Hay pasiones que necesariamente tienen que condensarse en una sola semana, como la de Jesús en su calvario o la del PP, hecho un cristo, a resultas, asimismo, de un puñado de monedas, de una mesa de colaboradores plagada de judas y pusilánimes, y de la previsión cierta de martirio en la cruz, flanqueado por ladrones. Pablo Casado no está hoy más solo que ayer porque el casadismo, en el fondo, nunca fue otra cosa que una tercera vía ideada por quienes, de partida, se negaban a tomar partido en la dicotomía rajoyniana entre Soraya y Cospedal. Tal es su carencia de partidarios cabales en las más duras que cuando la directriz de urgencia de Génova 13 a los barones territoriales exigía estentóreas adhesiones públicas, el único que dio la cara sin ambages fue el presidente de Murcia, Fernando López Miras, afín a Casado merced a su vínculo de paisanaje con el denostado secretario general, Teodoro García Egea. De Jaén, apenas tuiteó en su defensa el diputado nacional Juan Diego Requena, ex presidente provincial (“Nuestro partido, nuestro presidente, nuestra historia y nuestro orgullo, no se merecen esta deslealtad tan grande. Se llame como se llame, sea quien sea. En nada beneficia y ¿en qué se beneficia?”), en tanto el parlamentario andaluz Francisco Palacios, otrora ‘2’ de JDR en San Clemente, en Facebook, aprovechaba este Pisuerga para ponerse del lado de Díaz Ayuso y, de paso, anunciar que abandonaría la formación si Casado y Egea siguen al frente (“Espero que Pablo Casado y Teodoro García se sientan satisfechos: le han hecho el trabajo sucio a la izquierda en Madrid para que puedan atacar a Ayuso. No sé si serán conscientes de que el daño se lo hacen al partido. El PP no se merece estos dirigentes. Hoy siento vergüenza de pertenecer al Partido Popular”). Entre la dirigencia jiennense del partido, no obstante, circula la maledicencia de que Paco Palacios trabaja con denuedo, desde hace meses, en la implantación de la marca electoral de Vox, de la Campiña a la Sierra Sur, con epicentro en Los Villares. El portavoz municipal, hasta ahora, del PP en Úbeda, Gerardo Ruiz del Moral, comoquiera que acaban de invitarle a irse por la puerta de atrás, se sincera también en Facebook: “Con total respeto a la dirección actual, tengo que confesar que existen muy pocas personas del PP que, de presentarse en un hipotético congreso nacional, me harían replantearme el voto a favor de Isabel Díaz Ayuso #yoconayuso”. Por el contrario, sagazmente discretos, los dos casadistas de primer domingo de adviento en el Santo Reino, Érik Domínguez y Cuqui Márquez, aguardan acontecimientos. ¿Qué sería del casadismo sin Casado en tierra donde jamás prendió su héjira?
El problema de Pablo, pues, no es tanto su caída del caballo en las elecciones de Castilla y León, donde personalmente puso toda la carne en el asador, como la torpe estratagema que esgrimió para domeñar la ambición descocada de Isabel Díaz Ayuso. ¿Supuesto amaño en la compra de mascarillas al trasunto del desconcierto generalizado en los albores de la emergencia sanitaria? El río revuelto del ‘Sálvese quien pueda’ en la primera gran compra, masiva y descontrolada, de mascarillas y equipos de protección individual por parte de todas y cada una de las administraciones públicas, del Estado al más pequeño de los ayuntamientos, dio lugar a infinidad de episodios de picaresca extrema, mayormente en grado de tentativa. Ofrecimientos pintorescos de los que pueden dar buena cuenta, sin ir más lejos, casi todos nuestros alcaldes y alcaldesas. Intermediarios sin experiencia en el sector pero que alardeaban de rápeles y contactos a tutiplén. ¿Qué político gobernante que se precie no tiene un hermano, un cuñado, una parienta, un propio, un fulano, que alguna vez intentó aprovechar, seguro, segurísimo de sí, su línea directa? El expediente informativo/disciplinario abierto a Díaz Ayuso, con espionaje o sin él, con MAR de fondo, mar de viento o mar en calma, se archiva en falso cuando el affaire definitivamente se le ha ido al aparato de las manos. El encuentro forzado entre los contendientes, el viernes, resultó “infructuoso”: Olvidar la investigación interna a cambio del silencio, incluso renunciando por escrito a rivalizar con el presidente en un próximo congreso. Ya ni siquiera la cabeza del Bautista contendría la sed de sangre, el relevo inmediato del nomber one. “Casado, fracasado”. Carrusel fin de semana, minuto y resultado, hacia un inevitable congreso extraordinario. Núñez Feijóo y Cayetana Álvarez de Toledo, aceite y agua, con mayor o menor explicitud, lo reclaman. Domingo. Misa de doce. Toda Génova tomada, de Alonso Martínez hasta Colón. Pablo Casado, a la deriva, convoca, esta mañana, a su comité de dirección. Confabulaciones y espías, chantajes, comisionistas e intermediarios. La derecha patria y sus mitos mal curados.