“Mi novela es como una herida que escuece a la que le echo sal”
José Ángel Parejo acaba de publicar 'Ad Exitum', un viaje literario entra la realidad, la ficción y el dolor comprometido con su tiempo
José Ángel Parejo muestra su novela 'Ad Exitum'.
Se reajusta la chaqueta beis en repetidas ocasiones. Se preocupa por crear un clima de confianza. “¿Dónde quieres que nos sentemos?”. Intenta convertir el rincón de la cafetería Aromántico en el salón de su casa. Su cara expresa emoción y muchas ganas de mostrar al mundo su obra. “Tengo toda la tarde para ti". La primera entrevista de su nuevo libro Ad Exitum es merecedora de una larga dedicación. El Cola Cao caliente y el té ardiendo reposan sobre la mesa cuadrada. Las palabras emergen como el río que sigue su cauce natural. El joven escritor acaricia su barba canosa en busca de respuestas. Aunque todavía no hay ninguna pregunta. No puede ocultar una sonrisa nerviosa.
Hay una fuerza interna en Juan Ángel Parejo, una valentía inconformista. Las injusticias que irradian ira y coraje. La lucha de quiénes sueñan con un mundo mejor. Escritor y profesor de Lengua Castellana y Literatura muestra sin pudor su amplia carta de temores. “Desde que soy padre el miedo se ha visto incrementado exponencialmente”. La causa de su creación literaria reside en ese pavor. “Me preocupan todos estos cambios tan bruscos en una sociedad cambiante e imprevisible”. Arquea las cejas. Su expresión facial quiere relajarse, pero cuando habla del futuro de su hijo, el desasosiego se apodera de él.
“Este libro nace de dos sentimientos, del miedo y de la rabia”. Dos emociones que se unen para revelar la verdad que todos callan. El tema político lo hace recolocarse en la silla de madera. Una palabra clave, distopía, transforma la cara del escritor. La distopía, una sociedad imaginaria bajo un poder totalitario. Así es como conviven los personajes de su novela Ad Exitum. Una situación política “lamentable”. Las normas se implantan entre los ciudadanos de la forma más sustancial posible. ¿Ficción o realidad? El escritor jiennense no puede esconder su indignación llegados a este punto. Pero intenta mantener la calma en el desarrollo de su discurso. Se intuye su ideología.
Las historias creadas por Parejo se suceden sin orden alguno en el libro. Cada una de ellas es la pieza de un puzle. “Se trata de una obra coral, una obra con protagonismo colectivo”. Cada relato es una muestra representativa de la cruda realidad. Se cruzan diferentes personajes con situaciones no tan desiguales. Janna, que pretende dar el valor y el reconocimiento que merece a su abuela Clara y de quién el Estado quiere prescindir. Fani, una joven enfermera que tras ver “al lobo con piel de cordero” se vuelve una revolucionaria del sistema. Marieta, una vieja periodista a la que le quedan pocos años de vida. Ahora, se arrepiente de no haber contado al pueblo la polarización en la que se sumergen. A todos los une una inmoralidad: la imposición de una dictadura. Una vez coartadas las libertades, la voz sale directa de las cuerdas vocales. Escribir esta novela no es nada comprometedor para el joven novelista. Identificarse con algún personaje político, quizás sí.
―Si fuera un personaje político, ¿cuál sería?― La decepción dibuja el rostro de José Ángel Parejo. Un suspiro. Breves segundos mientras rebusca algo que decir. Cientos de cargos gubernativos. Ninguno con el que identificarse fielmente. Solo tiene claro algo: se siente representado con izquierda de la política. Pero su desencanto es innegable. “España está muy enfangada y los ciudadanos estamos muy quemados”. El entrevistado repite en voz alta las ideas plasmadas en su novela. “No hay partido que nos represente al 100%”. Prefiere adherirse a una persona, antes que a un partido. Alguien que defienda los valores sociales.
El espíritu de lucha en el escritor es algo innato. Pero el momento influye. Preguntado por cómo sería su actitud durante la dictadura franquista, Parejo duda. “No sé si sería tan valiente como lo fueron poetas como Lorca”. Una etapa en la que se coarta la libre expresión. No se puede soñar. Años en los que se prohíbe la imaginación. Donde la ficción se remite a una película naif. “Sé que sería una etapa muy mala”. El escritor se convence de que optaría por el exilio. Escribir de forma clandestina es otra de las cosas que se le ocurren. Eliminar la escritura de su vida no sería una opción. Nunca lo ha sido. “Eso sería como morirme en vida”.
La pasión por la ficción se une al entusiasmo por la enseñanza. La docencia es el sexto sentido del novelista. José Ángel Parejo cambia ahora su traje de escritor revolucionario por el de profesor comprometido. “La educación es el único camino para escapar de la esclavitud mental” (Frederick Douglass). Los males de la humanidad podrían curarse con la enseñanza. “Yo creo que la educación es la base de todo”. A lo lejos se observa una sociedad políticamente honesta. Solo la pedagogía es capaz de alcanzarla. Las guerras que provocan la muerte de menores. El egoísmo que engorda la avaricia. La pobreza que inunda de vacío los corazones más llenos. Para el joven escritor la solución es sencilla: educar. Confiar en el aprendizaje. “Yo intento inculcar valores”. La enseñanza crea a personas sensibles. O bestias insensibles. Ambos forman parte del mundo.
Seres afectivos. Animales impasibles. Flujos negativos y también positivos. Personas que se deben a las demás. Medios que representan a los más débiles. Todo ello participa en una misma sociedad. Una sociedad determinada por corrientes mayoritarias. “Creo que los medios crean una ideología”. Parejo percibe a los medios como un gran poder. No solo reina la enseñanza. Los medios de comunicación moldean con sus propias manos el futuro. Muestran la parte más real del mundo. Lo que nadie quiere ver. En la novela Ad Exitum, el autor hace guiños sobre este aspecto. A menudo habla de las publicaciones periodísticas. En uno de sus relatos aparece Marieta, una periodista que relata la importancia de gritar las historias de quiénes tienen la boca tapada. Los medios son los ojos de quiénes no pueden ver.
Los que no ven, o no pueden hablar. Los incomprendidos. Los marginados. Los inexistentes frente a su pueblo. A menudo recurren a los medios. Para hacerse escuchar. Para hacerse valer. Para demostrar su existencia. Las minorías alzan la voz en la tele, la radio o la prensa. En su novela, José Ángel Parejo, habla de un colectivo ignorado: las personas mayores. Desde la desesperanza y la indignación. Lo que no resulta de interés tiende a ignorarse. Pasan por desapercibido. Se sumergen en la discriminación.
Los mayores parecen importar al mundo. Su vejez genera ternura y compasión. La sociedad empatiza con su deterioro. Pero en lo importante, el mundo le da las espaldas. “En el momento de la verdad los jóvenes suelen ser egoístas”. La tercera edad consigue sacar el coraje del escritor. La vulnerabilidad los hace seres invisibles. Su nombre solo aparece para hablar del gasto en pensiones. “Ellos no redundan un beneficio económico”. José Ángel Parejo se queja de la potestad que tienen una moneda y un billete. “Poderoso caballero es don dinero”. Con esta reflexión de Quevedo expresa su descontento. Siempre ligado a la literatura. Pero sin olvidarse de lo que importa: luchar por lo que le angustia.
La mayor inspiración para el novelista es la propia existencia. “Una mezcla entre la realidad, lo que yo vivo y lo que yo leo”. En la creación literaria, Ad Exitum, los mayores, al cumplir los 75 años son trasladados al jardín del Edén, donde los ejecutan. Los días previos al fin, todos gozan de unas buenas condiciones de vida. De nuevo realidad y ficción entrelazan sus manos. Parejo está disgustado. Habla de una discriminación hacia la tercera edad. “Lo hemos visto durante la pandemia”. La situación durante el COVID le concierne. La literatura se convierte en su vehículo para huir de lo inmerecido. La literatura lo salva. Y así lo demuestra en su novela.
Al mencionar un mundo sin arte y literatura, suspira. Sus ojos se iluminan. Un tema que le toca de lleno. Las palabras salen de su boca como la lluvia de las nubes. Se nota que le gusta lo que dice. “La literatura cura heridas y sana”. Un país sin vía de desahogo está condenado al caos. “Lo que nos distingue de las bestias y de los animales es la capacidad creativa”. Eliminar el arte de un país es arrancar la parte más bella de la humanidad. La literatura, el cine, la pintura, representan lo tierno de la existencia. Los personajes de Ad Exitum sufren las consecuencias de un Gobierno que odia la creatividad. Janna y Clara no son las únicas reprimidas. También lo son los españoles de generaciones pasadas. La dictadura franquista prohíbe la creatividad. El libre pensamiento queda diluido. Esto es realidad, no ficción.
La capacidad de impregnar de arte un folio en blanco. La valentía de expresar lo que irrita. El talento de crear una realidad inexistente. Solo la ficción puede abarcar todo eso. El creador de relatos, José Ángel Parejo, siente la literatura como parte de su vida. Aunque la carrera como escritor no es lineal. Y mucho menos sencilla. “La escritura es un proceso muy solitario, muy duro”. El novelista habla de querer tirar la toalla. Compara la creación de un libro con una carrera de fondo. “A veces te quedas sin oxígeno y te dan ganas de salirte”. Pero los motivos por los que surge la historia le animan a seguir corriendo. La esperanza de crear un mundo mejor lo mantiene firme. La finalidad de su creación es no dejar indiferente al lector. “Esta novela es como una herida que escuece a la que le echo sal”.