La puesta en marcha del PEC-TAC, a la espera del Consejo de Seguridad

Su instalación comenzó a finales del pasado agosto, con los trabajos para situarlo en la planta semisótano del Hospital Materno-Infantil

 La puesta en marcha del PEC-TAC, a la espera del Consejo de Seguridad

Foto: EXTRA JAÉN

Profesionales del Hospital de Jaén en una reciente visita al PEC-TAC para preparar su puesta en marcha.

La puesta en funcionamiento del nuevo PEC-TAC en el Hospital Universitario de Jaén "está a la espera de la aprobación del Consejo de Seguridad Nuclear", según han indicado a Europa Press desde el referido centro sanitario.

La incorporación de este equipamiento supone una inversión de 2.093.399 euros, financiada con fondos europeos. Su instalación comenzó a finales del pasado agosto, con los trabajos para situarlo en la planta semisótano del Hospital Materno-Infantil.

Para ello, se ejecutaron antes obras de adecuación del patio interior para las salas del dispositivo, de control y de pacientes inyectados, el módulo de almacén y los diferentes boxes, por más de 1,3 millones de ese presupuesto total.

Una vez instalado, se han realizado las comprobaciones técnicas necesarias y la puesta a punto y la formación de los profesionales. De este modo, está pendiente de las certificaciones pertinentes del Consejo de Seguridad Nuclear para su puesta en marcha, que se retrasa sobre las previsiones apuntadas por la consejera de Salud, Catalina García, quien aludió a septiembre y octubre.

El nuevo equipo diagnóstico, del que hasta ahora carece la provincia jiennense, permitirá hacer unas 2.500 exploraciones al año. Esta tecnología, denominada tomografía por emisión de positrones, realiza una exploración no invasiva de diagnóstico por imagen capaz de medir la actividad metabólica del cuerpo humano.

Esta técnica de imagen supone un avance en la detección precoz de tumores y posibilita que se planifique el tratamiento más adecuado desde sus inicios, aumentando así las posibilidades de éxito.

El PEC-TAC permite realizar estudios, de los que un elevado porcentaje va dirigido a pacientes oncológicos. Además, permite ver el grado de extensión del tumor y valorar la respuesta al tratamiento, comprobar si el paciente responde o no de forma precoz a un tratamiento, y, en caso negativo, bien suspenderlo o pasar a otra línea sin necesidad de agotar todos los ciclos, o permite la localización de metástasis o extensión tumoral con mayor precisión.

También se emplea para el estudio de pacientes con enfermedades inflamatorias --como vasculitis--, infecciosas (por válvulas cardíacas o prótesis), o neurológicas, como el párkinson o las demencias donde permite excluir enfermedades como el alzhéimer en casos en los que la edad o cuadro clínico del paciente no corresponda a los criterios establecidos.