Mediodía en la provincia de Jaén

María del Carmen Peral López

El abandono de la provincia de Jaén es un clamor social

Opinión de María del Carmen Peral López

Hace unos meses comenté, en este medio, la tremenda decepción de la ciudadanía por el abandono de nuestra provincia ante el aumento de plazas disponibles para viajar por ferrocarril para Andalucía, que nos excluía como si Jaén hubiese desaparecido del mapa.

También me hacía eco de las lamentaciones de los que frecuentan el destino Andújar-Jaén por carretera, por esa A-311 que, los gestores del mismo signo político, han cambiado de proponer una autovía, que conectara Jaén con Córdoba a través de Andújar, a un arreglo de poco más de 6 ó 7 kilómetros, con suma y sigue de accidentes, algunos desgraciadamente con resultado muerte. Ni siquiera con este motivo ha habido la mínima intención de cambiar de planes.

Ahora que prácticamente iniciamos la campaña de la Declaración de la Renta, con qué ánimo la ciudadanía va a querer contribuir con sus impuestos a una mejora de los servicios públicos, entre ellos las vías de transporte, si el abandono de la provincia de Jaén es tan evidente. Ya no hablamos de carreteras secundarias o de las que unen las poblaciones más importantes de la provincia con la capital, sino de la principal carretera de la provincia. La autovía que nos une con Madrid y el resto del país, así como con gran parte de las provincias andaluzas, a su paso por la provincia de Jaén y Córdoba no tiene un mínimo mantenimiento. La A-4 está en tan pésimo estado, llena de badenes y baches de 4 ó 5 centímetros, que parece tercermundista, teniendo como consecuencia desde accidentes a ruedas reventadas, tan sólo con recientes parcheos que de poco sirven.



La solución a esta situación ha sido reclamada esta semana por la Consejera de Fomento, denunciada por el Club Europeo de Automovilistas y los transportistas e ingenieros exigen una gran intervención en la A4 basada no solo actuaciones puntuales.

Qué está pasando en la provincia de Jaén que no sólo no se avanza, sino que se retrocede. Quizás, o sin “quizás”, los políticos de nuestra provincia viven de espaldas al “clamor social” ante los desequilibrios de nuestra tierra.