En el mundo tan solo hay el 5% de tierra cultivable, de la cual el 74% ya está cultivada. El agua dulce accesible en el Planeta para el ser humano es tan solo el 0,00025% del total de superficie terrestre, para 2100 y se espera que para la agricultura no se destine ni tan siquiera el 15% del total de población activa, ya somos más de 8.000 millones de personas, de los cuales, más de 920 millones a diario pasan hambre por no tener que comer, y por falta de disponibilidad de ciertos alientos, cada vez, ya casi el 10%, nos alimentamos de comida ultra procesada, es decir, cada vez somos más, con menos recursos como agua, mano de obra, o tierra disponible para cultivar, lo que provoca que cada vez podamos alimentarnos, menos, y peor, ¿Debemos de utilizar la tierra cultivable para producir cultivo de productos agrarios, o para instalación de parques fotovoltaicos?
Según el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la agricultura mundial genera una cifra de negocio de más de 5 billones de euros. La superficie de la tierra es de 149 millones de kilómetros cuadrados, es decir sin mares, ni océanos, que suponen 361 millones; de tierra firme, 104 millones son habitables. Si nos referimos a agricultura, el planeta cuenta con 5.100 millones de hectáreas, de las cuales 1.100 millones se dedican realmente a agricultura, lo que significa que la tierra cultivable del Planeta tan solo es el 5%, y la cultivada el 1%. La tierra cultivada supone el 74% de la cultivable.
De estos 1.100 millones de hectáreas cultivadas, los cultivos leñosos permanentes suponen ya casi 73 millones de hectáreas, de las que el 77% son explotadas en secano y, el resto, 23 millones, a través de irrigación.
El agua dulce accesible en el Planeta para el ser humano es tan solo el 0,00025% del total de superficie terrestre, o lo que es lo mismo, 110.000 kilómetros cuadrados en total, y se encuentra dividida del siguiente modo: el 38% como humedad de la tierra, 52% en lagos, un 1% en forma de vapor de agua, y 1% en ríos, mientras que el restante 1% está contenida en seres vivos, alimentos, etc.
Somos más de 8.000 millones de personas después de que en los últimos 100 años la población se haya multiplicado por 4. Paralelamente, en todo el mundo, un tercio de los alimentos, con un valor estimado de más de 1,3 billones de euros, se pierde entre la cosecha y la mesa (PNUMA 2021). Fruta, hortaliza y verdura ya suponen casi el 50% de ese total. Mientras, el 10% de la población, 820 millones de personas, pasa hambre. Es decir, se desperdicia un tercio de los alimentos producidos en el mundo (más de 3.600 millones de toneladas), a la vez que, con la tercera parte del desperdicio, podría alimentarse de forma sobrada a ese 10% de la población mundial que sufre inanición.
Para alimentar al 90% de esa población, (8.200 millones de personas menos el 10% que sufren precariedad alimentaria), incluyendo lo que se desperdicia y derrocha, es necesario que se generen a través del sector primario del orden de 11.000 millones de toneladas de alimentos al año. El 99,7% de los nutrientes de los que nos alimentamos provienen de la agricultura. Luego, por cada ser humano generamos un total de 1,4 toneladas de alimento por año, para desperdiciar 450 kg.
Según la OMS, en 2024 se vendieron casi 600.000 toneladas de productos ultraprocesados en el Planeta, algo más del 10% de nuestra alimentación total, siendo superior en países más desarrollados. Este consumo se incrementa cada ejercicio, algo menos el 3%. Las razones de la elaboración de estos productos son diversas, pero entre otras, está la mayor disponibilidad de compuestos, materias primas más baratas y menos naturales, adicción debido a su composición, etc.
Con respecto a la distribución actual de la población activa, de los casi 3,5 mil millones de personas que trabajan en el mundo, el 25% está dedicado a la agricultura, -es decir una persona por hectárea de forma aproximada-, 24% a industria, y el restante 51% al sector servicios, pero, para 2100, se espera que para la agricultura no se destine ni tan siquiera el 15% del total de población activa, mientras que el sector servicios se verá favorecido con un ascenso que lo llevará al 60%, mientras que la industria seguirá en el orden del 25%. En Europa a la agricultura se dedicará tan solo el 2%.
España es el séptimo país en el mundo en superficie instalada de parques fotovoltaicos en tierra fértil, según el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación, estos ocupan el 0,2% de la superficie agraria útil, es decir, 50 mil hectáreas, es decir, siendo nuestro país el cuarto país en superficie de pistacho del mundo, los parques fotovoltaicos cubren casi el 60% de la superficie que el árbol del pistacho supone en nuestra agricultura en términos de superficie.
Si sumamos, a tenor de los datos publicados en el Snapshot report, toda la superficie cultivable cubierta de parques fotovoltaicos, esta supone 1,3 millones de hectáreas en términos mundiales, es decir, que los parques fotovoltaicos cubren el mismo terreno fértil que el melocotonero, que es el décimo leñoso en orden de importancia en el planeta tierra, o dicho de otro modo, el destino de tierra cultivable disponible, por ejemplo a la instalación de parques fotovoltaicos, en lugar de plantar melocotoneros, evita la producción de más de 22 millones de toneladas de dicha fruta en el planeta. Poniendo como ejemplo el cultivo que nos ocupa.
O dicho de otro modo, el destino de tierra fértil cubierta de parques fotovoltaicos, si fuese destinado a la producción de alimentos, supondría un total anual de 3.500 millones de kilogramos de alimentos, cuanto menos un porcentaje mínimo para contribuir a esos más de 900 millones de personas que sufren a diario inanición en el mundo.
Por lo tanto, por supuesto que son necesarios los parques fotovoltaicos, por su generación de electricidad en el planeta, pero en base a estos datos, ¿no resultaría más adecuada su ubicación en desiertos, tejados, cubiertas, lagos, pantanos, balsas, etc. de forma prioritaria en lugar de en tierra cultivable, dado que la disponibilidad de esta es limitada, y escasa?

Juan Vilar
Entre olivos, aceitunas y aceite¿Es la tierra cultivable para instalar placas solares?
Juan Vilar analiza la situación de la tierra cultivable en el planeta y la idoneidad de destinarla a placas solares