El olivo, símbolo de la paz, un objetivo de guerra

Mientras Israel destruye el olivar palestino importa aceite de español, mucho de Jaén, para obtener la certificación Kosher y exportarlo al mercado judío

 El olivo, símbolo de la paz, un objetivo de guerra

Foto: Redes/HumanAppeal

Campaña de Human Appeal de España plantando olivos en Palestina.

El 7 de octubre de 2023 varios grupos paramilitares palestinos encabezados por Hamás lanzaron un ataque a gran escala contra las comunidades fronterizas al que denominaron Operación Inundación de Al-Aqsa. La respuesta de Israel no se hizo esperar. Dos semanas después, el 22 de octubre, según informó la agencia de noticias WAFA, el ejército israelí atacó a olivareros palestinos en la aldea de Zabuba, al oeste de Jenin, que se ubica en el norte de la Cisjordania ocupada.

Palestina tiene en sus tierras el olivo más antiguo del mundo, ubicado en la aldea de Al-Walaja al sur de Jerusalén. La UNESCO estima que tiene 5.500 años. Así, el olivo, cuya rama es el símbolo de la paz, se ha convertido en un objetivo de guerra. Y el conflicto no ha hecho más que recrudecerlo, porque según un estudio publicado en “The Yale Review of International Studies” en marzo del año pasado las autoridades de Israel han arrancado ilegalmente más de 800 mil olivos palestinos desde 1967.



Estos ataques contra los olivos palestinos se deben “a la actual expansión de los asentamientos en Cisjordania, que están invadiendo el sustento de las familias palestinas. A menudo estos árboles son quemados delante de las familias, acabando violentamente con su medio de vida”, apuntaba Yale Review.

Además de la destrucción física de los árboles, las familias palestinas se enfrentan a muchos obstáculos para obtener permisos israelíes para poder cosechar sus propias siembras. Por ejemplo, en 2020, solo el 24 por ciento de los permisos de acceso a la tierra fueron aprobados, lo cual hizo casi imposible que los agricultores palestinos pudieran acceder a sus tierras agrícolas durante el año.

El olivo es fuente de vida y de alimento en tierras palestinas. De un solo árbol pueden obtenerse hasta nueve kilos de aceituna, de los sacan unos dos litros de aceite para cocinar, como combustible o para medicamentos terapéuticos.

Human Appeal de España se puso la meta de plantar 75 mil olivos en Gaza y Cisjordania en 2022, conscientes de la importancia como medio de vida para buena parte de la población palestina. Interpal Org también tiene un programa de reforestación.

A nivel geopolítico internacional la producción palestina, israelí, libanesa o iraní es insignificante para los mercados, tal y como apunta el doctor en Ciencias Económicas, profesor de la Universidad de Jaén y analista oleícola internacional, Juan Vilar, pero a nivel local, es esencial para la economía familiar.

La insignificante relevancia local

La guerra de Israel contra Hamás tiene actualmente hasta siete frentes abiertos, principalmente en la franja de Gaza, en Líbano y ahora en Irán. Estos tres países son productores y consumidores de aceite de oliva, si bien, su peso en la producción mundial es muy bajo, no así en algunas exportaciones a países de Oriente Medio y a Estados Unidos, principalmente. Solo Siria aparece entre los principales productores de aceite de oliva tras España, Italia, Grecia, Túnez, Turquía, Marruecos y Portugal. Sin embargo, a pesar de estar inmersa en una guerra civil desde 2011, la producción apenas se ha visto afectada en estos años.

Juan Vilar explica que el conflicto actual de Israel contra Hamás apenas afectará a la producción mundial ni a los precios del aceite de oliva y las exportaciones españolas (un tercio de las importaciones mundiales de aceite de oliva proviene de España). Además, añade, “Israel seguirá importando la misma cantidad, no habrá un incremento significativo”.

El analista oleícola internacional recuerda que la provincia de Jaén es una de las grandes exportadoras a Israel, a pesar de que el precio al que compran es superior al coste de producción de su propio aceite de oliva. El motivo por el que Israel importa aceite es por la certificación Kosher, que obtienen ciertos productos, como el aceite de oliva, y que garantiza que en su tratamiento se han respetado los preceptos de la religión judía y que, por tanto, se consideran puros y aptos para ser consumidos por su comunidad. Y es en Estados Unidos, principalmente, donde tiene su principal mercado en cuanto a sus exportaciones.

Por tanto, mientras que en Israel se seguirá importando aceite español y de otros países esta campaña para procesarlo y certificarlo como Kosher, miles de familias palestinas ya sufren la merma de uno de sus principales cultivos, porque es un objetivo militar.

Producción en Israel, Líbano, Siria e Irán

Israel tiene alrededor de 328 millones de metros cuadrados de olivares que producen alrededor de 16.000 toneladas de aceite de oliva virgen extra (AOVE) cada año. Sólo 1.000 de ellos son para EEUU. También exporta a Países Bajos, Canadá y Japón. Y lo seguirá haciendo.

Líbano produjo 17.000 toneladas de aceite de oliva en el año de cosecha 2022/23, en línea con el promedio de los últimos cinco años.

Siria produce 108.000 toneladas de aceite de oliva, de las cuales se exportan 26.330 toneladas. El 40 por ciento se corresponde con un aceite virgen o virgen extra y el 60 por ciento es lampante.

En cuanto a Irán, según los datos del COI, cuenta con 36.000 explotaciones agrícolas con olivos, con una superficie de cultivo de más de 88.000 hectáreas, de las cuales el 70 por ciento se destina a la producción de aceituna de mesa y el 30 por ciento a aceite de oliva.

Palestina cuenta con unas 100.000 familias que cultivan sus explotaciones de olivar y una producción media, según datos del COI, de unas 24.500 toneladas de aceite de oliva anuales. Hasta el inicio de la guerra, en una campaña media, los molinos palestinos, además de sustentar a los agricultores, exportaban unas 6.500 toneladas, principalmente a países cercanos. Palestina forma parte del Consejo Oleícola Internacional desde abril del 2017, tras comenzar las negociaciones en el año 2013.

Todos estos países juntos no llegan ni a la mitad de la producción de Jaén, que este año, según el Aforo de la Junta de Andalucía, se espera que alcance las 445.000 toneladas, muchas de las cuales acabarán en Israel para consumo interno o para exportarlas a otros países.