Quien a buen árbol se arrima

Manuel Ruiz

Voluntariado

El próximo día 5 de diciembre se celebra el Día Internacional de los Voluntarios, a instancias de Naciones Unidas desde 1986, para fomentar que todas...

El próximo día 5 de diciembre se celebra el Día Internacional de los Voluntarios, a instancias de Naciones Unidas desde 1986, para fomentar que todas aquellas personas que quieren realizar este tipo de actividad encuentren la forma y el lugar adecuado donde hacerlo.
El voluntariado es la manera moderna de referirse a una forma de actuar propia del ser humano, el altruismo, la acción desinteresada en beneficio de otras personas o del bien común en general. Por tanto no es de extrañar que, aún en el seno de una sociedad tan individualista y egocéntrica como la nuestra, haya numerosas personas que sientan la necesidad de poner en práctica esta actitud ante la vida que supone ayudar a los demás.
Es recurrente en mí mencionar que esta capacidad de ayuda mutua que ha dado lugar a comportamientos solidarios y a valores como la generosidad, la compasión o la empatía, forma parte de nuestros logros evolutivos como especie, que nos ha permitido salir adelante en las innumerables situaciones adversas a las que nos hemos enfrentado. Es la ayuda mutua no el egoísmo lo que nos permite vivir dignamente.
En España la actividad de voluntariado está regulada por la legislación estatal y autonómica y hay una tupida red de asociaciones y organizaciones en las que puede desempeñarse esta forma de ayudar en todos los ámbitos de necesidad de nuestra sociedad: promoviendo la cultura y la conservación del patrimonio, ayudando a colectivos marginados y discriminados, en crisis sociales y humanitarias, en situaciones de emergencia y protección civil, en relación a la conservación y sensibilización del medio ambiente, en cooperación internacional, etc.
Olvidarse un poco de uno mismo y hacer más en beneficio de los demás predispone a una gran cantidad de beneficios, a nivel individual por la satisfacción que produce, por la reducción del estrés, de la ansiedad o de la obsesión individualista, por dejar de poner tanto foco en nuestros problemas, por la activación de capacidades y valores que nos robustecen como seres humanos, mejorando nuestra salud psíquica y corporal. Y a nivel social, la actividad solidaria del voluntariado fortalece el tejido social, que necesita de abundantes canales de ayuda mutua para garantizar que realmente nadie queda atrás, más allá de las competencias sociales de cada Administración.
El tiempo que dedicamos a los demás, al bien común, es tiempo ganado a la vida porque nos llena más y nos proporciona la percepción de ser aliados de la propia vida, que se caracteriza por la unidad en la multiplicidad y por la cooperación, dos instrumentos primordiales en manos de la voluntaria o del voluntario.