Mediodía en la provincia de Jaén

José Luis Urgel

La generación de cristal

La opinión de José Luis Urgel


Desde hace prácticamente dos semanas tengo Instagram lleno de historias y
publicaciones que comparten amigos que no han dudado en hacerse 300, 400, 500
o los kilómetros que hagan falta para echar una mano en Valencia. Porque allí,
según cuentan, ninguna mano sobra, sino todo lo contrario, hacen falta más manos.
Son chavales de 20, 25 o 30 años que han dejado de ir a sus clases de la
universidad, cuando los parciales asoman, o han renunciado a sus fines de semana
después de una larga semana de trabajo.

Cuando me meto en insta, las ubicaciones más habituales de las historias y reels
son Benetússer, Catarroja o Paiporta. Algunas calles parece que empiezan a ver la
luz. El trabajo incansable de los voluntarios retirando lodo y barro da resultado
porque es posible caminar, pero sólo por algunas calles porque, según se ve,
todavía queda mucho por limpiar y muchos coches por retirar.



Javi es un chaval al que sigo y no tuvo reparos en poner su número móvil en
Instagram para que quienes pudieran y quisieran le hiciera un Bizum. En cuanto lo
vi, no dudé. Mis 50 euros no hacían mucho, pero 50, 20 o 10 euros de muchas
personas tal vez sí sirviesen de mucho. Total, que Javi ha terminado recaudando
4.000 euros con los que se fue a varios bazares y supermercados para llenar un de
comida, bombas de agua, palas y botas un furgón que alquiló para irse con otros
amigos.

Pero hay muchos Javis. Este fin de semana un buen puñado de jóvenes de aquí, de
Jaén, de los grupos de Effetá, también se fueron para allá. Con monos marrones,
aunque se intuye que cuando los compraron eran blancos, con escobas y palas en
mano han estado dos días retirando agua, lodo y barro en una zona completamente
devastada por las riadas.

Aunque han pasado dos semanas, la ayuda parece, al menos por ahora, que no
cesa. En Úbeda, por ejemplo, los jóvenes de la Hermandad del Prendimiento están
organizándose para viajar este sábado hasta Algemesí. Van a entregar los 19 palés
con cajas de ropa, alimentos no perecederos, medicamentos, agua, palas y cubos
que han recogido durante estos 15 días. Estos jóvenes estarán hasta el domingo.
Jóvenes solidarios que ya sea desde la zona cero o desde nuestra provincia tratan
de colaborar. Como los de la Universidad de Jaén que durante días han recogido
productos para los afectados. También se han movilizado los jóvenes de la Diócesis
de Jaén que el miércoles pasado durante el Face to Face recogieron bienes y
materiales para enviar a Valencia.

Los jóvenes una vez más hemos dado una lección. Y lo hemos hecho después de
ser etiquetados como “la generación de cristal”. Lo hemos hecho después de que
nos digan que lo que necesitemos es “una buena mili”. Lo hemos hecho después de
que nos resten credibilidad porque no hemos vivido una guerra. Reproches y
comentarios como que somos débiles o que no estamos suficientemente
preparados para afrontar situaciones adversas. Y todo porque ahora, los jóvenes, no
tenemos vergüenza en hablar sobre lo que nos perturba y que algunos para hacerle
frente necesitan ir al psicólogo.

Tal vez sea precisamente por esto, porque no tenemos reparo en reconocer
nuestras fortalezas y nuestras debilidades por igual, ahora, ante la mayor catástrofe
que ha sufrido nuestro país, estamos jugando un papel destacado colaborando en
las tareas de ayuda a los afectados desde la zona cero del horror.