Paseando por mi sierra me alegra comprobar que el agua brota por la Fuente Paulillos y que baja barranco abajo desde las seis piletas. Durante estas últimas semanas, las imágenes de los cauces rebosando han inundado las redes. La más espectacular y que se hizo viral, el aumento del caudal de la cascada de la Cimbarra en Aldequemada. Guadalquivir abajo la cosa se ha complicado más, provocando víctimas mortales en provincias como Córdoba y Sevilla. La cara más negativa del temporal.
El primer trimestre del año nos deja unas copiosas lluvias que aumentan las reservas hídricas de la provincia, situándose en algo más del 52%, frente al 30% con el que comenzaron el año. Todo ello gracias a Floriane, Garoe, Herminia, Ivo, pero especialmente a Jana, Konrad, Laurence, Martinho y Nuria, la última de las borrascas en pasar por la península.
Pero toda esta agua caída del cielo no pone fin a la sequía, que no debemos confundir con el estrés hídrico, aunque se empieza a avistar un posible final. Algo menos en Jaén, la provincia andaluza junto con la mitad sur de Almería donde menos precipitaciones se han producido, todo hay que decirlo. Mientras tanto, el gobierno de Juanma Moreno pide más embalses al Estado e insiste en su idea de una ‘autovía del agua’ que conecte zonas secas y húmedas, ante la negativa de los ecologistas. ¿En qué medida afectan a la provincia jiennense estas peticiones? Me imagino que serán más papel mojado, valga la redundancia.
Acabó marzo, mes de las flores y comenzó abril con olor a Semana Santa, este año, más tardía. Cofradías y devotos miran al cielo o consultan la app en el móvil para conocer previsiones. Aunque todavía es un poco pronto para conocer cómo va a evolucionar el tiempo, todo apunta a que reinarán las temperaturas agradables en torno a los 25 grados, aunque la lluvia hará acto de presencia durante la semana de pasión. El agua podría dar una tregua, pensarán algunos. Nunca llueve al gusto de todos, digo yo.
