Los bolos serranos, reconocidos como Bien de Interés Cultural
Se trata de una práctica cultural ancestral, cuyas referencias documentales se remontan a los siglos XV y XVII

Foto: Extra Jaén
Bolos serranos
La Consejería de Cultura y Deporte ha incoado el procedimiento para inscribir los bolos serranos en la provincia de Jaén en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz (CGPHA), como Bien de Interés Cultural (BIC), con la tipología de Actividad de Interés Etnológico, como práctica cultural viva y dinámica, transmitida de generación a generación.
Los bolos serranos representan un modelo de expresión, bajo la forma de juego o deporte tradicional, compartido e interiorizado por los residentes en el macizo montañoso del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, como parte integrante de su identidad. No obstante, esta práctica cultural va más allá de estas áreas, ya que su práctica se ha extendido en las últimas décadas en otras localidades jienenses, como Arroyo del Ojanco, Chilluévar, Génave, Hinojares, Hornos, La Iruela, Orcera, Peal de Becerro, Pozo Alcón, Quesada, Santiago-Pontones, Santo Tomé, Beas de Segura, Torreblascopedro, Torredelcampo, Torres de Albánchez, Villacarrillo o Villanueva del Arzobispo.
Este juego tradicional, que entra a formar parte del Catálogo General, se practica al aire libre, desde el mes de marzo a noviembre, aprovechando las condiciones climatológicas favorables y fuera de la época de recolección de la aceituna -detalle a tener en cuenta cuando la provincia es Jaén, tierra de olivos-. Para su práctica, se requiere no sólo de un espacio adecuado, como las boleras o boleas, sino, además, de instrumentos específicos como las bolas -que pueden ser de propiedad individual, comunitaria o compartidas dentro de las familias- y los mingos -pequeños trozos de madera o de material plástico, dependiendo de la modalidad en la que se juegue-.
En esta actividad se practican dos modalidades, la de ‘valle’ y ‘alta montaña’ -también conocida como montaña a secas- ambas pertenecientes al grupo de los ‘pasabolos’, donde se valora la distancia a la que los bolos son enviados tras el impacto de la bola. La modalidad ‘valle’ involucra tres mingos y conserva normas y lances de juego que se remonta a los bolos medievales, siendo la más antigua, aunque la menos practicada actualmente. Por su parte, la modalidad ‘montaña’ es una derivación de la anterior, jugándose con un solo mingo y eliminando algunos lances en el juego, lo que acentúa su singularidad, al ser la única en la península Ibérica con esta característica.
Se trata de una práctica cultural ancestral, cuyas referencias documentales se remontan a los siglos XV y XVII, en su mayoría en ordenanzas municipales, evidenciando su considerable popularidad. En la provincia de Jaén, la referencia documental más antigua sobre el juego de los bolos se remonta a 1625, con un testimonio que recoge un altercado ocurrido durante una partida de bolos.
En la actualidad, después de las competiciones y concursos, los jugadores y jugadoras, ya sean a nivel individual, por parejas o equipos, son reconocidos por sus habilidades y destrezas con trofeos y premios en especies, como jamones, aceites o embutidos. En la provincia de Jaén se registran a día de hoy doce boleras que albergan competiciones deportivas oficiales y más de 50 en la que se organizan concursos populares.
Con la protección como BIC de los bolos serranos se garantiza la perdurabilidad en el tiempo de esta actividad, y su transmisión de generación en generación, conservando los valores intrínsecos de esa práctica de carácter etnológico.