Delegados y delegadas, carné y currículo, correligionarios sin distinción, la Junta somos todos. Justo antes del inicio del curso escolar, sin despejarnos todavía del todo de la caraja de agosto, el Gobierno andaluz revelaba la identidad completa de la nómina de sus delegados territoriales en Jaén. En línea con su conocido y empalagoso compadreo, en su papel tradicional de papel timbrado del poder, unidad de destino en lo universal, el heraldo de la Jaén oficial, boletín oficioso, avanzaba nombres y fotos en la portada de su edición de papel del miércoles. La relación de delegados jiennenses es una alineación titular de fútbol: el delegado del Gobierno, que es el portero, el parapenaltis, “Ay, Jesús, Jesús”, Jesús Estrella -primera piedra y kilómetro 0 del morenobonillismo autóctono- y diez jugadores de campo, 4 mujeres y 6 hombres, paridad relativísima.
Entre los nombrados, otros tres renombrados, el delegado de Empleo, Curro Martínez, hijo del homónimo inspector de policía, sobrino carnal de Joaquín Sabina, tecnócrata que llegó al cargo de la mano de Ciudadanos, y que sigue, al igual que su consejera, Rocío Blanco. Asimismo, la cazorleña María José Lara continúa en Medio Ambiente como la villacarrillense Soledad Aranda en Agricultura. El baezano Javier Calvente, demoyista cabal, presidente de la comisión organizadora del convulso congreso provincial del PP de Jaén de 2017 -molesta piedrecita, por aquel entonces, a decir de Miguel Moreno y sus seguidores, en el patuco de Porcuna-, se rehabilita políticamente ahora al frente de la delegación de Hacienda, Economía, Industria, Energía y Fondos Europeos. El dirigente empresarial turístico del parque de Cazorla, Segura y Las Villas más combativo históricamente con el PSOE, José Ayala, frustrado presidente de la junta rectora del espacio natural -a beneficio de otro del PP, el alcalde sileño Javier Bermúdez-, admirador confeso de José Antonio Miranda -cuando el actual director económico del SAS gerenciaba la difunta Cámara de Comercio-, presidente de la patronal TurJaén, es promovido al cargo de delegado de Turismo, materia que lógicamente controla, aunque también se le adjuntan Cultura y Deporte, áreas donde ni mucho ni poco, ni para volverse loco. En la delegación de Educación, Fran Solano, ex alcalde de Arquillos, maestro de escuela como su antecesor, aunque éste con oposiciones aprobadas y plaza en un centro público, el CEIP de Vilches ‘Nuestra Sra. del Castillo’. Del resto de elegidos, 4, políticamente hablando, 3 son catalinos/capitalinos -Elena González, la extensión provinciana de la superconsejera de Salud, Lina García; Miguel Contreras, acostumbrado a hacer kilómetros desde la caída en desgracia de su mentor, José Enrique Fernández de Moya, deja la portavocía de Diputación por la delegación de Fomento, haciendo camino y carrera al cambiar; y Javier Carazo, “quien la sigue, la consigue”, “lo prometido es deuda”, logra la silla, Justicia, que fue a pedir a Sevilla-, y la otra, de Linares, Ángela Hidalgo, para Igualdad, parlamentaria andaluza de reciente cesantía, igual le da.
11 delegados de la Junta en Jaén de los que 7 son licenciados en Derecho. Pleitos al cielo, no obstante, ya verán, ni uno. Piedra, papel, tijera.