Hubo un tiempo, egoísta/despreciable, en que las guerras resultaban tan lejanas/ajenas que casi no nos concernían/conmovían. Asistíamos a su retransmisión en directo, a la hora del telediario, y apenas si reparábamos en unos objetivos estratégicos que, salpimentados de mapas y edificios humeantes en ruinas, en el fondo, ni nos iban ni nos venían. La población civil afectada se antojaba sacada del relato de ficción de las mil y una noches, donde su condición de víctimas colaterales del conflicto se confundía con la de figurantes en cualquier superproducción hollywoodiense de sobremesa. Hoy, en cambio (cuando todo esto pase, tendríamos que hacérnoslo mirar), la empatía y la mimesis generadas por la invasión rusa de Ucrania (europeos blancos como nosotros), nos impelen en pos de una solidaridad que moviliza la conciencia internacionalista del pueblo llano hasta reeditar, en la decisiva hora del compromiso, de tomar partido hasta mancharse, su más alto y claro ¡No a la guerra! “Tristes armas, si no son las palabras”. Marzo de 1942-marzo de 2022. 80 aniversario de la muerte de Miguel Hernández. La democracia de nuestro país, por la que dio la vida, rechazó la anulación de su condena. “Tristes hombres, si no mueren de amores”. El Gobierno de España envía armamento a Ucrania mientras la ciudadanía se organiza espontáneamente para mandar millones de medicamentos, alimentos y brazos abiertos. Y aunque Cáritas, por logística, reclamase sólo donativos económicos, el torrente desbordante de la gente de Jaén se plasma en convoyes con destino a Cracovia…
“Tristes guerras, si no es amor la empresa”. Semana de pasión del PSOE de Linares, que empieza hoy con el juicio de su pasado reciente, en la Audiencia Provincial, a quien fue durante dos décadas su regidor y secretario general, y concluye, este viernes, merced a una moción de censura, con su resurrección al frente de la alcaldía, futuro en ciernes, en la persona de Javier Perales, una versión actualizada del primer (insubordinable/inclasificable) Juan Fernández. El ex alcalde se sienta, desde este lunes y hasta el jueves, en el banquillo de los acusados como presunto autor de un delito continuado de malversación de caudales públicos. Entre junio de 2011 y noviembre de 2017, al margen de su sueldo como alcalde, Juan Fernández habría cobrado 1.700 euros mensuales de la cuenta del grupo municipal socialista. 59 pagos mensuales de 1.700 euros. Lo denuncian los suyos cuando han dejado de ser los suyos (expulsado del PSOE en agosto de 2018), hartos además de que criticase ferozmente en público a la entonces presidenta de la Junta y lideresa regional del partido, Susana Díaz, y a su alter ego jiennense, Paco Reyes.
En plena crisis económica por el estallido de la burbuja inmobiliaria, tras acordar la FEMP la reducción de salarios de los cargos electos locales, el PSOE traslada el obligado cumplimiento de esta recomendación a cada uno de los consistorios que gobierna. El 10 de junio de 2010, el pleno del Ayuntamiento de Linares aprueba una rebaja del 8 por ciento en las retribuciones del alcalde y un 7 por ciento en las del resto de asignaciones. Apariencia engañosa, sepulcro blanqueado. A resultas de ello, justo un año después, a saber: 1.700 euros mensuales para Fernández mediante talón al portador del grupo municipal. Es difícil creer, así, que del pago no supieran nada el resto del equipo, de Pilar Parra a Luis Moya o Dani Campos. Fernández siguió tensando la cuerda, creyéndose intocable, erre que erre, culpando airadamente a Susana del incumplimiento del plan ‘Linares Futuro’, descalificaciones gruesas del representante de un pueblo enfadado. Hasta aquí hemos llegado, sentenciaría el aparato. En la defenestración episódica de Juan Fernández saldría a la luz el cobro irregular de un monto acumulado de 100.000 euros en el transcurso de 6 años…
Viernes, 11, 12 horas. Pleno de moción de censura. La suma del PSOE de Perales, IU y CILU pondrían fin a 33 meses del gobierno del cambio, PP + Cs, que preside Raúl Caro-Accino, gerente en excedencia de la Cámara de Comercio. No hay riesgo de ‘tamayazo’, avanzan, confiados, los impulsores de la iniciativa, por más que la tensión se pueda cortar con cuchillo. Érik Domínguez, presidente del PP de Jaén, anunciaba en las últimas horas la petición a la autoridad judicial contencioso-administrativa de medidas cautelares que suspendan/aplacen la celebración de la sesión plenaria de marras, amparándose en la condena que privaba al concejal socialista Daniel Campos de ejercer el sufragio pasivo durante seis meses. La inhabilitación especial ya expiró, pero “resultaría cuanto menos extraño que una persona sin derecho al sufragio pasivo y que además lleva meses de baja, ahora asista a un pleno y firme una moción”, subrayaba el máximo dirigente provincial de los populares. La ‘extrañeza’ de Domínguez, que no supera la categoría de gesto desesperado, carente de fundamento jurídico, demuestra hasta qué punto apura hasta el último recurso a su alcance con tal de satisfacer el deseo de sus jefes de Sevilla. El casadismo habrá muerto; el gregarismo, nunca.