Alegría y fervor en torno a la Romería del Cristo de Charcales

Como novedad, el Cristo de Charcales salió en procesión por la mañana, desde el Pago de la Fuente de la Peña y por el barrio de La Glorieta

 Alegría y fervor en torno a la Romería del Cristo de Charcales

Foto: EXTRA JAÉN

Cristo de Charcales en procesión.

La junta de Gobierno de la Cofradía del Santísimo Cristo de Charcales (Cristo del Arroz) celebró ayer una romería muy esperada, retomando la tradición tras dos años de pandemia, volviendo a una celebración que ocupa cada año el segundo domingo de mayo, el de este 2022 muy especial y con cambios en la organización.

Como novedad, la procesión se celebró por la mañana, desde el Pago de la Fuente de la Peña y por el barrio de La Glorieta, inmerso en sus fiestas vecinales.
En torno a las doce del mediodía, el Cristo de Charcales inició su procesión, sobre los hombros de doce anderos, hombres y mujeres que recogieron el calor de los jiennenses que acompañaron sus pasos por el recuperado itinerario.

El crucificado lució sus nuevas andas, estrenadas en 2019, en nogal oscuro, ofreciendo “otra vistosidad al paso”, según valoró Lombardo, y volvió a llevar un calvario repleto de claveles rojos que más tarde disfrutaron los mayores de la residencia ‘Fuente de la Peña’, a los que siempre se donan.



El hermano mayor, Víctor Lombardo, aseguró que es “una las mejores romerías por el entorno en el que se celebra”, agradeciendo el “respeto y la devoción” al Cristo de Charcales de “jiennenses con ganas de romería, llegados de todos los barrios de la ciudad”.
Con anterioridad, se celebró el pasacalles de estandartes y banderas, desde el colegio Santa María de los Apóstoles y hasta la Ermita. La junta directiva de la Asociación Vecinal La Gloria, de la que es presidenta Lola Rivilla, participó en la ofrenda floral, uno de los momentos más emotivos en el marco de una romería arraigada en la capital.

El de ayer fue un domingo que reunió a numerosos jiennenses, que fieles a la tradición, no quisieron faltar a una procesión que finalizó reuniendo a todos en torno a una paellada. Amenizada por el coro ‘Compases romeros’, fue el broche final a un domingo de tradición en la ciudad.

El barrio de La Glorieta concluyó sus fiestas, retomadas desde el pasado jueves con “muchas ganas” y celebradas para avivar la convivencia vecinal, con una programación “más escueta, pero manteniendo la tradición”, según Rivilla, como la de los juegos infantiles y las veladas musicales.