El Expositor

Manuel Expósito

Albas y tinieblas

Crónica política de la semana de Manuel Expósito con el análisis de las Elecciones Europeas

 Albas y tinieblas

El alcalde Agustín González Romo, votando ante la atenta mirada de Erik Domínguez y Elena González, entre otros.

Pareciera como si los elementos meteorológicos se hubieran confabulado para que el personal, ante el descenso térmico generalizado y el retorno tímido de la lluvia, conviniera en la oportunidad de disfrutar de un fin de semana relajado en su residencia habitual, ni playa ni montaña, aprovechando el domingo, ya fuera a primera hora de la mañana o última de la tarde, para acercarse a los colegios y participar cívicamente en las Elecciones Europeas de este 9-J. Luego, a la hora de la verdad, la participación reflejó un crecimiento de la concurrencia democrática ligeramente superior a la registrada en los últimos comicios continentales en solitario, 2014, y muy inferior a la de hace un lustro, 2019, 17 puntos menos, coincidentes con las municipales y varias autonómicas (exceptuando, en este caso, las andaluzas). El temor a la abstención masiva sobrevoló toda la jornada electoral, por más que no llegara a justificar la derrota de los perdedores. Nos jugábamos demasiado, quizá mucho más de lo que el común de los mortales de los 27 países de la eurozona acertaba a comprender. Distintas encuestas preelectorales señalaban la tendencia alcista del populismo de ultraderecha, postfascistas y euro-escépticos, imponiéndose a la postre arrolladoramente en Francia, Austria o Italia. Sin embargo, la alianza estable de gobierno en la Comisión Europea, conformada históricamente por los conservadores del Partido Popular y los socialdemócratas, con el apoyo de liberales y verdes, podría revalidarse en buena medida por la firme voluntad europeísta de Ursula von der Leyen, auténtico dique de contención en su país, Alemania, de una ultraderecha dividida en dos grupos en la eurocámara. Solo a través de esta ecuación continuista, los jiennenses, los que menos convergemos con la media europea, nos aseguraríamos la preservación del principio de solidaridad interterritorial en la eurozona que nos saca de pobres: el maná de la PAC y los fondos Next Generation.

¿Pero qué sucedió en el entorno más cercano? El sanchismo salvó los muebles merced a una derrota dulce respecto al PP, 22-20, 4 puntos y 700.000 votos menos, perdiendo no obstante solo un escaño, alcanzando el 30 por ciento de respaldo pese a reducir su hegemonía territorial a 3 de las 17 comunidades autónomas: Cataluña, Canarias y Navarra. Cuarto triunfo consecutivo, desde que accediera a la presidencia nacional de los populares, proclamaba con sonrisa de circunstancias, de Alberto Núñez Feijóo, consciente en su fuero interno de que el envite/embate plebiscitario le salió rana. El líder andaluz de los populares, Juanma Moreno Bonilla, logra su objetivo primordial, avanzado repetidamente en campaña: vencer por vez primera al PSOE en unos comicios continentales y, miel sobre hojuelas, hacerlo en todas y cada una de las 8 provincias. Cuarta victoria consecutiva, cuarto resultado adverso de su principal rival, el socialista Juan Espadas. Las decisiones (de cambio de liderazgo en el PSOE-A) llegarán cuando toquen orgánicamente, vino a decir, estirando la venda antes del golpetazo, en declaraciones a Radio Jaén, el delfín, adjunto a la secretaría de Organización de Ferraz, Juanfran Serrano. ¿Le quedan a Espadas, en San Vicente, 4 telediarios de Canal Sur? El proceso de relevo ya está indefectiblemente en marcha.



En la provincia de Jaén, entretanto, los resultados del domingo ofrecen lecturas diversas, todas ellas interesantes e interesadas. Pierde el PSOE de Paco Reyes, aunque se erige en la agrupación provincial andaluza más votada, tercera en el conjunto estatal, superando a su encarnizado adversario pepero en 58 de los 97 municipios de la provincia, cimentando claramente su solidez en el ámbito rural. Fin de ciclo del Partido Socialista de Paco Reyes -72.000 votos menos, 9 de las 10 cabeceras comarcales en manos del PP-, resaltaba el megatoniano Erik Domínguez, sacando especialmente pecho "donde más fango practicó el PSOE: La Carolina, Martos y Jaén capital". Jaén, en Capilla desinhibida, sumida en el lamento balompédico recentísimo del dueto Jaén Fútbol Sala/Real Jaén, relanza por la ley del mínimo esfuerzo la marca del alcalde Agustín González Romo, a costa de fagocitar a su sumiso socio, JM+, y de la incapacidad del PSOE de Julio Millán de sobreponerse sin despeinarse al viento de cara. Fue un acierto placear por toda la provincia el mirlo blanco, bocanada de aire fresco, contundente argumentario comunitario de campaña, de la candidata popular número 25, la ubetense María Jesús Molina Hurtado, joven tecnócrata en Bruselas, jefa de gabinete del secretario general del grupo popular europeo. "Y eso que hasta el mismo día de oficializarse su inclusión en la lista europea, desconocíamos que era paisana", me confesaba un dirigente del PP en el sprint final de la quincena fantástica. ¿Las expectativas nuevamente frustradas de Vox? ¿La irrupción inopinada, cuarta fuerza, en muchos pueblos de Jaén de la agrupación de electores 'Se acabó la fiesta' del agitador ultra Alvise Pérez? ¿El progreso descalabrado, involución a golpes de realismo electoral, del proyecto de Sumar? ¿El resquicio de esperanza de Podemos para volver a erigirse, Ave Fénix, más pronto que tarde, en vanguardia a la izquierda del PSOE? El 9-J, en suma, a lo obispo Suárez de la Fuente del Sauce, no sepulta del todo a nadie, pero desentierra el fantasma de la intolerancia en la vieja Europa. Brillo húmedo de los ojos en el fondo de las tinieblas.