Foto: EXTRA JAÉN
Carmen Linares.
Carmen Linares, la única cantaora con un Premio Nacional de Música, lleva más de 40 años sosteniendo espectáculos con su voz curtida y penetrante. Convertida en leyenda viva del flamenco, vuelve a los escenarios para seguir celebrando esa efeméride con ánimo de continuidad.
"¿Retirada? Yo ahora mismo estoy muy contenta y me siento bien cantando, me da mucha buena energía y aún tengo cosas que puedo ofrecer. No, no pienso en retirarme ahora mismo", certifica la artista nacida en Linares (Jaén) en 1951 en una charla con Efe.
La razón es el concierto que este miércoles en el ciclo musical madrileño Inverfest volverá a subirla a unas tablas para celebrar sus cuatro décadas como artista en solitario, acompañada para la ocasión de Joan Manuel Serrat como invitado de excepción.
"Me apetecía llevar a alguien que yo admirara y que tuviera que ver conmigo. Me pareció oportuno además ahora que va a hacer su gira de retirada, que me da mucha pena. Es una persona supercercana y cariñoso con toda mi familia", cuenta Linares sobre el catalán, con el que cantará la emblemática "La saeta".
A esta gira, que se ha alargado a causa del parón de la pandemia, dio en llamarla "Cantaora" (1988), como uno de sus álbumes de mayor calado, además de ser el único camino en la vida que se planteó.
"Siempre me he visto en el arte, cantando, y aunque me gusta muchísimo el baile también, no tuve oportunidad de que nadie me enseñara, porque eso sí que hay que aprenderlo, no como el cante, que lo aprendí como autodidacta, escuchando a otros", rememora quien llegó a actuar en espacios memorables, de Nueva York al Teatro Colón de Buenos Aires, de la Maestranza de Sevilla al Teatro Real.
A Madrid llegó muy joven, tras mudarse su familia siguiendo los pasos de un padre ferroviario, y así empezó a frecuentar los tablaos más importantes de la capital, como Torres Bermeja, donde "estaban los mejores de ese tiempo". Coetánea de Enrique Morente, Camarón de la Isla o los hermanos Habichuela, es una de las pocas mujeres de su generación que ha logrado llegar tan arriba.
"Cuando yo era muy joven y empezaba, la carrera se hacía de manera más lenta, más paso a paso, de darse a conocer en tablaos y peñas, que también es muy bueno, porque te permite actuar, que es donde un artista se hace. Ahora, aunque hay más medios de comunicación y una puede grabarse un disco en casa, casi es más difícil, porque hay excesiva información. Pero la juventud es inteligente y con ganas de luchar llegarán", apunta optimista.
Linares, llamada realmente Carmen Pacheco, siempre buscó nuevas formas de expresión. Al citarle nombres de intérpretes recientes que están traspasando la escena puramente flamenca con propuestas revolucionarias, como los de María José Llergo o Rosario La Tremendita, les anima a que "hagan su propia carrera, lo que sienten".
"No me atrevo a decir hacia dónde debe evolucionar el género. Lo que sí pienso es que el artista tiene que tener una base importante, conocer las raíces, la tradición, porque eso es el ADN que hay que apretar con los puños para que te permita luego hacer otras cosas. Como decía Juan Ramón Jiménez: 'Raíces que vuelen y alas que arraigen'".
Distinguida entre otros muchos galardones con el Premio Nacional de Música en 2001, un "honor y un éxito para este arte", afirma que su propósito como artista ha sido siempre "dignificarlo", como hizo Federico García Lorca, al que rindió tributo en su discografía y mantiene vivo en sus espectáculos.
"He sido una artista honesta y he dado lo mejor de mí, queriendo siempre engrandecer el estilo y aportar siempre con mi verdad", sentencia.
En su ánimo ha estado "traspasar y ser cercana" al público que se acerca a escucharla. "Lo importante es transmitir y emocionar. A mí lo que me gusta es que la gente recuerde esa emoción y llegarles al corazón. Y luego ser digna merecedora de tener este puesto y devolverle al flamenco todo lo que me ha dado a mí", añade.
A su paso por el Teatro Circo Price, dentro de Inverfest, anticipa que hará un homenaje a Paco de Lucía, también a la versión de "La leyenda del tiempo" que hizo Enrique Morente y al "Gracias a la vida" de Mercedes Sosa. "Una frase que tendríamos que tener en el cabecero de la cama puesto para leerla cada mañana al levantarnos", destaca.