Arjona sigue apostando fuerte por la cultura en Fiestasantos

Fiestasantos 2024 se abre a la pintura de Antonio Blardony con la exposición 'Reflejos de una vida'

 Exposición Arjona

Foto: Extra Jaén

Arjona muestra el legado artístico de Antonio Blardony.

La exposición "Reflejos de una Vida" se ha inaugurado en la Iglesia del Carmen de Arjona, contando con la presencia del alcalde de Arjona, Juan Latorre, y los concejales Mateo León, Toñy Escabias, Carmen Salas y Manuel José Relaño, presentándose durante la inauguración un video homenaje en el Parque del Olivar Alwin VanderLinde.
Durante este evento, Sergio Blardony, hijo del pintor y reconocido compositor, estrenó la obra “Huellas de Tiempo", una composición en honor a su padre, para dos voces, electrónica y vídeo, basada en un poema de Pilar Martín Gila; ya en la iglesia del Carmen, Alwin Van Der Linde interpretó la obra de música electrónica "Modulaciones". Esta retrospectiva, organizada por el Ayuntamiento de Arjona y la Fundación Van Der Linde está dedicada al célebre pintor Antonio Blardony, nacido en Madrid en 1934. "Antonio Blardony: Reflejos de una Vida" ofrece una visión íntima y profunda de la obra de un artista singular, cuya trayectoria captura la esencia de una época de transición en España. Blardony inició su carrera artística en los años 50 y principios de los 60, plasmando en sus primeros trabajos el mundo visible que lo rodeaba: paisajes urbanos, campos, retratos, Madrid y sus chabolas. Su obra, marcada inicialmente por un estilismo característico de su tiempo, pronto evolucionó hacia una exploración más introspectiva, teñida de misterios y silencios.Destacan en su producción las series de los desvanes, donde la acumulación de objetos desechados simboliza la fugacidad del tiempo y la fragilidad de los recuerdos, invitando estos cuadros al espectador a una reflexión profunda sobre el sentido de la vida en un mundo materialista. Al definir su propia estética, Blardony creó un laberinto mental lleno de habitaciones vacías, un vacío cargado de recuerdos, sonidos amortiguados y la presencia intangible de seres ausentes.En este universo artístico, Antonio Blardony trazó un camino de coherencia rara, construyendo un mundo propio y obsesionante. A partir de finales de los años setenta, su obra experimentó una sutil transición hacia lo etéreo, con la aparición de figuras como una niña, una muñeca o un maniquí, una adolescente que se contempla en un espejo sin reflejo, perdida en paisajes desolados, presentes y ausentes a la vez. En 1984, Blardony pintó su último cuadro y se retiró definitivamente del mundo de las galerías, exposiciones y ventas, buscando un retiro tan solitario y enigmático como su propia obra. Ahora, 40 años después, su legado artístico se exhibe en un entorno que realza su singular estética.