) de la Diputación de Jaén y el desconocimiento del contenido (benéfico, inocuo) por parte de los 8.500 paisanos de la Campiña que se han opuesto frontalmente a que su territorio olivarero, encuadrado en la ‘Zona 14’ seleccionada por los redactores del proyecto, terminase siendo reconocido universalmente como bien a proteger. Miguel Moreno, alcalde, abogado del secano porcunero, contrariado, respondía de inmediato a Bernal negando la mayor: Para los propietarios, empezando por él mismo, fueron 15 intensos meses cargándose de razones para decir finalmente que 'No'. Las otras 13 zonas incluidas podrán respaldar por activa o pasiva la iniciativa, pero ellos, de Porcuna a Arjona, de Arjonilla a Lopera, dicen no, no es no, y no hay más que hablar.
Dos veteranos posibilistas del medio rural andaluz, Paco Casero (Fundación Savia) y Juan Ramón Guillén (Acesur), tiraron del carro primigenio, hallaron en la Diputación de Jaén a su mejor aliado, y el resto de la historia ya la conocen. Cuando pudo hacerse pedagogía de primeros auxilios, en la tumultuosa asamblea del 13 marzo en el teatro 'María Bellido' de Porcuna, los mensajes que trascendieron impactaban por su elementalidad: "Si mi olivar pasa a ser de la humanidad, automáticamente deja de ser mío" o "Esto no es un paisaje sino una forma que tenemos desde hace mucho tiempo de buscarnos la vida". Un miembro de la junta directiva del PP de Adra, Santiago Salinas, con intereses familiares en el olivar campiñés, sostuvo en la acalorada reunión del 'María Bellido', tranquilizando al personal, que su vecina y lideresa, la consejera Carmen Crespo, confirmado el rechazo incontestable de los oleicultores afectados, así las cosas, le habría prometido/avanzado que la Junta retiraría la candidatura. Lo que más tarde declarara a favor del expediente, de medio lado, a preguntas de la oposición, en sede parlamentaria, se antoja ahora producto de las circunstancias. Tampoco se produjo ese respaldo, estentóreo e inequívoco, de boca del principal referente del PP jiennense en temas oleícolas, la marteña Carmen Cristina de Toro, directora general de Industrias, Innovación y Cadena Agroalimentaria de la Junta. Un proceder muy marxista, entiéndaseme, muy propio del talentoso Groucho: "Es mejor permanecer callado, y parecer ensimismado, que hablar y despejar todas las dudas".