Mediodía en la provincia de Jaén

Ana Cortecero

Broncano y el olivar

La opinión de Ana Cortecero


Lo ha recordado el cómico y presentador David Broncano hace unos días en Andújar,
como pregonero de la Fiesta del Primer Aceite de Jaén: ser de Jaén significa
emocionarse ante el paisaje del olivar cuando regresamos de un viaje y cruzamos
Despeñaperros; y, también, sentir un fuerte compromiso individual por defender y
promocionar el aceite de nuestra tierra.

Es verdad, el olivar jiennense deja una huella indeleble en nuestra memoria, las aceitunas
en un plato son para muchos de nosotros la tapa por excelencia y el aceite de oliva corre
por nuestras venas. Por eso, nunca olvidaré lo orgullosa que me sentí cuando, hace ya
mucho tiempo, la madre alemana de una amiga que visitó mi pueblo dijo que los olivares
le habían impresionado porque parecían plantas de un jardín gigantesco, perfectamente
alineadas, podadas, cultivadas y mimadas con esmero.



La imagen es ciertamente muy hermosa, siempre que recordemos que nuestros 70
millones de olivos no son árboles de un jardín puramente decorativo, sino fruto del
“trabajo y el sudor” de miles de agricultores, el sustento de muchas familias y el principal
motor de nuestra economía. Una economía voluble -como cualquier economía agrariaque,
no obstante, este año generará en nuestra provincia casi 4 millones de jornales en
la recolección. Una cosecha siempre pendiente de las inclemencias del clima ¿Quién no
ha escuchado alguna vez “como no llueva, esto es una ruina”?

Porque el mundo rural -ya lo sabemos- siempre ha vivido mirando al cielo, esperando las
lluvias oportunas y temiendo la pertinaz sequía. Esas eternas preocupaciones han sido el
pan nuestro de cada día. Pero, ahora, se han añadido nuevas variables que generan
todavía más incertidumbre en la economía familiar: ¿quién recogerá mi cosecha?, ¿se
venderá a buen precio?, o ¿cuánto pagarán de la subvención de la PAC? Piensen un
momento estas preguntas y luego respondan si necesitamos o no a los migrantes, si es
importante lograr una producción oleícola de calidad y si nos podemos permitir
despreciar a la Unión Europea.