Las personas con aptitudes complementarias al resto, las que, como todos, necesitan de motivación para poder llegar a desarrollarse; las que tienen capacidades diferentes merecen oportunidades por empresas y, sobre todo, necesitan ser tenidas en cuenta por la Administración para su desarrollo personal y también profesional.
La semana pasada en Villacarrillo la Asociación Juguetea inauguró sus instalaciones, cedidas por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía en el espacio de uno de los Colegios Públicos de la localidad, para poder contribuir a la integración real de los que tienen más dificultades porque, en muchos casos, tenemos reticencias a darles oportunidades en el futuro.
Los prejuicios se combaten con educación. Esta Asociación cuenta con personal cualificado para paliar, desde el Asociacionismo, las carencias de lo público. Y ahí está el problema. No en que la iniciativa privada de padres de niños con autismo, asperger y otras se unan para poder ayudar a sus hijos, sino a que los presupuestos de las Administraciones no se destinen convenientemente a donde más falta hace. No es un tema de cantidad, sino de calidad. No es mejor destinado un presupuesto de 6 millones de Euros que uno de cuatro a Sanidad y a Educación si no va el dinero directamente a los que más lo necesitan.
El voluntariado es otra característica de esta asociación. Maestros y personal cualificado también contribuyen con su tiempo y con una gran vocación, sin pedir nada a cambio, a luchar por la igualdad que se consigue con una integración efectiva.
No podemos dejar de hablar de ellos. No podemos olvidar a las personas que son también nuestro futuro. Y tenemos la obligación ciudadana de exigir a los que nos representan y a nuestras empresas punteras que colaboren para que las buenas intenciones y sueños de bonhomía se conviertan en realidad.