El Expositor: El peso de la Historia

Crónica política de la semana de Manuel Expósito Moreno

 El Expositor: El peso de la Historia

El peso de la Historia.

La aparente imperturbabilidad en los procesos de la vida cotidiana nos hace estúpidamente felices. Nos reconforta, nos amodorra, nos apacigua. Es como si Dios, todopoderoso y misericordioso, estuviera siempre ahí arriba, controlando nuestros gozos y lamentos, para que se repitan hasta la eternidad conforme a su palabra. Véase, sin ir más lejos, tranquilizando conciencias apocadas, este maravilloso, por prototípico, fin de semana de aceituna: el frío invernal, el azul del cielo, el jefe sobre el tractor, los braceros, tirando del mantón, a ras de suelo… Cada cosa, en su sitio; y todas, en su conjunto y de una en una, como el supremo hacedor (añádanse, al gusto, mayúsculas) manda. La dinámica abnegada del tajo, la organización de la cuadrilla perfectamente engrasada, la recepción alineada de remolques en los molinos entre las 4 y las 6 de la tarde, la ligera caída del volumen, el leve incremento del rendimiento graso, el kilo de aove en origen a menos de 5 euros, los lampantes a menos de 4… No sé de qué se sorprenden esnobistas, reformadores y manipuladores de la moral clásica cuando se reedita fielmente la tradición y las cosas caen por su propio peso, igual que la aceituna en estos estertores de noviembre, por sí solas, casi sin intervención externa. Por su propio peso Trump propone una paz en Ucrania a la medida de Putin. Por su propio peso el Tribunal Supremo condena al fiscal general del Estado. Por su propio peso la corrupción en el presunto amaño de contratos hace caer los corralitos de poder político que detentaron despóticamente Santos Cerdán y Javier Aureliano García.

Por su propio peso cayó el gerente del área sanitaria Nordeste de Jaén, Jesús de la Paz, del que dependían tres hospitales -Úbeda, La Puerta de Segura y Cazorla- y casi 3.000 empleados públicos. El marrón del cierre inopinado del centro de salud cazorleño centró la sesión de control de la comisión de Sanidad, Emergencias y Presidencia, la pasada semana, que torearon al alimón Antonio Sanz y Erik Domínguez, presidente del órgano. Al concluir la misma, De la Paz estaba ya sentenciado. Enfermero, ex concejal, cubrió como pudo en el cargo 6 años de estajanovismo militante. Madrugaba como el que más, haciendo de la necesidad virtud y terminó, manojo de nervios, extenuado, enfrentado a su propio sindicato, Satse, al anular, in extremis, sin acuerdo, reducciones y permisos previamente formalizados. El PP de Sanz y Moreno Bonilla cree que la crisis del sistema público de salud se atenúa con ceses, cabezas de turco, chivos expiatorios. El súper-consejero se multiplica en fin de semana. Córdoba. “Refuerzo histórico: incorporación de 469 profesionales”, proclama. Viernes tarde, reunión, en Jaén, con el alcalde de Cazorla. “Cazorla contará con un nuevo centro de salud en el casco urbano del municipio”. Sábado, aún jaeneando, sonreía a diestro y siniestro, arropado por su inseparable Erik; la delegada del ramo, y secretaria general, Elena González; y el delegado del Gobierno, Jesús Estrella, presidiendo un congreso de diabetes. Se perdió, eso sí, a regañadientes, la novillada de promoción de Canal Sur en Villaluenga del Rosario, Cádiz. Más cornás da el hambre. Demoscópicamente, esto es, Vox.



Por su propio peso caen ahora en la cuenta los ayuntamientos afectados por las iniciativas de plantas de biogás/biometano de que la Junta de Andalucía, tras formular meticulosamente (como recuerda el consejero de Industria, Energía y Minas, Jorge Paradela) la preceptiva autorización ambiental integrada, no tiene por qué poner más puertas a un campo que competencialmente, tramitación extraordinaria (instrucción autonómica del pasado mes de abril) que exige la redacción de planes específicos de actuación en suelo rústico por parte de los promotores, corresponde a las administraciones locales a la hora de otorgar finalmente licencias urbanísticas y de actividad. Las cautelas/cauciones respecto a las características de los proyectos industriales presentados, así como su distancia del casco urbano, deben ajustarse a la normativa vigente en cada municipio. Y así, indistintamente, Gobierno andaluz y ayuntamientos afectados podrían anular automáticamente los plácets concedidos a las productoras gasísticas, en caso de incumplimiento de las limitaciones establecidas. En términos ambientales y de ordenación territorial, en lo concerniente a la Junta; de planeamiento urbanístico y actividades industriales calificadas, en el ámbito consistorial. Una y otros, dada la preocupación vecinal creciente, tendrían que extremar la observancia de los permisos mediante controles estrictos e inspecciones frecuentes. ¿Prohibir lo previamente aceptado por los servicios técnicos de varios de estos ayuntamientos? ¿Descartar esta alternativa de descarbonización para el tratamiento futuro de los residuos de la actividad oleícola y ganadera, alperujo y estiércol? ¿Inseguridad jurídica para altas inversiones programadas que cuentan con incentivos regionales y autonómicos?

20-N. Por su propio peso se infiere que, 50 años más tarde, el franquismo sociológico, atado y bien atado, está más vivo que nunca porque nadie se propuso seriamente, hace medio siglo, enterrarlo como Dios manda. Inhumado, exhumado, inhumado nuevamente, exhumado cada 20 de noviembre… Enterrado y mal enterrado. La Falange regresa a la calle con flechas y antorchas, y Vox no conoce aún su techo. Dichos, hechos, recechos y desechos. El fascismo acecha, advierten las izquierdas. “Tiro en la nuca”, brazo en alto, vociferantes, cubiertos sus rostros con pasamontañas, prometen al presidente. “Detritus de la patria”, escribe Paco Cerdà, en ‘Presentes’, a propósito del héroe anónimo. Fosas en cunetas. Rojos muertos. Abono y huerto. Caídos por Dios, por España, y por su propio peso. ¿Volverán banderas victoriosas?