El Expositor: Se acabó la fiesta

Crónica política de la semana de Manuel Expósito Moreno

 El Expositor: Se acabó la fiesta

Se acaba la fiesta y asoma el tufo del alcantarillado.

Ni el peor de los aguafiestas pondrá en tela de juicio que la gente mostró a las claras durante los últimos 9 días que tenía ganas de disfrutar del kit-kat de San Lucas. La feria, conceptualmente, es la celebración más plural, popular, universal, democrática, que existe: todos están convocados, nadie está de más, porque no cuesta nada pasear por el recinto, penetrar en lo accesible, embeberse con la gratuidad de un espectáculo colorista para todos los públicos, abierto hasta el amanecer. A la feria se puede llegar en un autobús de Alsa o en el coche de San Fernando, un ratito a pie y otro andando, y hasta en vehículo oficial, vestido de trapillo o de punta en blanco, con generoso billetaje en la cartera o apenas unas monedillas jugando con los dedos al ‘a ver si me coges’ en el bolsillo menos roído de la entrepierna. De la feria nunca se sale por cobardía: siempre son las circunstancias atmosféricas o ambientales, ajenas a nuestra voluntad: “Refrescó y nos pilló sin jersey/rebeca/chaqueta”, “Falta ambiente, ya no quedan más que borrachos”, “La criatura se durmió, y dónde vamos con ella a cuestas”, “Será por ganas, pero mañana hay que trabajar”… Nunca se rinde el amante de la feria, sino que condiciona el ánimo ante la fatal alineación de elementos adversos. La feria de Jaén’2024 fue un éxito, en todos los sentidos, con la fiesta del santo patrón en viernes y el fin de semana, ancha es la resaca, para despedirse, broche lumínico merced a 300 espectaculares drones, y recomponerse. Además, más que mejor, el concierto de Saiko propició la renovación del césped del Estadio ‘Nueva Victoria’, en tiempo récord. Lo prometido es deuda, Cryptospain. ¿Qué más se puede pedir?

Segunda feria con Agustín González Romo en la alcaldía, primer alcalde del PP que gobierna sin ganar las elecciones. Cuqui Márquez lo dio por hecho, pero María Cantos se lo chafó. José Enrique Fernández de Moya fue el último regidor de los populares capitalinos que ocupó la zozobrante poltrona tras triunfar en las urnas. Nadie cuestiona la legitimidad, mera praxis democrática, aunque conviene recordar ahora que, en una ciudad funcionarial y conservadora como Jaén, hace tiempo que, en el tablero político consistorial, el límite electoral a la izquierda es el centroizquierda del PSOE mientras que a la derecha Vox lo sitúa, reiteradamente y sin ambages, en el extremo-extremo. Es decir, en una ciudad inclinada sociológicamente a la derecha, su principal marca, el PP, solo logra volver a gobernar después de perder las elecciones. Una obviedad que explica la pusilánime manera de entender el ejercicio del poder en el Ayuntamiento, hoy por hoy, por parte del grupo municipal popular: para sí, cuando siempre parece estar disculpándose ante su ChatGPT, y respecto al socio, JM+, tan proclive a subírsele a las barbas. Incrementar liberalmente la presión impositiva, modificar el PGOU auspiciando jugosas plusvalías como sucediera durante el Alcázar de Segovia o aprobar unos presupuestos municipales, siete años más tarde, se antojan retos quiméricos para un Ejecutivo carente de autoridad, moral y de la otra. El Ayuntamiento, por ejemplo, pese a su nivel de endeudamiento e insostenibilidad financiera, está obligado a liderar un proyecto tan ambicioso como el Cetedex, en la misma línea que lo hizo el gobierno anterior de Julio Millán, pese a que Gobierno central y Diputación, garantes de la iniciativa, sean de otro signo. Ahí debe contextualizarse el papel de nexo, en pos del interés general, del grupo municipal del PSOE, y el alcalde González Romo, digan lo que digan sus jefes de Sevilla, tiene que favorecer ese clima de colaboración y entendimiento. La obra del Centro Tecnológico de Desarrollo y Experimentación en el polígono ‘Nuevo Jaén’ se halla actualmente en proceso de adjudicación: 10 licitadores optan al proyecto, descollando en puntuación sendas UTEs en las que rivalizan dos constructoras jiennenses, Pérez Jiménez, S.L., y Construcciones Calderón, S.L.U.



El Cetedex y las megaplantas solares de la Campiña Norte concentran inusitados intereses patrimoniales por estos pagos en los prolegómenos de la recolección generalizada de aceituna. Expropiaciones forzosas en marcha. El 7 de noviembre, avanzan, han sido citados los propietarios afectados para iniciar los trámites de expropiación de sus tierras. Solo en los municipios de Lopera, Arjona y Marmolejo se van a perder decenas de miles de olivos, hasta 100.000, según estimaciones de la plataforma recién constituida. La superficie afectada, 6 proyectos, ronda el equivalente a unos 100 campos de fútbol. Greenalia, compañía gallega de energías renovables, encabezada por Manuel García Pardo, 46 años, Forbes y amigo de Núñez Feijóo, promueve la iniciativa. 35 millones de euros de inversión, 300 empleos en el proceso de instalación. Luego, en el día a día, apenas media docena de técnicos-vigilantes. Una vez en funcionamiento, la instalación produce energía para el consumo de más de veinte mil familias, aunque finalmente no se quede aquí, sino que se comercialice en otros puntos de España y Europa. Un grupo empresarial nacido en la provincia, en Pozo Alcón, con razón social en Granada, Negratín Servicios, los hermanos Ángel y Celedonio Noguera, vendían hace muy poco su cartera de proyectos solares de promoción propia en la zona centro del país a la estadounidense Emeren Group, mediante la transmisión de cuatro sociedades-vehículo: una transacción valorada en más de 10 millones de euros que, junto a la ejecución de los proyectos llave en mano por parte de Negratín, escalará hasta los 57 millones de euros. ¿Participará Negratín en la instalación llave en mano de las megaplantas solares de Greenalia en la Campiña Norte jiennense? Por especialización y solvencia, al sol que más calienta, no lo descarten. Pregunta recurrente, a propósito, a los alcaldes de Porcuna y Arjona, Miguel Moreno y Juan Latorre, adalides del todos a una. Los que protestan contra la concentración abusiva de placas solares entre los olivares de la Campiña Norte, ¿son los mismos que vertebraron el airado rechazo a la inclusión de la Zona 14 en la candidatura del Paisaje del Olivar a Patrimonio Mundial de la Unesco? ¿O, atendiendo solo al interés económico de la operación, nada que ver?