Mediodía en la provincia de Jaén

José Moral Jaenes

Eléctricas que pastorean gobiernos

La opinión de José Moral Jaenes


De entre los títulos grandilocuentes que nos gusta resuman nuestra opinión, el que más posibilidades tiene, a día de hoy, es “el gran apagón de nuestra vida”.

Motivos hay, pero seguramente un titular tan contundente se quede corto, porque la posibilidad de que se repita en un futuro más o menos lejano, lo que sucedió entre el pasado lunes y la madrugada del martes no es descabellada. Dieciséis horas de apagón en la provincia de Jaén, (por mucho que algunos medios de comunicación quieran reducirlo a la mitad) y seguimos sin saber ni conocer las causas.



Y lo peor es que las posibilidades que tenemos de evitarlo, el común de los mortales, son exactamente ninguna. Es más, ahora mismo, ni siquiera el gobierno tiene capacidad de intervenir para evitarlo, básicamente porque las compañías eléctricas de nuestro país y la propia Red Eléctrica Española, son compañías privadas. Y aunque el anuncio de ayer de Pedro Sánchez, con respecto a las eléctricas apunta en la buena dirección, mucho me temo que: “con la iglesia hemos topado, amigo Sancho”.

Durante todo el apagón, como tantos otros, no dejé de escuchar la radio y aunque comparto las llamadas a la prudencia hasta que no se conozcan las causas, no he escuchado a nadie ni tan siquiera sugerir que igual las empresas que operan y amasan fortunas con la electricidad pudieran tener algún tipo de responsabilidad en lo sucedido.

Y es que a la ciudadanía de a pie, pensar que igual ha sido la divina providencia, no nos acaba de convencer. Si tenemos la capacidad de interpretar (que esa es otra) un recibo de la luz, descubrimos que religiosamente pagamos distintos conceptos, cargos fijos e impuestos que supuestamente van destinados al mantenimiento de las infraestructuras eléctricas. De hecho conozco un caso reciente, en el que el simple cambio de potencia de 0,85 Kw a 5 Kw le ha supuesto al usuario una factura por parte de Endesa de más de 200 €.

Llama también la atención que las innumerables instalaciones fotovoltaicas que hay en el interior de las poblaciones de nuestro país, que podrían haber mitigado los efectos del corte, no puedan funcionar eventualmente de manera autónoma y tengan que estar necesariamente conectadas a la red. Una cuestión que es mas política que técnica. Y es que ya sabemos como va esto de los Consejos de Administración de las eléctricas y las puertas giratorias de los gobiernos.

Debemos exigir un debate a fondo sobre nuestro modelo de gestión de un bien insustituible como es la electricidad, y la participación futura del estado, como actor principal y no solo como invitado o posible beneficiario de otra puerta giratoria.