Hablemos de clásicos. No del #MadridvsBarça, que ahora no toca por el Mundial de Qatar. Tampoco del #EspañavsAlemania, por más que nos haya soliviantado la noche del domingo, entre pitos y flautas. Qatar por catar, catemos mejor los primeros aceites. El clásico de la semana entrante, agonía larga del Black Friday hasta Reyes Magos, tarjeta de descrédito tiritando, con las almazaras retomando actividad, es esa mescolanza tan nuestra, tan jaenera, tan aceitera, tan sui generis, que funde la festividad postrera de santa Catalina con la celebración de la 116 Sesión del Consejo Oleícola Internacional en Ifeja. Atrapados en el sindiós de una sequía extrema, consecuencia irrefutable de un cambio climático que consume, voraz, las reservas de nuestros depauperados pantanos; después de pasear sin abrigo por las noches del último fin de semana de noviembre, como si la temporada otoño-invierno, pasada de moda, sonara a anacronismo; principiando una campaña de recolección rácana en grado sumo, especialmente aquí, sede histórica del mayor productor del mundo. Matizando el liderazgo indiscutible de antaño, ahora frecuentamos socorridamente lo relativo para subrayar que somos "epicentro del sector oleícola mundial" o "principal productora mundial de aceite de oliva de calidad", aunque lo cierto es que en la campaña de molturación que acaba de empezar no pasaremos de 200.000 toneladas de producción, un 60 por ciento menos que la anterior y de la media del último lustro. Siempre nos cabrá el consuelo, mal de muchos, de que la producción oleícola 2022-2023, generalizadamente, cae: 1.700.000 toneladas, la europea, 25 por ciento a la baja; 780.000 Tm., la estatal, descenso de casi el 48 por ciento (la cosecha mas corta desde la campaña 2014/2015 cuando se produjeron 841.000 Tm.); 587.000 Tm., la andaluza, 49 por ciento menor que la precedente. En la producción mundial, importantes incrementos en Grecia (310.000 Tm.) y Turquía (300.000 Tm.), Túnez se aproximaría a las cifras de la campaña anterior (en torno a 250.000 toneladas), en contraste con la reducción de entre el 20 y 30 por por ciento en Italia (250.000/275.000 Tm.), 60 por ciento en Marruecos (60.000 Tm.) y Portugal, bajada productiva en torno al 40-60 por ciento (90.000/130.000 Tm.), aunque la cosecha será buena en olivares jóvenes, de nueva generación, de los que aún no han cumplido su tercera o cuarta cosecha, donde no falta el agua. En la vecina provincia de Córdoba, el crecimiento exponencial de las nuevas plantaciones de olivar en seto y copa a la vera del Guadalquivir, eleva la producción prevista esta campaña hasta las 158.000 Tm. A este paso, en breve, no es broma, nos pillarán. La olivicultura 2.0, intensiva y superintensiva, representa en el mundo el 30 por ciento mientras en Jaén no alcanza aún una quinta parte del total. En el olivar jiennense, 592.848 hectáreas, más del 80 por ciento es cultivo tradicional, con una extensa campiña de secano, que esta campaña no producirá casi nada, pero nuestra variedad preponderante, la picual, esencia de refinados y perdurabilidad, se resiste, leñosa y obcecadamente, a su introducción experimental en el seto, patrimonio fértil de arbequinas y arbosanas. Nuestro santo y seña, nuestro bien más preciado, picualísima serenata, pues, se pasa soberamente por sus dos o tres patas toda la ciencia infusa del olivar moderno. Al menos, por el momento. Toquemos madera.
El cónclave del COI en Jaén analizará las
variables coyunturales. La menguada cosecha en contraste con el alza del precio
de los suministros. En la campaña 2022/2023 las disponibilidades de aceite de
oliva para España se situarán en torno a 1.400.000 Tm.: stock de enlace,
450.000 Tm; producción, 780.000 Tm.; importaciones, 175.000 Tm. Para finalizar
la campaña el 30 de septiembre de 2023 con un enlace aproximado de 228.000 Tm.,
el ritmo de comercialización mensual tiene que bajar a una media de 100.000
Tm., descenso del 28 por ciento. Sistema POOLred Jaén, precios medios
actualizados por kilo: virgen extra, 4,919€; virgen, 4,620€; lampante, 4,453€.
Pongo oído, oído al parche, al gurú Antonio Luque, DCOOP: “Los precios no se
dispararán por la contención del consumo, manteniéndose entre 4 y 5 euros. La
caída no va a llevar a que en los lineales de los supermercados falte aceite.
Para evitar la especulación entre los distribuidores, en lugar de comprar todo
el año que lo hagan cada dos meses. En España no está cayendo el consumo de
aceite de oliva a pesar de la subida de precios”. En el mes de octubre,
primer mes de la campaña oleícola 2022/2023 las empresas de Anierac, asociación
nacional de industriales envasadores y refinadores de aceites comestibles,
pusieron en el mercado 59,1 millones de litros de aceite envasado, de los que
29,54 millones se corresponden con aceite de oliva en cualesquiera de sus
categorías, 1,55 millones de litros de aceite de orujo y 28 millones de aceites
vegetales... Unos 30 millones de litros de aceite de aceituna frente a 28
millones de otras grasas vegetales. El negocio no entiende de sentimentalismos.
Más de 200 miembros y observadores del COI en Jaén, provenientes de 20 países productores, entre sesiones plenarias, consultivas, oleoturísticas y gastronómicas, de lunes a jueves (1º de diciembre, colofón con la conmemoración del Día Mundial del Olivo), han ido arribando a la capital del Santo Reino durante el domingo más costumbrista que la ciudad de Jaén pudiera ofrecer a sus visitantes: el de la romería de santa Catalina, lina, lina, Mario Solinas... Arrecirse por santa Catalina era un clásico en Jaén para cualquier jaenero/jaenera que se preciara, pastira o chirri: subiendo al cerro, guitarra y vítores, chasquido de dedos al son de un bolero, de Jaén, mire usted, sin incienso ni sordina, envueltos en olor a sardina y, esta vez, por qué no, a los premios del COI 'Mario Solinas'. Jaén estira la rima por santa Catalina, aceitunas machacás, arroz caldoso y sardinas, muchas sardinas. A sólo seis meses de las elecciones municipales, también tocaba exhibirse, mostrarse en pandilla, hacerse unos selfies, titulares, suplentes y pretendientes. Y recrearse en la suerte del clásico. ¡Aaah del castillo! Sardinas, Solinas y santa Catalina.