El obispo se ha encontrado una Iglesia “viva”
El obispo de la Diócesis de Jaén, Sebastián Chico Martínez, comparte con EXTRA su vivencia en Jaén tras seis meses como pastor de esta Iglesia Diocesana...
Foto: EXTRA JAÉN
Sebastián Chico Martínez, obispo de la Diócesis de Jaén.
Han pasado seis meses desde el nombramiento de Sebastián Chico Martínez como obispo de la Diócesis de Jaén y en este tiempo ha ido conociendo “poco a poco” la provincia, en la que se ha encontrado con gente “muy cercana y abierta, con un corazón sencillo, que quiere su cultura, su fe, a su Dios y, de una forma especial, a la Virgen María”. Ésta última situación, asegura, hace “vibrar” su corazón.
También el trabajo voluntario de Cáritas y el esfuerzo de la Fundación Proyecto Hombre.
Recién llegado del Santuario de la Virgen de la Cabeza, ha sido testigo de la “devoción” a La Morenita durante la Romería. También ha vivido su primera Semana de Pasión y ha dicho: “En Jaén se lleva la Semana Santa en la sangre”.
De obispo auxiliar en Cartagena se ha convertido en el pastor de la Iglesia Diocesana de Jaén, en el “primer servidor” y asegura que es “una gran responsabilidad”. Dice: “Allí donde he estado, ha sido para toda la vida”.
El 12 de mayo cumplirá 54 años. “La Iglesia de Jaén pedía un Obispo y ofrezco la vitalidad que el Señor me ha dado en esta etapa de mi vida. Serviré en todo lo que pueda. Estaré hasta el final en la Diócesis de Jaén”, garantiza.
Su ‘sello’ como obispo es el que se pueda decir que fue un hombre bueno, que pasó haciendo el bien. “Sólo deseo servir a esta Iglesia Diocesana, entregándome por ella. Si el obispo es Santo, ayudará a la Iglesia Diocesana a crecer en Santidad”, apunta.
Su proyecto como obispo no es otro que “caminar junto a la Iglesia, escuchar lo que el Espíritu Santo está pidiendo hoy a la Iglesia y tratar de responder”.
Ha llegado en un momento “bonito” porque la Iglesia universal está preparando en Sínodo de 2023. “Estamos reflexionando y preguntándonos cómo debe caminar la Iglesia”, valora.
En este punto, señala que “hay que caminar juntos” y ser “una Iglesia en salida, abierta, que esté en búsqueda de aquellos que necesitan conocer al Señor”.
Entre los grandes retos apunta el de “atraer a gente de otras culturas y confesiones de fe”, con los que “hay que dialogar”. Señala: “Hay un gran sector donde la antropología religiosa no está y es un gran reto hacer que el hombre se pregunte por el propio hombre, que es un ser religioso”.
Uno de los aspectos que le han sorprendido en Jaén es la presencia de los jóvenes en la Iglesia, a través de las cofradías. También por la cantidad de confirmaciones que se están celebrando. “Hay una vivencia de fe en el ámbito juvenil muy grande”, confiesa.
En una provincia con 19 monasterios de vida contemplativa, “además de un gran cantidad de casas de congregaciones e institutos religiosos bastante seria”, Monseñor señala que “hay comunidades con jóvenes y el Señor sigue llamando a gente para llevar su Palabra”.
Explica: “Nuestro Seminario Diocesano se está manteniendo. Ahora mismo son 12 los seminaristas que hay. El Seminario tiene que crecer mucho más. La viveza de una Diócesis se vive por las vocaciones sacerdotales y religiosas. Me estoy encontrando una Iglesia muy viva. Estoy convencido de que hay muchos jóvenes en esta Iglesia Diocesana que están siendo llamados por el Señor para ser sacerdote”.
Chico Martínez apunta que es “fundamental” crear una cultura vocacional donde los jóvenes puedan preguntarse qué quiere Dios de ellos y qué está haciendo la Iglesia Diocesana para que ellos se hagan esa pregunta”.
En la Diócesis hay un Seminario, pero hay numerosas casas religiosas. “Las chicas están respondiendo. Si no hay una buena respuesta por parte de las chicas y los chicos tenemos que revisarnos porque es una Iglesia muy viva y tiene que haber respuesta”.
Apunta que “la falta de vocaciones es una preocupación para cualquier obispo” y que toda Iglesia Diocesana tiene que tener “preocupación por las vocaciones al sacerdocio, a la vida familiar, a la vida matrimonial y a formar bien a los jóvenes para que den el paso con firmeza”.
Explica que la Iglesia tiene que “sanear, curar y denunciar lo que haya que sanear, curar y denunciar”, mostrando tolerancia cero a realidades como el abuso de menores por parte de sacerdotes. En la Diócesis jiennense se creó una Oficina de Protección al Menor, “para que ante cualquier tipo de abuso, la víctima pueda denunciar con fortaleza y valentía”. No han registrado ningún caso. “Si hay algún tipo de mal hay que sacarlo a la luz y denunciar. Tolerancia cero y justicia hasta el final”, espeta.
“La Catedral es el gran emblema y el turismo ayuda a evangelizar”
“Sorprendido” por el patrimonio cultural y religioso de la provincia y los numerosos santuarios, señala que el “gran emblema de Jaén” es su Catedral, “muy viva en todos los sentidos”. Se refiere al atractivo turístico que representa.
“El turismo ayuda para la evangelización. La Catedral es el santuario del Santo Rostro y hay que ver la manera de llegar al corazón de quienes entran para contemplar y orar ante esta joya y reliquia”, señala.
El estado de salud del patrimonio de la Diócesis, reconoce, es “bueno y siempre mejorable”.
Dice: “Tenemos un patrimonio precioso. La gente es muy celosa de lo suyo y cuidan y miman los templos porque entienden que son sus joyas. Hay algunos templos en los que ya se nos está diciendo que hay que acometer rehabilitaciones por patologías que están perjudicándolo. La Administración nos tendrá que echar una mano en esto”.
Apuesta por una relación con las administraciones fluida y cercana. “He visto con las autoridades de la ciudad y de la provincia un acercamiento muy bonito y una relación buena. Hemos abordado temas sociales y cómo poner al servicio de los jiennenses el patrimonio que la Iglesia tiene. Hay diálogos con proyectos muy bonitos, sobre todo en la capital, para que todos los templos del casco antiguo se pongan aún más en valor y se puedan visitar”, termina Sebastián Chico Martínez.