Retomar la senda de progreso o sostenerse en el alambre. Avanzar o retroceder. ¿Por qué, unos y otros, solo hablan de retroceder en caso de derrota propia? ¿En qué se traduciría el retroceso en Andalucía si vuelven a ganar las derechas o, si por el contrario, lo hacen las izquierdas? ¿Es algo más que una inquietud personal por parte de los principales afectados? ¿Políticas más liberales y privatizadoras, menos tributos y más facilidades a la inversión privada, reconcentrada en los grandes polos de desarrollo? ¿El olvido, sistémico y enmascarado, de la Andalucía menos desarrollada? ¿El incremento del gasto público, a partir del crecimiento de la presión impositiva a la riqueza y el emprendimiento? ¿Qué es retroceder cuando tienes todas las de perder? Falta menos de un mes para las elecciones andaluzas y aquí, quien más, quien menos, da por inevitable una cierta merma en la mejor de sus expectativas y que el presentimiento, el malo, el perverso, sea finalmente cierto. Un sentimiento, el de ese miedo al fracaso que no se reconoce nunca en público, pese a que suela asomar gestualmente en forma de rictus-. El PSOE-A de Juan Espadas apela a la movilización de su gente, a su suelo histórico de 1 millón de votos, a los 400.000 votantes socialistas que se quedaron en casa en diciembre de 2018, los últimos comicios autonómicos del principio del fin de Susana Díaz, y a los 300.000 nuevos votantes que se estrenarán –de apetecerles- este 19-J (donde el populismo antisistema de Vox, no obstante, si nos fiamos de las entregas demoscópicas preelectorales, parece hallar mayor predicamento). En 2012, única derrota de la franquicia del puño y la rosa en unas elecciones regionales en Andalucía, el PSOE-A, en su coyuntura más crítica hasta entonces, con un millón y medio de sufragios, casi empata con un PP que apenas le superó en 42.000 papeletas y 1 punto porcentual. El PSOE-A, en efecto, es un partido de remontadas, gracias a una estructura organizativa capilar muy potente. Lo advertía Juanma Moreno en las últimas horas: “El PSOE-A es la maquinaria más poderosa que existe en España desde el punto de vista electoral, engrasada durante 40 años de socialismo, y va a poner todo para derrotarnos”. Épico.
Paco Reyes, encarnando el ‘Estilo Jaén’, patea las principales agrupaciones locales de su comandancia. Su soniquete resulta conocido para la claque veterana. Se trata de la teorema reyista de la baldosa: jugársela en una baldosa, la hipermovilización a partir de la implicación personal de todos y cada uno de los militantes en su entorno más cercano, familiar e inmediato. Dominarla en cortito, al pie. 6.500 afiliados al PSOE de Jaén es igual a 6.500 baldosas, de 30 x 30, de influjo, proximidad y confianza. Así fue como el PSOE solidificó su hegemonía en la provincia. Autonómicas de 2012. Respaldo regional al PSOE, 39,52 por ciento; en Jaén, 44,48%. Andaluzas de 2018. En la Comunidad, 27,95 por ciento; en la provincia, 35,4%. Y de 5 a 8 puntos de participación por encima de la media regional, en cualquiera de los casos. Es el plus de la baldosa, de la imbricación social, de un cuadro de mando en el ámbito rural que no da un voto por perdido ni en las peores circunstancias. Sin embargo, el tiempo pasa y la realidad paulatinamente cambia. La recuperación del apoyo al PP en las principales ciudades es una verdad sociológica incuestionable, al igual que la penetración del discurso simplón y demagógico de Vox en los sembrados de los pueblos más pequeños de Jaén: el de la escopeta y el perro, el de la cabra y el monte, el del toro y el aguardiente, aunque Olona no duerma dos noches seguidas en Salobreña. Ahí es precisamente donde la teoría reyista de la baldosa empieza, en parte, a agrietarse y resquebrajarse. Y siendo así, aprisa y corriendo, a pocas horas de los 15 días de campaña, ¿cómo se pueden pegar baldosas que se mueven?
Esa mayoría razonable, serena, constructiva y moderada, que hay en Andalucía, ese centro, liberal, ponderado, equilibrado, ese marketing bendodiano de la posmodernidad andaluza, ecléctica y desideologizada, agita con insistencia el estandarte propagandístico, que cala, de que uno de cada cuatro puestos de trabajo que se crea en España es andaluz. Juan Espadas contraataca, verbigracia, asegurando que, con el dinero que viene de Europa, Andalucía "tiene recursos y capacidad económica para reducir a la mitad el paro en la próxima legislatura". Más madera, en feria siempre habrá tómbolas, por más que no corran lo mismo la caravana de un presidente en ejercicio que la de un aspirante a serlo. Para que no le martiricen con que terminará dependiendo de Vox, Juanma Moreno asegura que no descarta la repetición electoral en caso de no disponer de mayoría suficiente. La culpa, en todo caso, será de los otros.
Sin moverse de su baldosa, Jaén Merece Más consiguió cerrar una candidatura plenamente identificada con el leitmotiv de su revuelta ciudadana. Otra cosa será, sin el auxilio del conjunto de las asociaciones otrora integrada en Levanta Jaén, trasladar el mensaje a todos los rincones. En la baldosa de la izquierda plural, los votos que recaben los anticapitalistas de Adelante Andalucía en Jaén, los echará en falta Mamen Barranco, de Por Andalucía, para revalidar el único escaño que la izquierda a la izquierda del PSOE obtuvo por esta circunscripción en 2018. Una cuarta baldosa en el suelo del PSOE jiennense, este 19-J, aceleraría el relevo de Víctor Torres en la alcaldía de Martos (¿Emilio Torres o Lourdes Martínez?), y el asalto del PP provincial a su techo de 2012, 5 parlamentarios, situaría a otro Bonilla (Manuel Santiago) en el grupo parlamentario popular, al tiempo que forzaría el cambio de portavoz en un Ayuntamiento de Jaén en el que la sombra del futurible José Agustín González Romo se achata o se alarga dependiendo del nivel diario de culto a la personalidad del líder territorial que cayó del cielo. Gloria a Juanele en las alturas…
Manuel Expósito
El ExpositorMensaje en una baldosa
Retomar la senda de progreso o sostenerse en el alambre. Avanzar o retroceder. ¿Por qué, unos y otros, solo hablan de retroceder en caso de derrota propia?
Foto: EXTRA JAÉN
Mensaje en una baldosa.