Condenado a seis años de cárcel por abusar de tres menores
El condenado se introdujo en una asociación juvenil cofrade para estar cerca de los jóvenes
Foto: E. P.
El acusado durante el juicio.
La Sección Tercera de la Audiencia de Jaén ha condenado a un total de seis años de cárcel a un hombre, de 35 años, por abusar sexualmente de tres menores de una asociación juvenil cofrade de Jaén capital en la que el condenado se introdujo para estar cerca de los que luego se convertirían en sus víctimas, todos ellos menores de 16 años.
Además de la pena de prisión, el tribunal le impone medidas de alejamiento así como prohibiciones de comunicación durante cinco años por encima de la pena de prisión impuesta. También deberá indemnizar a cada uno de los tres menores en mil euros por daños morales.
Asimismo, se establece la medida de libertad vigilada, consistente en sometimiento a curso de reeducación sexual durante cinco años y que se cumplirá con posterioridad a las penas de prisión impuestas; así como la inhabilitación especial para cualquier profesión u oficio, sea o no retribuido que conlleve contacto regular y directo con menores de edad por un tiempo superior en cinco años al de la duración de las penas de prisión impuestas.
El tribunal le absuelve también de otros tres delitos de abusos sexuales, del delito de participación en comportamiento de naturaleza
sexual con menores de 16 años, del delito de exhibicionismo, de otro dos de agresión sexual y de otro de abuso sexual y corrupción de menores continuados. En la causa se han personado como acusación particular los padres de seis menores.
La sentencia, a la que ha accedido Europa Press a través del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), establece que los tres menores fueron víctimas de tres delitos de abusos sexuales que implican por ser menores de 16 años, "la ausencia de consentimiento, por estimar que la inmadurez psíquica de los menores les impide la libertad de decisión necesaria".
Recoge el fallo que el procesado fue "a buscar a los menores, contactó con ellos y para ganarse la confianza de los mismos se hizo pasar como padre de dos hijos, uno fallecido" con el objetivo de generar "pena" y poder acercarse "a los niños con actitud libidinosa".
El tribunal considera que las declaraciones de los menores, que se produjeron a puerta cerrada en el juicio celebrado el pasado 30 de mayo en la Audiencia de Jaén, "reúnen los requisitos exigidos jurisprudencialmente para ser tenidos como prueba de cargo suficiente". A ello se le suma los informes psicológicos sobre credibiliad. Es por ello que el tribunal estima que hay "suficiente prueba de cargo para basar la condena del procesado".
Los hechos juzgados y ya sentenciados se remontan a finales de 2018, cuando este hombre, entonces con 33 años, se trasladó a la capital jiennense y comenzó a acercarse a una asociación juvenil de ambiente cofrade que se reunían en un local próximo a su domicilio.
Inicialmente fueron nueve los menores, de entre 13 y 16 años, que en su día apuntaron haber sido objeto de los abusos por parte del acusado. Según sus relatos, el proceso los llevaba bajo a engaño a su casa donde algunas veces intentaba y otras conseguía someterlos a diversas prácticas de índole sexual.
El acusado, según los menores, se acercó a la asociación juvenil mostrando su deseo de colaborar y ayudarles ya que un hijo suyo, de 14 años, había muerto de leucemia y le gustaba todo lo que tenía que ver con las cofradías, las procesiones y la Semana Santa.
El acusado, en su declaración durante el juicio, negó todos y cada uno de los extremos apuntados por los menores y lo atribuyó todo a "una venganza" de los mayores del grupo por no haber aportado 30 euros para colaborar con unas pulseras destinadas a recaudar fondos para la asociación.
A.S.E. mantuvo que siempre que estuvo con menores en su casa lo hizo acompañados por personas adultas e indicó que las cámaras de videovigilancia instaladas en su dormitorio.
"Para nada les propuse acciones sexuales", dijo el acusado, mientras que los agentes que registraron el domicilio señalaron que las cámaras instaladas no era para la viodevigilancia, sino que apuntaban hacia la cama y hacia el sofá del salón. Además, revelaron que las casa del procesado se encontraba "llena" de fotos de acusado con menores "en actitudes cariñosas".
El caso se descubrió en agosto de 2019 cuando la Policía Nacional tuvo que intervenir después de que un grupo de menores se dedicara a arrojar huevos contra la fachada de la vivienda del acusado. A partir de aquí y tras tomar declaración a los menores surgieron las acusaciones sobre la persona que finalmente ha sido condenada.
La sentencia no es firme y puede recurrirse en apelación ante el TSJA.