Cuando se acerca la campaña de la recogida, el tema más socorrido en Jaén es el de hablar sobre nuestro aceite de oliva. En mi caso aprovecho la ocasión para exponer algunas de las incongruencias y contradicciones que creo se cometen en la promoción de nuestro principal producto alimenticio y quizás de toda la Humanidad.
Estamos todos de acuerdo que la asignatura pendiente de nuestros olivareros es la comercialización, porque producción nos sobra. Pero, sin embargo, casi todas las medidas tomadas hasta ahora para apoyar la venta del nuestro oro verde son para mí perjudiciales. Y me explico.
Por ejemplo, solemos tener excedentes de aceite de oliva, pero apoyamos y exigimos a la Unión Europea ayudas y subvenciones a la producción, y no a la puesta en el mercado de nuestras botellas.
Otro error para mí es promocionar sólo el zumo de mayor calidad de la aceituna, el virgen extra, porque supone despreciar el resto de la producción, que es la mayoría y suma muchos millones de toneladas en Jaén. Además, ello fomenta el fraude, porque no puede haber tanto virgen extra, por lo que se crea desconfianza en el consumidor y así se deprecia nuestra grasa vegetal. Creo que habría que vender los beneficios del aceite de oliva en general y trabajar así por revalorizar toda su producción.
Las campañas institucionales de promoción parecen diseñadas por nuestros enemigos. Tenemos una marca reconocida en muchísimos sitios fuera de nuestras fronteras, que es 'Aceite de Jaén', a secas, y nos empeñamos en inventarnos sinónimos y siglas que no conoce nadie y que crean una tremenda confusión entre los consumidores, como lo de 'Aove', que suena a cualquier cosa menos a un alimento.
Está claro también que la unión hace la fuerza, pero desde hace unos años nos empeñamos en crear cada vez más denominaciones de origen de nuestro oro verde, que están muy bien para distinguirlas entre nosotros, pero que fuera lo que ocasiona también es más confusión y extrañeza al leer los consumidores en las etiquetas de los envases los nombres de nuestras comarcas, que son muchísimo más desconocidas que nuestro 'Aceite de Jaén', a secas.
Lo mismo estos comentarios son calificados como ofensivos por la línea oficialista aceitunera, pero surgen de la experiencia de alguien que, cuando ha pronunciado por ahí palabras como 'Aove', me han puesto unas tremendas caras de asombro e incluso me han preguntado si me refería a una nueva marca de móviles o de coches. Pero, que cuando me he identificado como de Jaén, a secas, al segundo me han respondido todos al unísono: "¡Qué buen aceite tenéis en vuestra tierra!"….. Pues eso.