El aceite de colza, conocido también como aceite de canola, actualmente con producciones anuales de 34 millones de toneladas, es un ingrediente habitual en distintos alimentos, no obstante, inicialmente fue concebido para lubricar motores de buques de la armada y aviones durante la Segunda Guerra Mundial.
Con datos elaborados a partir de la USDA (Departamento Agrícola de Estados Unidos) y de la Asociación Argentina de Grasas y Aceites, en la campaña 2024/25 la producción total de aceites y grasas mundial es de 268,7 millones de toneladas, siendo el primer aceite el de palma con el 29,7%, tras este se sitúa el de soja con el 24,3%, iría detrás, si incluimos las grasas animales y sebos estos con un 16,6 % y después el aceite de colza o canola con un 12,7%, tras este iría el aceite de girasol, y tras aquel un largo etcétera. En cuanto a los mayores productores de aceite de colza o canola del planeta, estos son, por orden Canadá, China, India, Alemania, y Francia.
Pero, ¿Cómo surgió el aceite de colza o de canola? La colza, una antigua semilla oleaginosa, se cultivaba en Asia y Europa como fuente de grasa, sus propiedades físicas la convirtieron en un lubricante esencial para las máquinas de vapor de los barcos navales y mercantes de la época.
Se cultivó por primera vez en Canadá como medida de emergencia durante la Segunda Guerra Mundial, en este momento Asia y Europa dejaron de producir aceite de colza, sin embargo, tras unos años magníficos de demanda, en la década de los 50 ya casi todos los motores eran Diesel, y cayó el consumo industrial de aceite de colza para esa aplicación, perdiendo entonces su ventaja competitiva.
En la década de los 60 Canadá se nutría de oleaginosas importadas para elaborar sus aceites industriales, o simplemente importaba el aceite de forma directa, y pensando en un uso alimentario de este aceite, era muy difícil crear semillas oleaginosas comestibles por los altos niveles de ácido erúcico y ácidos eicosenoicos, ambos perversos desde el punto de vista nutricional, también resultaba negativo para el consumo humano el alto contenido de azufre de dicha grasa.
En ese momento, antes de ser desmantelado este sector de actividad, empezó a tomar partida en el asunto La Ciencia, y científicos de la Universidad de Manitoba utilizaron variedades de colza para desarrollar otra cepa, que se presentó por primera vez en la década de 1970, en este caso el aceite procedente de esta cepa tenía un perfil deseado para el paladar, además de haber eliminado los compuestos perjudiciales o con mal sabor.
Tras obtener este producto con dicho perfil, se comenzó a usar para freír, como condimento alimentario en pastelería y panadería, y en otros muchos usos culinarios, tras verse que era útil y se podía usar desde la perspectiva alimentaria se le bautizó con el nombre de «Aceite Canadiense de Bajo en Acido», que luego pasó a ser Canola (colza) procedente de las siguientes siglas Canadá oil low acid, aceite de Canadá (mayor productor del mundo) bajo en ácido.
Por lo tanto, no siempre el uso industrial surgió históricamente tras el alimentario, como hoy sucede en la elaboración, por ejemplo, de biocombustibles, hay alimentos, como el aceite de colza, que antes de ser una grasa alimentaria, fue un lubricante