Juanma Moreno, entre olivares.
Me he topado, casi por casualidad, con un grupo de turistas norteamericanos en una pequeña aldea serrana. El guía, un lugareño con cierto aire impostado de divulgador científico, me confesaba que los visitantes vienen atraídos por el redescubrimiento de la vida pausada en los agrestes páramos de la España rural: immersive rural experience, immersive tourism in the slowness of rural, farm stay, agritourism o work on a farm experience. Tanta palabrería inglesa para definir el lento devenir de la Jaén más reconocible que no subsiste sin respiración asistida. La Jaén pueblerina de corrales y cocinas de leña. De pollas y ollas. De pollas en ollas. De gallinas y cacerolas. Cacerolas y protestas. Aquellas manifestaciones obreras de la Transición, que hacían sonar cacerolas, al grito de “¡Juan Carlos, Sofía, la olla está vacía!”. Y aún la más rotunda y categórica. Una polla como una olla. Rechazo enfático y despectivo. Bien es cierto que Jaén, las cosas como son, en contraste con esa inercia ruralista mortecina, engarza sueños urbanitas de progreso en la capital, inminente vanguardia defensiva antidrones, Cetedex, en nuestra reversionada condición de vigías de Occidente; en la Linares industrial resurrecta de los Meltio, Escribano, Santana Motors, Desay SV y Coronet; en la Mengíbar del parque científico-tecnológico de Geolit que sostiene irreductiblemente Diputación; y, por supuesto al Sur, porque el Sur industrialmente también existe en Jaén: en la Martos de Valeo, tiempo ha, y el sector del plástico; en la Alcalá La Real de Condepols, el Big Bags y el packaging sostenible; y en la Alcaudete, proveedora de piezas, metálicas y plásticas, para ferrocarriles y automoción, además de los muebles de Alvic y el más reciente milagro de La Bobadilla de la fibra óptica y las telecomunicaciones que abandera Insyte Solucione. Pero los guiris del encuentro fortuito a que me refiero, compatriotas del ensoberbecido virrey del mundo, Donald Trump, ante todo, buscan sumergirse en esa suerte de parsimoniosa cadencia del desdén de la que Jaén es paradigma, santo y seña, desde la más remota contemporaneidad. Se van a hartar.
El tranvía de Jaén, no les descubro nada, caso paradigmático de lentitud a estudiar, se erige en la gestación de un sistema de transporte público más calmosa y cachazuda de la que se tienen registros. El proyecto de Presupuestos de la Junta de Andalucía para el próximo año destina sobre el sufrido pendrive de Lina García y Erik Domínguez (predestinados a encabezar la candidatura del PP de Jaén en las próximas elecciones autonómicas, previstas en junio, aunque con posibilidades ciertas de que se celebren, a decir de la oposición, el 22 marzo, domingo antes de Ramos) 366 millones de euros de inversión en la provincia, 365 millones figuraban en el presupuesto anterior, que es el actual, por más que la ejecución real de las partidas sigan la tónica habitual, esto es, que si se ha invertido un tercio de lo consignado a final de año nos podemos dar con un canto en los dientes. Obras que se eternizan porque, en general, nunca se ponen en marcha en tiempo y forma. La construcción de la lavandería del hospital de la futura Ciudad Sanitaria, anexa al Neurotraumatológico, la primera materialización del complejo diseñado, al fin, se inició a mediados de este año, después de aparecer repetidamente, como si nada, como el que oye llover, en los presupuestos de los últimos ejercicios. El PSOE de Cádiz aseguraba, esta semana, que el PP, datos de finales de septiembre, solo ha ejecutado el 5,15%. Sus colegas de Jaén ofrecerán en las horas venideras una lectura similar sobre el grado de cumplimiento de lo presupuestado. El año pasado, a estas alturas, el PSOE situaba la ejecución de inversiones en la provincia en apenas el 29%. El Gobierno andaluz al cifrar la ejecución de sus cuentas 2024 en un 98,4% lo que nos estaba diciendo implícitamente era que se lo había gastado todo, aunque a la provincia de Jaén hubiera llegado apenas un tercio de lo que se programó invertir. Así de claro y meridiano. Y no se llamen a engaños, puesto que, a renglón seguido, en su línea, vendrán unos y otros a confrontar interpretaciones diametralmente opuestas. Nos toman por menores mentales en desamparo. Parece un milagro, muy pocas veces se da el caso, de estar en política desde fuera de los mecanismos del autoengaño.
Lenta y radiante va la novia. Jaén es una novia despechada a la que sisan la dote, normalmente a granel, y luego la dejan ante el altar compuesta y sin marido. Pero eso va a cambiar, aseveran desde Moncloa y San Telmo, sin solución de continuidad. Nada constatable, contrastable, demostrable. Solo cuestión de fe. Hay momentos frecuentísimos en el proceso de la investigación o la meditación, defendía el profesor Tierno Galván, en que el camino que se adopta no está definido por la percepción sistematizada de las probabilidades, sino por la pura intuición. Quienes piensen desde Jaén, siendo de Jaén, sintiéndose de Jaén, a partir de la más cercana remesa de promesas políticas, que los logros, en adelante, se concretarán deprisa, cumpliendo plazos, merecen cargar, honesta y objetivamente, con el sambenito de ingenuos e intuitivos. Pero, cuidado, que no se confíen del todo los vendedores de humo: los ingenuos e intuitivos, siempre admirables, se sobrealzan a veces ante las injusticias y las dificultades. Yo nunca olvidaré a Isabel Corral. La joven madre embarazada de Andújar, pasada de cuentas, hija de Alfredo, amigo de mi padre, el vaquero que repartía leche por medio pueblo, que murió junto a su bebé no nato camino de Jaén, cuarenta y tantos kilómetros infernales por la carretera de Lahiguera-Fuerte del Rey, principiando el verano de 1996, cuando Andújar y su comarca no disponían de hospital. El movimiento telúrico que sobresaltó a la clase política gobernante en Sevilla y la hizo reaccionar. El centro asistencial se inauguraría el 12 de mayo de 1.999. Las especialidades que desaparecen, hoy, los urgenciólogos saturados que se dan de baja, las inasumibles listas de espera que engrosan más de 11.000 historiales clínicos de carne y hueso. La transversalidad de los convocados, por miles, hace dos sábados, frente al hospital ‘Alto Guadalquivir’, debería hacer reflexionar a Juanma Moreno y sus conmilitones. Con la salud no se juega, oigan. El fiasco operativo del programa de detección precoz de cáncer de mama, de cérvix, de colon. El escándalo de las mamografías. La pasta que se está llevando la sanidad privada, merced a la concertación externa. La querencia clara, la proclividad malsana, de 7 años a esta parte, a barrer para casa. Son ellos mismos, entrando y saliendo, de un despacho a otro, como el exviceconsejero del ramo, Miguel Ángel Guzmán, hacia la Asisa que dejó previa e inmejorablemente concertada. Pólvora del rey, pólvora pública, pólvora ajena, pues. La política regional se ha convertido en un polvorín, en una caja de truenos, donde las intenciones gubernamentales de incentivar el negocio privado de la salud se vieron, de buenas a primeras, desnudadas, expuestas a la crítica descarnada de la sociedad civil, del pueblo llano y sencillo.
Llano y sencillo es el pueblo que se constituye en plataformas para rechazar las plantas de biogás y biometano en Jaén. Antes lo hicieron, sobre todo en Lopera, oponiéndose a los parques fotovoltaicos. Esta semana de Halloween ha enterrado provisionalmente el tempo de la hoja de ruta de los promotores de las plantas de biogás, mixtas en tanto que suman restos vegetales y animales, de Villanueva del Arzobispo y Mengíbar. Al alcalde villanovense, Jorge Martínez, tras visitar una instalación análoga en Casasbuenas, Toledo, los malos humos le echaron para atrás, al tiempo que el grupo municipal del PSOE mengibareño, partido de Gobierno, donde dijo digo, digo Diego, se desdice: “(…) exigiendo a la Junta la suspensión de autorizaciones para plantas de biometano”. Rectificación. Las iniciativas de energías renovables venían para descarbonizar, afrontando con determinación el problema ambiental de las orujeras y de los purines, pero lo que no se puede hacer es atraer hacia sí, sin ton ni son, al socaire de ayudas europeas y transmisión de derechos de CO2, un ingente tropel de peticiones de licencias municipales de instalación de macrogranjas porcinas. ¿Qué fue primero? ¿El remedio o la enfermedad? Pie en pared. Buscar una solución definitiva a la cuestionable actividad de las orujeras, el incierto futuro del aceite de oliva de orujo en la cadena alimentaria, gracias al biometano, exclusivamente obtenido mediante el procesamiento de alperujo, y a suficiente distancia de los cascos urbanos, así como una solución integral, definitiva, a la acumulación de los desechos de la actividad ganadera intensiva. Y no auspiciarlo, metiéndola cuasi doblada, principiando trámites administrativos sin la necesaria pedagogía preliminar. El Ayuntamiento de Alcalá La Real abre una consulta institucional y social sobre la planta de biometano prevista en La Aduana. El pleno consistorial de Jaén aprueba, por unanimidad, una moción de JM+ para ralentizar/aplazar la planta de biometano proyectada en Las Infantas y, por extensión, otra similar en la carretera de Fuerte del Rey. Viernes, 7, primera reunión de la coordinadora de plataformas contestatarias. Domingo, movilización en Andújar. Un fermento repentino que cuaja. Gentes pequeñas, firmes, tozudas, que se crecen por el impulso de envites grandes, graves. Numancia. Fuenteovejuna. Todos a una. David frente a Goliat. ¿Descarbonización? ¿Energías verdes? ¿Alianza andaluza por el biogás? ¡Y una polla como una olla!