FAMPA "Los Olivos" exige soluciones tras el cierre del CEIP Jesús María

Las familias denuncian el abandono de las infraestructuras educativas públicas y reclaman un plan urgente de mantenimiento en la provincia

 FAMPA "Los Olivos" exige soluciones tras el cierre del CEIP Jesús María

Foto: FAMPA Los Olivos

CEIP Jesús María

En plena semana de Halloween, muchas familias han sentido auténtico terror, pero no por disfraces ni calabazas. El cierre temporal del CEIP Jesús María de Jaén por graves desperfectos ha vuelto a poner sobre la mesa el deterioro que sufren las infraestructuras educativas públicas en la provincia.

Desde la Federación de AMPAs de la Escuela Pública de Jaén, FAMPA “Los Olivos”, han expresado su “indignación ante una situación que no puede volver a repetirse”. Según denuncian, “es inaceptable que la seguridad de nuestros hijos e hijas dependa de la suerte o de la resistencia de edificios con décadas —incluso más de un siglo— de antigüedad”.

La federación subraya que el caso del CEIP Jesús María “no es un hecho aislado, sino el reflejo de una falta de planificación y atención sistemática por parte de la Administración educativa”. En este sentido, recuerdan que “la Delegación Territorial de Desarrollo Educativo y Formación Profesional lleva años recibiendo avisos, escritos y solicitudes de actuación por parte de numerosas AMPAs sin que se materialicen soluciones”.



Entre los centros con reclamaciones pendientes desde hace años, FAMPA cita el CEIP Navas de Tolosa, de Jaén capital, “con deficiencias estructurales y patologías graves por asentamientos”, y el CEIP San Sebastián, de Higuera de Calatrava, “donde las condiciones requieren una intervención inmediata para garantizar la seguridad del alumnado”.

“No queremos más sustos”, advierten desde la federación. “Lo ocurrido en el CEIP Jesús María debe servir como alerta y punto de inflexión: las instituciones no pueden seguir actuando solo cuando el problema ya se ha convertido en emergencia”.

Por ello, FAMPA Los Olivos exige a la Junta de Andalucía una evaluación urgente y pública del estado de todos los centros educativos de la provincia, un plan de mantenimiento preventivo y transparente —con plazos, presupuesto y seguimiento— y la reparación inmediata de los colegios cuyas deficiencias “llevan años documentadas y denunciadas por las familias”. “No hablamos de caprichos ni de peticiones nuevas”, subrayan las familias. “Hablamos de seguridad, de responsabilidad y de respeto a la escuela pública”.

Desde la federación concluyen con un mensaje claro: “Las familias no deberíamos temer cada otoño que las lluvias o humedades conviertan las aulas en un nuevo episodio de susto o suspense. La educación pública no necesita más fantasmas de promesas incumplidas, sino hechos visibles y compromisos reales”.