Cruces de mayo en precampaña, calor de verano y carnaval de calle. Un Consejo de Gobierno extraordinario de la Junta, el viernes, principiaba el baile de máscaras. Quítatela tú para que me la ponga yo. Los ocho delegados provinciales del Gobierno del PP, tres delegados de Turismo de Cs, una viceconsejera y algún que otro director general, de una tacada, fueron cesados al formar parte, en puestos destacados, de las candidaturas electorales del 19-J. Ya saben, el paripé de los supuestos legales de inelegibilidad e incompatibilidad que no afectan por igual al jefe que al subordinado, como si Elías Bendodo o Jesús Aguirre no fueran tan candidatos del PP, mientras gobiernan y hacen uso del aparataje propagandístico, como María Isabel Lozano o Catalina García, por citar solo dos ejemplos de paralelismos adscritos a las mismas consejerías. En lo referido a Jaén, eran cambios cantados, desde luego: Maribel está llamada a engrosar el equipo de Toni Martín, fontanero mayor en San Fernando 39 de confirmarse el salto de Loles López al Consejo de Gobierno (Que Jesús Estrella asumiera interinamente el cargo, así las cosas, responde a un proceso de relevo programado hace más de un año); y Lina, ‘2’ al Parlamento, tirará de la campaña en la provincia habida cuenta la condición de superstar del cabeza de lista, el gran Juanele (De hecho, fue ella la encargada de dar la réplica, el sábado, al discurso torrecampeño de Pedro Sánchez).
“En estas elecciones puede haber gente que opte por conformarse con lo que ha tenido estos últimos cuatro años, pero en un mundo que cambia a gran velocidad, dejar Andalucía como está, dejarla en punto muerto, es condenarla al retroceso”. El presidente Sánchez Pérez-Castejón arropaba en el primer gran acto de precampaña al aspirante Juan Espadas. Puede revestirse del simbolismo que se quiera en pos de la reconquista de Andalucía, la Covadonga de Jaén o el Don Pelayo de Paco Reyes, pero lo cierto es que se ha convertido en un fijo en las carreras electorales del PSOE por la región que el mitin del líder supremo en esta provincia tenga lugar 5 o 6 semanas antes de la hora de la verdad, dando demoscópicamente por hecho que el granero de votos de Jaén sigue estando garantizado. Ante 2.500 fieles, 2.500 potenciales interventores y apoderados electorales, el cuarteto de oradores insistió en el mantra de la derecha rancia, del pacto inevitable PP-Vox, del desmantelamiento de la sanidad pública, del alejamiento de la idea de la Europa solidaria. A Juan Espadas le cuesta un mundo levantar pasiones, ni siquiera aludiendo a la efeméride del primer triunfo socialista en la Comunidad, 40 años atrás, 23 de mayo de 1982, ante un auditorio de correligionarios propenso a sublimar determinadas batallitas del ‘Cuéntame’ felipista-guerrista-cebolleta de aquel partido que “sacó a Andalucía de la indignidad” y la dejó irreconocible a ojos de la madre que la parió.
Inés Arrimadas, aferrada al único clavo ardiendo territorial que todavía conserva poder institucional sin haber pasado por la reválida de las urnas, Juan Marín, bendijo en Córdoba, en pleno ir y venir del mayo cordobés, a los primeros de la fila naranja-liberal en las ocho provincias andaluzas. Enrique Moreno Madueño, parlamentario saliente, portavoz en Agricultura y presidente de la comisión de investigación de la Faffe, arropado por la diezmadas huestes que comanda en la provincia su padre, lo hará por Jaén. La virtualidad de los 10.000 votos, o 15.000 en el más optimista de los cálculos, que le vendrían de perlas al PP para conseguir el cuarto o quinto escaño por la circunscripción jiennense. Miguel Moreno, en línea con el jefe Juan, defendió las listas de coalición hasta que la política de hechos consumados del socio de Gobierno le dejó desairado y sin argumentos. Ni dique de contención de la ultraderecha ni pollas en vinagre. “Válgame san Rafael, tener el agua tan cerca y no poderla beber”.
La suerte nominativa está echada. El quién es quién se percibe por su sino, con independencia del nombre que se le asigne. Parecidos razonables, verbigracia, la cara es el espejo del alma. A Juanma Moreno, después de engullir a Cs y de atrangantársele Vox, se le pone cara de Mañueco. A Macarena Olona, granadina injertada, nacida en Alicante e ilerdense por parte de padre, cara de vicepresidente, terminado en ‘e’, como ella misma remarcaría. La colaboración poselectoral entre PP y Vox no es una maledicencia ocurrente del oponente, un soniquete corrosivo sociata, sino una constante, sociológica y aritméticamente hablando, en todas las quinielas políticas, del futurible Ejecutivo de San Telmo al del Ayuntamiento de Jaén, o vaya usted a saber si al de la Diputación y al del Gobierno de la Nación. Los vínculos entre antiguos compañeros de partido permanecen inalterables: amigos, socios mercantiles, abogados y clientes, vecinos de urbanización y veraneo. Gobernar juntos, pues, será la consecuencia lógica de una comunión conservadora y tradicionalista pluscuamperfecta. La Andalucía del cambio. Y de la vuelta a la tortilla.
Posdata. Hoy tiene lugar en el Auditorio del Museo Picasso, bajo el auspicio de la CEA y Caixabank, la primera cumbre empresarial ‘Jaén vive en Málaga’. Abre Paco Reyes junto a su homólogo malagueño y a los presidentes de las dos patronales provinciales y de la CEA, y cierra Juan Bravo, flanqueado por los alcaldes de ambas capitales. Entremedias, tres mesas: una con dirigentes camerales (En Málaga solo hay una, grande y libre), otra para que compartan experiencias los dos rectores universitarios (La experiencia también puede ser un grado… de Medicina), y una tercera sobre visión empresarial con los máximos responsables de Vialterra, Jaencoop, Dcoop, Castillo de Canena y Puerto Seco de Antequera (El de Linares, ausente, por ahora, seco de presentes, solo se presiente).
Manuel Expósito
El ExpositorDe las Cruces al Santísimo
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Foto: EXTRA JAÉN
Espadas y Sánchez