Si el vídeo mató a la estrella de la radio a finales de los 70, la podredumbre alienante de las redes sociales en la era del software, que tiene su origen en los malditos algoritmos, amenaza con hacer añicos la credibilidad del sistema. Una puerta de atrás deliberadamente abierta a medias verdades, bulos, mentiras y fake news. El algoritmo recopila la mayor información posible sobre ti proporcionándote contenido que se adapta a tus preferencias para que permanezcas interconectado por más tiempo con quienes te manipulan desvergonzadamente. Algoritmos, en cualquier soporte tecnológico, para encasillarte, estereotiparte y dirigirte de por vida. Categorízame la vida entera, supervisor de mis pulsiones digitales, y dame siempre de 'mi' misma medicina. Multiplícate por cero en un maravilloso y reparador fundido a negro, déjate llevar y cierra los ojos. Convencidísimos, de antemano, abrazamos sólo la posverdad de consumo exclusivo y personalizado, la mentira emotiva que distorsiona la verdad primando las emociones y las creencias personales del consumidor frente a los datos objetivos para, de este modo, darte el gusto y reforzar las propias convicciones. Por eso, nadar contracorriente, hoy por hoy, ser revolucionarios a estas alturas de la involución tecnológica del género humano, parias del mundo, consistiría en transformar en ininteligibles, desconcertantes, nuestros movimientos en redes sociales para que, así, los manipuladores no nos manejen absolutamente a su antojo, tocándonos a cada clic la moral, los cojones, la cuenta bancaria y la papeleta electoral. Esa rebelión silenciosa y creciente contra la posverdad algorítmica acaba de dejar con dos palmos de narices al trumpismo en las elecciones legislativas norteamericanas. No dan crédito. “Puedes engañar a todas las personas alguna vez y a algunas personas todo el tiempo, pero no puedes engañar a todas las personas todo el tiempo”. Cita que ni pintada, atribuida a Abraham Lincoln.
En cualquier escenario sociopolítico sucede lo mismo. Cada día que sale el sol, los gabinetes desinformativos se conjuran para ello. Este viernes, pasada la Fiesta del Primer Aceite, que puso en el mapa oleícola por enésima vez la capitalidad de la ciudad de Jaén (hay incluso quienes, entre catas y chupitos, el domingo, se vinieron arriba llegando a reclamar para Jaén capital la sede permanente del evento provincial anual de los aceites verdes), el delegado del Gobierno andaluz, Jesús Estrella, formalizaba su primera visita institucional de la legislatura al Ayuntamiento capitalino. En el comunicado emitido posteriormente por la corresponsalía territorial de la Junta, verbigracia, se repasaban infinidad de proyectos, habidos (como las ayudas al mantenimiento del empleo) y por haber (sanitarias y educativas, mayormente), pero del tranvía, del agravio comparativo sangrante con otros tranvías de la región, caso del Bahía de Cádiz, Trambahía, que acaba de inaugurarse, y otras licitaciones, recientes y que no quedaron desiertas, ni una sola palabra, ni una sola línea. Lo que no interesa, no existe. Sin embargo, la realidad es que la intervención del alcalde, Julio Millán, estuvo precisamente centrada en el controvertido tira y afloja del tranvía. Estrella pretextó que las licitaciones que salieron a concurso para la reparación y reactivación del sistema tranviario quedaron desiertas por la desactualización de costes de materiales y Millán repuso que en otros casos las revisiones se hicieron sobre la marcha. Titular principal en la nota-resumen sobre el encuentro, difundida por el gabinete de alcaldía: El alcalde plantea al delegado del Gobierno la necesidad de impulsar infraestructuras clave para la capital como la puesta en marcha del tranvía y la reactivación de las obras del Conservatorio Superior de Música. El delegado del Gobierno andaluz, a propósito del Conservatorio, fuente propia, volvió a sacar a colación la socorrida excusa del "desmesurado incremento de los costes". Aquí cada uno lee lo que quiere leer y se aferra sólo a la versión algorítmica de los hechos que reafirma su parecer, que es la que amplifica. Patológicamente, incontestable. Éticamente, incalificable.
Frenesí de precampaña en la capital del Santo Reino. Acto de entrega de la medalla de oro de la ciudad de Jaén y título de hijo predilecto, a título póstumo, al ex alcalde Alfonso Sánchez Herrera. Perejil era, en esencia, ante todo, a decir de su hija Marta, en el discurso de agradecimiento, “Jaén, Jaén”. Ese ‘Jaén, Jaén’, ‘Somos Jaén, Jaén’, que se puso por montera Julio Millán en la novena del Condestable en el arranque de su carrera a la reelección. Las supuestas encuestas del PP y, en mayor medida, el algoritmo de la predestinación llevan desde la preferia situando, a ciencia cierta, en el despacho de alcaldía a partir del próximo mes de junio a un tal José Agustín González Romo, sevillano de nacimiento, actual director general de Consumo (de adulteración y consumo va, en efecto, esta vaina preelectoral), cuya vinculación a la ciudad se debe a su destino funcionarial en la Tesorería General de la Seguridad Social. Designio personalísimo de Juan Bravo, de cuando Juan Bravo representaba el presente y el futuro del PP de Jaén, antes de su rutilante promoción al staff de Génova 13, ahora que Juanele está a prudencial distancia, ojos que no ven, y el olvido es un corazón partidario que ya no siente, en términos de jaenerismo, la dirigencia cuestiona por lo bajini la idoneidad del candidato. Desde el advenimiento del municipalismo democrático en 1979, todo regidor capitalino fue nacido y criado en Jaén. De 'Jaén, Jaén', vamos. Emilio Arroyo, José María de la Torre, Alfonso Sánchez, Miguel Sánchez de Alcázar, Carmen Peñalver, José Enrique Fernández de Moya, Julio Millán... Todos, sin excepción, de 'Jaén, Jaén', aunque las tradiciones -incluso en un partido tradicionalista como el PP- estén para romperlas, para no cumplirlas. Como en Linares, otro supuesto apaño de Juan Bravo, fichaje comprometido, Raúl Caro-Accino, el ex alcalde de Ciudadanos, al que no quiere el aparato del PP ni en pintura.
Para Jaén ya nominó alcaldable Cs en la persona de un histórico, apoyado en bloque por la militancia local, Gabriel Soria, por más que el favoritismo del coordinador provincial, Miguel Moreno, y del secretario de Organización, Ángel Montoro, sin embargo, cuentan, se repartiera a priori entre la única concejal, María Orozco, y el asesor del grupo municipal Juan Sebastián Morales. La teniente de alcalde Orozco, tal y como está el patio naranja, aseguran, prefiere volverse al banco, salvo que Julio Millán, muy satisfecho con la gestión en Hacienda de su coaligada, la convenza para que forme parte de su nuevo equipo. De los 55 candidatos a alcaldías andaluzas que presentó Inés Arrimadas, el sábado, en Sevilla, solo 1 era jiennense: Gabriel Soria. El abrazo del oso del PP a Ciudadanos en Andalucía -Juan Marín, Rocío Ruiz, Marta Bosquet y el largo etcétera conocido-, que se tradujo en discretos trasvases de bajas y altas en la provincia, caso de la ex parlamentaria Mónica Moreno o el ex delegado Antonio Sutil, todavía podría deparar algún llamativo fichaje, rumor persistente desde el verano, como el de la incorporación del cesante diputado autonómico Enrique Moreno, de la plena confianza de Marín, ex portavoz de Agricultura, hijo del alcalde de Porcuna, como coordinador de OCAS (Oficinas Comarcales Agrarias). En el trecho del dicho al hecho, como intentó explicar el afectado en presencia de su padre a Erik Domínguez, en un reciente acto de Asolite en Ifeja, radica el conflicto de intereses en una familia fuertemente unida.
Francisco Sánchez del Pino se impone a Javier Ureña en las primarias de Podemos-Jaén, a expensas de confluencias posteriores con otras fuerzas de la izquierda, IU y adheridos, aún por ver y padecer. En la foto de ayer de los aspirantes ya confirmados en la provincia, apenas una docena. Siempre Jaén, Vox, Jaén Merece Más, celosos de su cachito, también se apresuran... Deprisa, deprisa… Las redes sociales, emulando a los mentideros de antaño, echan chispas. La exposición selectiva de contenidos dependiendo de a quién y cuándo, el precio y el producto, que eres tú y tu tiempo, la elogiosa publicación del candidato predilecto dependiendo del qué y el cómo. Y el malvado algoritmo, jugando siempre de parte (del mejor postor), dispuesto a sembrar de trumpismo, falsedad y distopía el camino hacia la renovación de nuestro querido Ayuntamiento.