Alertan sobre evitar retrasos para eliminar C02 de la atmósfera

Ángel Galán Martín de la UJA lidera un proyecto contra el cambio climático

 Universidad

Foto: EXTRA JAÉN

El investigador Ángel Galán Martín.

Audio de Ángel Galán.

Con la colaboración de investigadores del ETH de Zúrich, el Imperial College de Londres y la Universidad de Alicante, difundido por la prestigiosa revista "Nature", en el que cuantifican en un sobrecoste de entre 0,12 y 0,19 trillones de euros anuales de inacción, y advierten de la necesidad de empezar cuanto antes a aplicar soluciones para poder cumplir el objetivo climático alcanzado entre los diferentes países.

Concienciar de la necesidad real que existe de tomar medidas urgentes contra el cambio climático, no solo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también para absorber y eliminar el excedente de dióxido de carbono de la atmósfera mediante el uso de soluciones naturales y/o la aplicación de tecnologías específicas. Este es el principal objetivo que se marca el proyecto liderado por el doctor Ángel Galán Martín, investigador del Programa "Beatriz Galindo" del Área de Ingeniería Química de la Universidad de Jaén.

Dicha iniciativa, desarrollada en colaboración con investigadores del ETH de Zúrich, del Imperial College de Londres y de la Universidad de Alicante, ha sido recientemente difundida en la prestigiosa revista ‘NatureCommunications’ a través de la publicación del artículo titulado ‘Retrasar la eliminación de dióxido de carbono en la Unión Europea pone en riesgo los objetivos climáticos’. Con este trabajo, el autor principal pone de manifiesto “la importancia de evitar retrasos y de empezar cuanto antes a aplicar soluciones para que no sea demasiado tarde y se pueda cumplir el objetivo climático entre los diferentes países”.

Así las cosas, la investigación señala que para limitar el calentamiento global del planeta y luchar contra el cambio climático es prioritario reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero. “Desafortunadamente, estos esfuerzos titánicos de mitigación no serán suficientes para alcanzar los objetivos de neutralidad climática, sino que tendremos que ir más allá y será inevitable tener que eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera para compensar emisiones en curso y otras procedentes de sectores difíciles de descarbonizar, tales como emisiones de la agricultura o del sector de la aviación”, considera Ángel Galán Martín.

Esta “retirada intencional” de CO2 de la atmósfera puede hacerse mediante una serie de acciones que promueven procesos naturales de mejora de sumideros de carbono (en bosques y suelos) o bien mediante el empleo de soluciones tecnológicas. Entre las opciones disponibles hoy en día, dos de ellas están recibiendo la mayoría de la atención: por un lado, la captura directa de CO2 de la atmósfera mediante reacciones químicas, y por otro, la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (DACCS y BECCS respectivamente por sus siglas en inglés). En ambas tecnologías, el CO2 presente en la atmósfera es capturado (por reacciones químicas o fotosíntesis) y posteriormente transportado y almacenado geológicamente en suelos y océanos, siendo por tanto eliminado y consiguiendo así lo que se conoce como emisiones negativas.

“A pesar de su indudable necesidad, a día de hoy, el despliegue de BECCS y DACCS en la práctica ha sido muy escaso y/o a pequeña escala, pero en cualquier caso muy lejos de las emisiones negativas necesarias para cumplir el objetivo climático, según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). En este sentido, permitir que esas tecnologías se desarrollen en el momento adecuado, evitando retrasos y alcanzando la escala requerida, es fundamental si no queremos perder en nuestra lucha contra el cambio climático”, insiste el investigador de la UJA.

El estudio publicado por Galán Martín en la revista ‘NatureCommunications’ se centra en la integración de DACCS y BECCS en el sistema eléctrico de la Unión Europea como tecnologías clave intrínsecamente ligadas al sector energético, ya que la primera consume grandes cantidades de energía y la segunda proporciona electricidad renovable y firme. “Los resultados del estudio muestran que si queremos eliminar -50 gigatoneladas (Gt) de CO2 neto a finales de siglo, que representa únicamente el CO2 emitido en Europa en la última década, cada año de inacción nos costará en torno a 0,12-0,19 trillones de euros. Además, posponer acciones más allá de mediados de siglo reduciría significativamente el potencial máximo de eliminación de CO2 en el sistema eléctrico casi a la mitad, de −73.73 Gt CO2 empezando en 2020 a −35.60 Gt CO2 en 2050) debido tanto al desaprovechamiento de recursos de biomasa (residuos forestales y agrícolas y desuso de tierras marginales disponibles para cultivos energéticos), como a la velocidad máxima de implementación de las tecnologías en la realidad”, explica el investigador principal.

El estudio concluye que el despliegue efectivo de las tecnologías BECCS y DACCS requiere una planificación a largo plazo que debe comenzar cuanto antes y de una manera integrada con los sistemas energéticos en continua evolución. Los resultados cuantitativos del estudio sobre las consecuencias de procrastinar en la eliminación de CO2, demostrando que los objetivos climáticos están en riesgo y que las contribuciones justas y equitativas de los países están en juego, pone de manifiesto la necesidad urgente de establecer la eliminación de CO2 como prioridad en la agenda climática de la Unión Europea y promover acciones a la mayor brevedad posible.